Terrícolas y Extraterrestres
Las condiciones en que uno investiga el fenómeno extraterrestre me ha obligado a hacer una clasificación de todos los humanoides que nos rodean, gran parte de los cuales no residen en el espacio exterior, sino aquí mismo en nuestro propio planeta. Esto nos sugiere que debemos ser muy cautos cuando consideramos que estamos ante extraterrestres, pues pudiera suceder que, aunque muy extraño, no sean sino verdaderos terrícolas, sin que por ello sean habitantes de la superficie de la Tierra, como nosotros.
CLASIFICACION DE LOS HUMANOIDES
En mi libro “Criaturas del Cosmos (aún inédito) hago una clasificación de los humanoides en terrestres y extraterrestres. Los extraterrestres son, por supuesto, los humanoides del espacio exterior y, también, aquellos otros entes inteligentes que no tienen forma humana.
Los terrestres los coloco en tres categorías, a saber: Atmosterrestre o habitante de la atmósfera; los mariterrestres, verdaderos anfibios con algunas características pisciformes; y los intraterrestres, aquellos que viven en las grandes concavidades de la costa terrestre y entre los cuales, a juzgar por los documentos antiguos y modernos que he estudiado, hay varias razas.
CARCAJADA
Ya sé que muchas personas reirán a carcajadas cuando lean estas líneas, en que yo les hablo de humanoides que viven en la atmósfera. ¿Y cómo habrían de vivir allí? ¿Flotarían en el aire?
A los que se nieguen obstinadamente a prestar atención a la existencia de estos seres, yo los invito a leer desapasionadamente los libros de Carlos Fort. Contienen una documentación extraordinaria y sumamente convincente de la existencia de estos seres.
Encontrarán en ello los testimonios verídicos de multitud de cosas que caen de la atmósfera arribando a la superficie de nuestro Globo, algunas de las cuales son ¡obras de arte!
Antes de que el hombre hubiera logrado salir al espacio exterior, muchos creyeron que la Tierra probablemente tenía forma de pera, y que de su parte encorvada caían tales cosas. Esta hipótesis quedó invalidada cuando el hombre por primera vez vio a la Tierra desde el espacio exterior, y comprobó que es un esferoide. Se han nombrado comisiones, integradas por hombres muy competentes, de mucho saber y sensatez, para que juzgaran estos fenómenos, y ellas no han podido menos que reconocer el hecho resaltante de que nos caían de la atmósfera todas esas cosas, y de que no pocas de ellas revelaban el trabajo de seres inteligentes.
Esto en cuanto a los atmosterrestres. ¿Y los mariterrestres?
LOS MARITERRESTRES
Los mariterrestres tienen una larga historia, que surge desde las leyendas más antiguas, pasando por Sumeria y Babilonia, hasta nuestros días, en que se ha observado la existencia de estos seres anfibios, humanoides por su apariencia, en los arrecifes, encontrándoselos algunas veces, con gran sorpresa, en sótanos poco frecuentados de algunas mansiones ribereñas.
¿No han oído ustedes hablar del esqueleto de un supuesto extraterrestre que está en posesión del parapsicólogo Francisco Ramón de Aguilar, en Panamá? Pues bien, por todos los detalles que conozco al respecto, se trata de un mariterrestre, encontrado precisamente a orillas del mar, a donde fue llevado por el oleaje.
UN “ENTIERRO” SENSACIONAL
Una mujer de la ciudad sentía ruidos debajo de la tierra, cerca de su dormitorio, durante la noche. Pensó así que se trataba de un “entierro” (es decir, monedas de oro enterradas) y llamó a aquellos hombres para ver si con su concurso lograban sacar el tesoro que se suponía estaba allí, debajo del sitio donde se sentían los ruidos.
En horas de la noche hicieron una excavación en el sitio, abriendo un boquete, ¡y cuál no sería su sorpresa cuando vieron pasar por debajo de dicho boquete unos negritos que cargaban algo! Inmediatamente, y en mucho secreto para que no se enteraran las autoridades, taparon el hueco abierto, y las cosas quedaron como antes estaban.
En este caso se trataba de negritos, pero ya he dicho que varias razas habitan el interior de la costra terrestre.
COMENTARIOS
Recuerden ahora mi clasificación de los humanoides. No nos incluimos nosotros en esta clasificación porque somos humanos y no humanoides, y además poblamos la superficie del Planeta. Atmosterrestres, habitantes de la atmósfera; mariterrestres, humanoides anfibios; e intraterrestres, los que habitan las concavidades de la costra terrestre, de un espesor medio de 50 kilómetros.
Es de notar que los atmosterrestres probablemente residen en plataformas aéreas, que, vibrando a frecuencias fuera del espectro visible del hombre, pasan inadvertidas ante nosotros cuando ocasionalmente surcamos la atmósfera superior.
Escrito por Francisco Aniceto Lugo y publicado por la revista venezolana Cábala (número 66), el 5 de Noviembre de 1.981, en sus páginas 50 a 51 de la Sección Tribuna Extraterrestre.