EL PANTEÓN DE NUESTRA HUMANIDAD

21.08.2020 09:05

EL PANTEÓN DE NUESTRA HUMANIDAD

 

«El Espacio Infinito es como Dios: No se crea ni se destruye, siendo intangible. Está en la partícula, el mineral, el vegetal, el animal, el hombre, el extraterrestre, la materia, la onda, la energía, el fantasma y el astro…».

«Cuando la Imaginación es Plena («la Imaginación-Total») se hace real y se conceptualiza como El Cosmos o Dios. La Imaginación Total se concibe como Ilimitada (Incondicional), como El Reino (la que gobierna), o sea, como EL GENIO QUE ES, se vuelve tan natural que se diluye para «Ser» Espacio. En otras palabras, Naturaleza, Imaginación, Espacio, Ser o Dios son lo mismo».

«¿”Creemos” que la “Deidad” es quien “fue” responsable de “crear” el “Infinito” o el “Todo” (el Universo) de la “nada”, mediante un acto durante un “instante” ocurrido “antes” del “tiempo”?».

 

Hermes (Toth), Buda, Platón, Aristarco, Aristóteles, Plotino, Jesús, Dante Alighieri, Paracelso, Giordano Bruno, Juan Tritemio, George Berkeley, David Hume, Johann Gottelieb Fichte, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Johann Wolfgang Von Goethe, Robert Fludd, Isaac Newton, Andrés Bello, Antoine-Laurent De Lavoisier, Rudolf Hermann Lotze, Gustav-Theodor Fechner, Nikola Tesla, Svante August Arrhenius, René Adolphe Schwaller de Lubicz, Alejandra David Neel, Viollet Mary Firth Evans, Riane Eisler, Bruce Lamb, Giorgio Santillana, John Wilson , Julian Jaynes, Sri Aurobindo (Aurobindo Ghose), Paramahansa Yogananda, George Bernard Shaw, Fritz Zwicky, Carl Gustav Jung, Marcel Pages, Herr Büren, Anatoly Podshiabiakin, Vladimir Cestyakov, Francisco Aniceto Lugo,  Ken Smith, Noel Claraso, Sathya Sai Baba, Louis Charpentier, André Pochan, Andrey Sklyarov, Manly P. Hall, Juan Pedro Adine, Ignacio Burk, Jean Pierre Vigier, Pierre Kohler, Andreas Faber-Kaiser, Fred Hoyle, Víctor Rodríguez, Leónidas Rodríguez Salazar, Enio Hernández Freites, Edward Twitchell Hall, Patrick Forestier, Ann Faraday, Yolle Delle Donne, P.C Vásquez y Vásquez, René Bouchet, Blanche Merz, Bill Schul, Ed Pettit, Michel Gauquelin, José Álvarez López, Juan García Atienza, Stephen Hawking, Colin Wilson,  Albert Samuel, Corrado Malanga, Valentín Alejandro Ladra, Vladimir Burdman Schwarz, Luis Cabareda, Paul Davies, Bernhard Haisch, Harold Puthoff. Salvador Freixedo, Scott Waring, Ervin László.

   En las siguientes líneas haremos un listado de algunos Dioses Cósmicos –entendiendo, simplemente,  el significado de la palabra “Dioses” como entes con capacidades superhumanas –, explicando parte de su esencia (lo que ya es mucho decir). Evidentemente, la vida desarrollada donde nos encontramos está en función de estos seres superiores, de los cuales hay uno que posee la primacía respecto de lo demás.       

   Para cumplir esta loable meta, los fundamentos teóricos de este trabajo se apoyan en el pensamiento libre de una pléyade de figuras. Por ejemplo, Francisco Aniceto Lugo (según Louis Charpentier, en el libro Los Gigantes y el Misterio de los Orígenes, este apellido viene del término Lug, el cual alude a un dios con varios oficios, entre los cuales está mago, poeta y guerrero... A este dios Lug se le caracteriza como ingenioso y astuto, tal como era el Científico venezolano Aniceto). Fue Filósofo, Ingeniero, Ovnílogo (en su momento estuvo entre los mejores Ufólogos del Mundo, de hecho, la revista estadounidense LIFE lo ubicó en el top 5), Astrónomo y hasta Cosmólogo (formuló la teoría del espacio-sustancial). Justamente, su estudio de la naturaleza del Universo nos ha servido con miras al presente volumen escrito (aunque, como todos, salta a la vista que Lugo considera fuentes previas a su persona, como podrían ser Aristóteles, Jesús o Giordano Bruno).

   Varias personalidades han reconocido la labor investigativa de Lugo, entre los cuales podemos mencionar a Charles Bowen, Gordon Cleyton, Salvador Freixedo, Enrique Castillo, Fabio Zerpa y Andreas Faber-Kaiser. No obstante, repasemos la opinión del propio Faber-Kaiser sobre el de Venezuela:

   «Amigo siempre cálido y −para mí− uno de los más valiosos pensadores de nuestro tiempo...

   Desde que tengo uso de razón he buscado incesantemente la continuación del mundo que vemos y palpamos. He venido buscando las explicaciones para tantas y tantas situaciones que se dan a diario y que nadie, ortodoxamente, me ha podido explicar. Ello me ha impulsado siempre a buscar el contacto con personas que seguían otras reglas de juego» (Francisco Aniceto Lugo, página 15 de la revista Mundo Desconocido, No 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO,  artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España). 

   «Francisco Aniceto Lugo familiariza al lector magistral y asequiblemente con la realidad y función de la Mente Cósmica, y más concretamente con las infinitas posibilidades de la Magia Superior Creadora, que no es otra cosa que el plasmar mentalmente un deseo para que éste se cumpla en la realidad. Posiblemente, la piedra filosofal esté escondida» en las páginas de este artículo (Francisco Aniceto Lugo, página 16 de la revista Mundo Desconocido, No 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1». de Marzo de 1.982, impresa en España). 

   «Con ello se explican, desde su misma raíz, absolutamente todos los fenómenos que la ciencia ortodoxa o tradicional es incapaz de explicarse» (Francisco Aniceto Lugo, página 16 de la revista Mundo Desconocido, No 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España). 

   «Para mí, cada página me ha dicho mucho más de lo que en ella se lee, porque cada página me ha obligado a pensar, a experimentar, a sacar conclusiones. Esto es lo que más valoraba en la persona y por consiguiente en la obra de Francisco Aniceto Lugo. El que fuera una persona que se ha pasado su vida pensando, y que con ello haya obligado a pensar a sus lectores y a cuantos le conocimos» (Francisco Aniceto Lugo, página 16 de la revista Mundo Desconocido, No 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España). 

   Respecto al Doctor Lugo, termina Faber-Kaiser reconociendo, en el mítico artículo La Creación Mental, ser un «admirador de su vasta obra»  (Francisco Aniceto Lugo, página 15 de la revista Mundo Desconocido, No 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España). 

   Definitivamente, Lugo está entre las mentes notables del siglo XX. Míresele por donde se le mire. Sin embargo, el caso de Lugo no es el único. Como ya explicamos, también nos hemos sustentado en las ideas de Platón, Aristóteles, Giordano Bruno, Viollet Mary Firth Evans (Dion Fortune), José Álvarez López, Colin Wilson, Marcel Pages, Louis Charpentier, Salvador Freixedo , Enio Hernández Freites, Ervin László y, por supuesto, Jesús. Entre otros.

   Pero, volvamos a lo nuestro, a la razón de la presente exposición... Existen seres suprahumanos, de grandes poderes, que bien pueden catalogarse de Dioses.  Estos son los Dioses del Hombre en este siglo XXI. Iniciemos, pues, la cuenta regresiva:

6to Dios: El Sol

   El Sol es un astro y como tal es un símil de la Deidad. A su modo comparte con ella varios atributos divinos: Rige de manera superlativa su amplísimo campo de influencia (el Sistema Solar), es un proveedor y sustentador (da energía), es colosal (en la perpetua y perfecta noche luce inmenso; es grandioso), es eterno (para nosotros), es inmutable (para nuestras personas) y destila serenidad (pacífico, silencioso, reposado; el epitome de la tranquilidad)… Además, nos evoca a aquellos dioses a los cuales no se les puede ver la estampa (a quien se atreva a mirar fijamente el rostro del Sol perderá inevitablemente su vista, por lo tanto, nadie puede sostenerle la mirada al Señor Sol). Una cosa es segura: Llueve, truene o relampaguee; estemos o no estemos aquí, el Sol seguirá brillando en el Firmamento por un larguísimo tiempo, como ser imponente que es él. Como bien apunta el Profesor Paul Davies (catedrático del King´s College de Londres), esta certeza capital de la presencia solar ha levantado la convicción del conglomerado humano en sí mismo, es decir, ha contribuido con su autoestima (página 66 de su volumen El Universo Desbocado, editorial Salvat Editores, S.A, impreso en 1.985 por Gráficas Estella en Navarra, España). Así mismo, Davies observa que la fe (confianza) en el Sol es cuestión fundamental en el ánimo de las personas (página 67 de su volumen El Universo Desbocado, publicado por Salvat  Editores durante 1.985 en España). En fin, se da por descontado que el Sol es la luz del Mundo (en definitiva, la presente afirmación posee especial preponderancia). Nuestra estrella juega un rol medular: El Sol es el núcleo, el centro o el corazón del Sistema Solar. Por él tienen existencia (vida) el resto de planetas, satélites, asteroides, cometas y el polvo. El Sol es, pues, el alma de nuestro Sistema Solar.        

   Pero, ¿por qué será?   

   En el Espacio hay nebulosas: Enormes nubes de gas y polvo. Dentro de las nebulosas es posible hallar materia concentrada en forma de nubes moleculares (son gases hechos a base de moléculas). Posiblemente, una explosión de una estrella supernova hace que se separe una porción de una nube molecular. Esa parte se vuelve más densa, más pesada. Entonces, sólo entonces, esa parte pasa a ser una nube giratoria de apariencia discoidal, cuyo centro está más caliente. Paulatinamente, este centro devendrá en una estrella, mientras que del resto de la nube nacerán planetas y lunas. Así, la estrella emergente es el progenitor planetario. Además, nuestros cuerpos están constituidos del mismo material de esa legendaria nube creadora y de nuestra estrella, por ende, somos hijos del Sol (somos, literalmente hablando, polvo estelar; el hombre es polvo de estrellas). Por ello, el Sol es el ente visible que mejor simula al «Padre» (el Espacio).  

   Siempre ha sido objeto de estudio y admiración. Verbigracia, en el pasado los hombres de ciencia han hecho aseveraciones acerca del Rey del Sistema Planetario: «ciertas intuiciones del mundo antiguo se revelaron proféticas. Así, Aristarco de Samos describió en tiempos de Platón, un mundo formado por un Sol central, alrededor del cual giraban la Tierra y los planetas. Aristarco atribuye la alteración de los días y noches a la rotación de la Tierra, sobre ella misma, y la inmovilidad aparente de las estrellas a su enorme lejanía. ¡Extraordinaria visión! Pero pronto cayó en el olvido»   (Juan Pedro Adine, página 8 de la revista Cábala, No 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   Procedamos con este discurso... Adentrémonos en los detalles sobre la Influencia Solar. Básicamente, nuestra nova nos mantiene vivos merced a su energía lumínico-calórica y a su fuerza gravitatoria (mediante la gravedad el Sol «nos tiene, nos posee»). Veamos a qué se debe:

   Sus radiaciones dan iluminación y calor. Piense en esta fantasía: Si un pequeño agujero negro ”apareciese por arte de magia” en las inmediaciones de la superficie del Sol y se lo comiera en un santiamén, ¡pronto seríamos carne congelada! Igualmente, la fuerza gravitacional de nuestro astro solar impide que nuestro mundo vague por el Espacio Interestelar y se transforme en una bola de hielo (eso sin descontar que el fenómeno de las mareas es provocado en parte por la acción de la comentada gravedad solar). En pocas palabras, el agua de los océanos es líquida por la majestuosa presencia nuestra estrella. ¡Gracias, Amigo Sol!   

   Continuemos con algunas de las contribuciones del Astro-Rey:

   Su calor colabora con la formación de nubes, las lluvias, los vientos y las corrientes marinas (o sea, es un punto de apoyo para la existencia del clima). Así mismo, el combustible fósil (casos del petróleo y el carbón) se debe a los “retazos” de organismos vivientes, es decir, es energía solar transformada y almacenada por el paso de millones y millones de años.

   Siguiendo con este tema, la luz solar hace posible la vida en el escalón vegetal (sin Sol no habría plantas). Ello se produce gracias a la clorofila (pigmento verde que absorbe los fotones de la luz solar convirtiendo la energía luminosa en energía química) presente en los vegetales, cuya función es la famosa fotosíntesis.

   Para el ser humano la luz del Sol influye en el metabolismo de su organismo permitiendo la síntesis de la vitamina D y la mejora del sistema inmunitario.

   No hay duda alguna de que vivimos en función del Señor Sol... Cuando se formó la citada nube molecular con su naciente corazón ardiente (el Sol) ésta generó nuestra constitución química. De esta manera, la corteza terrestre, los mares y la atmósfera de nuestro planeta tienen los mismos elementos constitutivos del Sol: Hidrógeno (el 75 % de nuestra estrella es de este elemento químico), helio (es el 24 % de la bola de fuego estelar), oxigeno, hierro y carbono. En suma: Somos derivados solares, por decirlo de alguna manera, somos una extensión del Sol (al poseer nuestro globo de gas incandescente estos ingredientes de la vida es en cierta medida una entidad prácticamente orgánica e, incluso, biológica).

   También, vale acotar que el Sol es sinónimo de salud. Sus rayos calóricos (entre los cuales están los rayos X) asisten nuestro estado físico. Esto puede apreciarse al recordar la radioterapia (justamente, se basa en la emisión de rayos X) y la ingesta de bebidas medicinales calientes. Resta comentar en relación a ello, la existencia de la calificada como la Helioterapia, la cual consiste en la exposición por parte del paciente de los haces de luz divinos  de nuestra estrella principal (conocida como “los baños de Sol”).

   Ciertos estudios refuerzan la idea de nuestra aguda dependencia de la estrella que nos alumbra, encontrándose el accionar de los cuerpos humanos en función del Sol... En este sentido, el Electrofisiólogo Anatoly Podshiabiakin –Instituto de Fisiología de Kiev– «demostró que los 700 puntos de la Acupuntura descubiertos hacía milenios por los chinos, reaccionaban en su bioplasma al mismo tiempo que se producían explosiones solares. Los puntos aumentaron su ritmo con la actividad cósmica como si recibieran una orden del Universo.

   Lo más notable –tal fue la conclusión soviética– es que cuando ocurrían las explosiones solares, sus partículas cósmicas tardaban 48 horas en llegar hasta la Tierra, pero los 700 puntos se activaban en el mismo momento que se producían las explosiones solares» (página 59 de la revista Cábala, No 4, editorial AHORA, S.A, artículo «Las Increíbles Investigaciones de la Parapsicología Rusa», de Agosto de 1.977, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).    

   Por otra parte, nuestra esfera llameante es un albergue de seres vivos, aunque parezca mentira. En este hilo de ideas, en el año de 1.953 la Corte de Osnabrüc falló en contra de Herr Büren al ser interpuesta una demanda por la Sociedad de Astronomía Alemana. La razón: Büren defendía la vida en nuestra estrella, si bien es cierto pensaba, inclusive, existía una forma de vegetación allí (Francisco Aniceto Lugo, página 7 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).

   Prosiguiendo con este tren de ideas, en no pocas oportunidades se han divisado en las cercanías de la superficie solar  objetos luminosos siguiendo trayectorias inteligentes impuestas por la voluntad caprichosa de alguien desconocido (Francisco Aniceto Lugo, página 404 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). Incluso, hoy, se han sondeado estos objetos, estos ovnis: De acuerdo a Scott Waring, la Misión del Observatorio Solar y Heliosférico de la Nasa (SOHO) ha capturado videos entre los cuales ¡existe uno donde se distingue a un ovni de tamaño planetario! SOHO es un satélite artificial cuyo proyecto fue trazado conjuntamente por ESA y NASA.    

   A veces, inclusive, se ha llegado a aseverar el arribo de seres provenientes del Sol a nuestro terruño. Por ejemplo, los estudiantes de un colegio de jesuitas en Villafranca, Badajez, España (los detalles aparecen en el No 56 de la revista española Mundo Desconocido, de la mano de Manuel Osuna), tuvieron un encuentro cercano... En ese lugar se divisó un plato volador. Al poco, un gigante verde mostró su cabeza por la ventanilla del piso de arriba del instituto educativo (la ventana estaba a más de 2 metros del suelo). Como dato interesante, un día después se encontraron huellas de pisadas del humanoide. «Su piel, o tal vez su traje, era completamente verde, con la particularidad de que emitía muchos rayos de este color. La sola presencia de aquella cabeza gigantesca en la ventana del colegio causó el consiguiente asombro en la comunidad estudiantil, aquella calurosa noche. 

   ¿Pero de qué mundo proceden? En este caso, la procedencia puede ser un planeta, un satélite y aún una estrella o sol, de nuestro sistema planetario, u otro.

   Estos seres, constitucionalmente, por el aspecto que tienen y la forma como actúan, son prácticamente pura energía, por lo que no se descarta la posibilidad de que vengan de nuestro mismo Sol. Todo esto de acuerdo con nuevas teorías propugnadas por científicos heterodoxos, de que el Sol, a pesar de su evolución nuclear, no tiene siempre, en todas sus zonas al menos, la temperatura de un horno atómico, sino que es realmente un cuerpo relativamente frío.

   Para entender esto, y sobre todo para poderlo apreciar correctamente, es menester deshacerse un poco de los prejuicios seculares e inveterados de la ciencia tradicional.

   ¿Humanoides espaciales prácticamente de pura energía? ¿Una vida propia de una estrella o sol?

   Para los que no pueden salirse de la ratonera del estrecho pensamiento terreno, es sumamente difícil llegar a esta iluminante concepción. Es muy difícil, y particularmente incomodo, desprenderse del lastre de ideas largamente acariciadas como verdaderas y substantivas. Mas la historia de la Ciencia nos enseña que, invariablemente, cada paso de adelante que ella ha dado, ha sido realizado cuando precisamente ha ido abandonando estos prejuicios de estancamiento y retroceso» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 60-61 de la revista Cábala, No 55, editorial AHORA, S.A, artículo «Otro Gigante Verde» de la sección fija «Tribuna Extraterrestre», del 4 de Junio de 1.981, impresa por los Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).

   «Por otra parte, algunos Físicos nos dicen que la superficie del Sol no es tan caliente como se supone, de tal modo que un área solar igual a la del cuerpo humano expide un calor MENOR que la que emite ésta última (efectivamente, la temperatura superficial del Sol es mínima, siendo de unos 9,4913*10-10 Kelvin/km2, resultado de dividir 5.778 oK entre 6,0877*1012 Km2). Así, el inmenso calor que sentimos expide el Sol se debe a que él es un verdadero coloso, y por eso su pequeña temperatura se agranda hasta alcanza un nivel super altísimo, en términos humanos.

   Que no se nos hable más, pues, de altas temperaturas como obstáculos insuperables para la existencia de la vida en otros astros: El Sol es frío, y el calor, o la temperatura, sólo los sentimos cuando inciden en nuestro ambiente, conforme a nuestra sensibilidad característica, ¡y nada más! Fuera de este ambiente hay otras características físicas y otras sensibilidades de los organismos del Espacio Exterior, ajenas por completo a cuanto estudia y sabe nuestra paupérrima Ciencia» (Francisco Aniceto Lugo, página 41 de la revista Cábala, No 63, editorial AHORA, S.A, artículo «Temperatura y Vida» de la sección fija «Tribuna Extraterrestre», del 24 de Septiembre de 1.981, impresa por  Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).

   Ahora, vayámonos hacia otros derroteros. Dejémonos de intríngulis, de tanta parafernalia, de tanto preludio... Entonces, formulemos premisas más arrojadas: El Sol tiene vida. Para sustentar tal afirmación nos fundamentaremos en dos puntos. 1ro. Si un objeto proyecta vida (fuera de sí), luego, tiene vida (ya vimos el hecho según el cual de nuestro globo de fuego salen seres vivientes, por consiguiente, no es descabellado postular una vitalidad propia de este astro, algo nada improbable). 2do. Si se mueve, vive. Al respecto, el Profesor y Filósofo Ignacio Burk (en cooperación con otros escritores) observa acertadamente que la vida equivale a la automotricidad. Él –dictó clases en el Instituto Pedagógico de Caracas– recoge este principio de la época medieval: Vivo es aquello que se desplaza a sí mismo (página 180 de su texto Filosofía. Una Introducción Actualizada publicado por Ediciones Insula en Caracas, Venezuela). ¿Se mueve el Sol? Sí, y mucho. Para comenzar, su porción ecuatorial cumple una circunvalación sobre sí misma en 25 días, mientras sus partes polares dan una vueltica en 37 días (Colin Wilson, página 265 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). En relación al primer tiempo de rotación suministrado, un rápido y simple cómputo nos dará una idea aproximada de cuánto se mueve nuestra estrella. Al realizar una revolución sobre sí mismo, la parte ecuatorial solar generaría una circunferencia de giro de Pi*diámetro ecuatorial (3,1416*1.390.038 kilómetros). ¿Qué tanto puede girar una parte de dicha circunferencia? Para determinarlo, seleccionamos un punto de dicha “circunferencia de giro”. Ese punto, como ya se asentó, tarda 25 días para volver a su misma “posición”, o sea, para dar una vuelta. Seguidamente, deseamos conocer la “rapidez”  de ese punto, esto significa, saber lo raudo que es en ese periodo de más de 3 semanas. Para entenderlo, puede ver esa circunferencia recorrida  por el punto como una recta cuya longitud es Pi*diámetro ecuatorial. Entonces, el cálculo se obtiene de dividir el producto de 3,1416*1.390.038 kilómetros (lo cual es igual a 4.366.943,3808 kilómetros) entre los susodichos 25 días. El resultado es que el punto recorre 7.278 kilómetros en una hora o 2 kilómetros en un segundo, “una pelusa”. Así que, ¡sí que se mueve el Sol! Pero eso no es todo. Nuestra bola flameante vibra o, lo que es lo mismo, posee actividad sísmica: Se han detectado dos tipos de ondas sísmicas: Una tiene lugar, virtualmente, cada 50 minutos. La otra sucede en ciclos de 160 minutos. Para coronar el pastel, cuando nuestro aparataje de observación se ha apuntado hacia el foco nuclear de nuestro sistema planetario, se ha advertido las llamadas erupciones solares, las protuberancias y esos “lunares” conocidos como manchas solares.     

   Para algunos la vida (biológica) se resume en respiración («si respira, vive»). Ésta última consiste en reducción y dilatación, inspiración (inhalación) y espiración (exhalación). Mediante la respiración se toma aire de la atmósfera de la Tierra. No obstante, el Sol disminuye e incrementa su volumen cada centuria, esto es, ejecuta alguna modalidad de respiración (en las próximas páginas mostraremos la existencia de respiración en otros cuerpos celestes), probablemente, absorbiendo energía del entorno, del Espacio (por supuesto, aquí muchos dirán ¿acaso una respiración no es un acontecimiento de apenas unos cuantos segundos?, a lo cual hay que acotar que la escala de tiempo del Sol es diametralmente distinta a la de un hombre). Procedemos, en estos instantes, a transcribir fragmentos de la información sobre la respiración estelar: ««El Sol late regularmente y se agranda y se achica una vez cada cien años». Expresó el Doctor Vladimir Cestyakov en una conferencia científica que se realizó en Moscú, Rusia.

   Cestyakov que es Director del Observatorio Solar de la Filial en el extremo oriente de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, descubrió que el diámetro del Sol varía cada siglo en 0,3 por ciento, y que éstas oscilaciones influyen en el clima terrestre» (Aura Estela Lattuf, página 36 de la revista Cábala, No 147, editorial AHORA, S.A, artículo «El Sol se agranda y se achica cada 100 años» de la sección fija «Hechos Extraños. Donde todo es posible... donde la fantástica realidad supera la imaginación», de Febrero de 1.985, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). Aquí, cabe preguntarse ¿quién copia a quién? ¿El Sol copia nuestra respiración?, o más bien, nuestras acciones de inhalar y exhalar son a imagen y semejanza de la respiración solar.     

   Para finiquitar nuestra exposición sobre nuestra estrella principal es relevante considerar el asunto sobre su esencia. De este modo, señalamos la posibilidad real de acuerdo a la cual el Sol posee espíritu (aquí debemos subrayar sobre el significado del término «espíritu»: Ánima, alma, psique. Así, aclaramos ciertas lagunas respecto a la verdadera definición sobre la palabra espíritu). Esto no es otra cosa que comentar que el Sol tiene mente propia (espíritu es sinónimo de mente).

   Ahondemos en ello. El hombruno Giordano Bruno (Filósofo, Astrónomo, Matemático, Sabio, Mago, Místico), de evidente inclinación panteísta, predicó la máxima según la cual toda realidad incluyendo la corporal vive en el Espíritu Inmortal e Infinito del Mundo (no hay existencia que no tenga espíritu e inteligencia). Fue actualizada por otro histórico, Nikola Tesla, quien dejó asentado: El Intelecto se halla en cualquier nodo del Espacio. 

   Simplemente, se deduce que si cada punto del Espacio evidencia signos inequívocos de conciencia, esto se traduce en que cualquier cosa ubicada en el Cosmos está viva, pues el mismísimo Espacio vivifica todo. En otras palabras, el Sol es un ente con pensamientos, aunque con una clase de psique desconocida para nosotros.

   En todo caso, los sabios de antaño también han asomado estas posturas abordadas en estos párrafos y no con poco  acierto, por cierto. Tomemos como muestra, ni más ni menos, a Platón: «Las estrellas constituían la prole del Creador, y a ellas se debía a su vez, la creación del ser humano» (Vladimir Burdman Schwarz, página 30 de la revista Cábala, No 69, editorial AHORA, S.A, artículo «Magia Sobrenatural Griega», del 17 de Diciembre de 1.981, impresa por  Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). Como ya hemos descrito, previamente, nuestro origen es la nube molecular responsable de la formación del Sol. Mas, sigamos... «Según la concepción que tenía Platón del Cosmos había cuatro tipos de seres vivos: Las aves, que poblaban el aire, los peces que vivían en el seno de las aguas, los animales que habitaban la tierra y las estrellas habitantes de la cúpula celeste. Los astros estaban íntimamente relacionados con los seres vivos de la Tierra» (Vladimir Burdman Schwarz, página 29 de la revista Cábala, No 69, editorial AHORA, S.A, artículo «Magia Sobrenatural Griega», del 17 de Diciembre de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  Como puede apreciarse, siempre ha habido uno que otro adalid de algún nivel de vitalidad presente en los seres conocidos como astros, objetos celestes o cuerpos celestiales.    

   Por otra parte, nuestra nova –como todo– guarda armonía con la Totalidad, habiendo, pues, estabilidad. Por lo tanto, como bien apunta Francisco Aniceto Lugo, la detonación de armamento nuclear puede romper el equilibrio ambiental, aún en nuestro Sistema Planetario (página 404 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).

   No obstante, nos preguntamos ¿cuál es la importancia simbólica del Sol? Dejemos que el propio Profesor Lugo sea quien  responda: Es más fácil que el hombre primitivo mire con atención (contemple) el Cielo Nocturno saturado con su miríada de novas –una de las cuales es nuestro Sol– que se haga una evaluación interior de su ser, de su persona. Debió interrogarse ¿qué cosas son esos puntitos lumínicos del Cielo? Por ende, no es de extrañarse que una de las primeras ciencias estudiadas fuera precisamente la Astronomía (páginas 41-42 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).

   «En rigor, cuando uno (1) admira las obras (1) de la Naturaleza (1) de manera espontánea, como cuando uno (1) se queda extasiado ante una puesta del Sol (1) o ante las maravillas del Cielo Estrellado (1), uno (1) realiza la forma más acendrada de adoración a la Divinidad (1), aunque sólo sea a través de sus obras (1)» (Francisco Aniceto Lugo, página 40 de la revista Cábala, No 60, editorial AHORA, S.A, artículo «La Religión entre los Extraterrestres» de la sección fija «Tribuna Extraterrestre», del 13 de Agosto de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).

   En otro hilo de ideas, alguna vez el sapientísimo Giordano Bruno expresó: Las estrellas son embajadoras y traductoras de la Divinidad. Por lo que hemos visto, no estaba tan alejado de la realidad... Incluso, en el mundo relativo a la Magia se sostiene que «El Sol es el Padre, dice la Tabla de Esmeralda –cuya autoría es de Hermes Trimegisto–, hay pues que tener en cuenta el tiempo solar» (página 50 de la revista Cábala, No 29, editorial AHORA, S.A, artículo «Iniciación a la Alta Magia», de Septiembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   De ahí que Bruno dé a entender –De la Causa, Principio y Uno– que al ser los astros unos animales que no usan el pensamiento consciente, son más perfectos que nosotros, pues se hayan libres de errores. Por ejemplo, para contemplar a Dios, los astros no utilizan la memoria ni practican discursos (como indica Bruno), lo cual los hace pasivos, más sujetos a la Voluntad Universal. Las estrellas no caminan por sí mismas, no planifican su trayectoria o su transitar sideral, se dejan llevar por el Espacio Cósmico o Deidad. En este sentido, son más sabias, más divinas, que los humanos.  

   Todo esto parece sugerir que los antiguos no estaban faltos de razón en su idea de adoración al Sol. Los egipcios, los africanos, los persas, los griegos, los druidas, los celtas, los vikingos, los mongoles y los aborígenes del nuevo mundo tenían al astro por una Deidad excelsa. Por ejemplo, dioses solares hay muchos (Viracocha, Ra, Mitra y Apolo). De hecho, el 24 de Junio se celebra en Perú la Fiesta del Sol, del Inti Raymi.  

   Con lo visto en estas páginas, es difícilmente cuestionable no concebir al Sol como una clase de Dios, principalmente, por este par de razones: 1ra. Es una entidad con capacidades sobrehumanas. 2da. Es un trozo o complemento de la Deidad Cósmica (el Espacio): Una dosis divina

   En efecto, una estrella es un tipo, variante o estado de el Ser (el Espacio). En el  caso que nos atañe, Inti, Helios o el Sol, tiene un papel estelar en el filme de la historia de la Humanidad, jugando un rol protagónico: En nuestra película el Sol es la Estrella, mereciendo reverencias.    

 

5to Dios: La Pachamama (Gea, Gaia, la Tierra)

 

   Nuestra esfera rocosa (la Tierra) es proveedora, protectora, sustentadora y un medio para la concreción de un importante número de fenómenos. Indaguemos en estas ideas:  

-Sirve de sostén, esto es, se encarga de ser nuestro punto de apoyo (esta serie de palabras son más profundas de lo que parecen). Para entender la presente función es necesario entrar en el contexto de la fuerza de la gravedad. La acción gravitatoria de la Tierra es la que favorece el desarrollo de nuestro psiquismo y el normal desenvolvimiento de los procesos físicos del cuerpo humano. Supongamos, por un momento, estamos flotando en el Espacio. Sólo para empezar, el Espacio es tan oscuro que no se visualiza las estrellas; no hay arriba ni abajo (¿cómo levantar algo?); no se siente el peso corporal; se trastorna el sentido del equilibrio; no se puede ejecutar de manera precisa los movimientos (por supuesto, no se puede caminar), además, para hacer algo, para moverse, se hace imprescindible estar en una posición determinada, cosa imposible en el Espacio (se hace necesario contar con puntos de apoyo para realizar cualquier desplazamiento); la persona se agota rápido; no hay la percepción de estar ubicado en un lugar (en cierta forma es como si uno fuera un espíritu libre, “flotando”). El resultado: Se afecta la psiquis, hasta cierto punto es como si uno no existiese, se confunde con el MEDIO AMBIENTE, en este caso, el REAL, el ESPACIAL. En lenguaje llano, quiere decir que la estampa de la Tierra nos ayuda a apoyarnos en el suelo, nos asiste en el movimiento, nos posibilita caminar y hasta nos lleva a pensar, con naturalidad. ¿Qué le sucede a la humanidad de los astronautas al hallarse en la noche perpetua e infinita? Sufren problemas circulatorios, musculares y óseos. Todo ello se sintetiza en que la sola acción gravitatoria de la figura de la masa terrestre sirve de base, literalmente, para todo lo que hagamos, tanto en el plano material como en el espiritual (mental). Otra forma de comentar estas líneas es explicando la postura de acuerdo a la cual la Tierra nos sostiene (es donde ponemos nuestros pies, haciendo real nuestra existencia o, sencillamente, nos proporciona la vida) en el Espacio. ¡Casi nada!    

-Es la fuente de la vida, pues suministra aire, comida y agua (todos de factura terrestre). El aire es un remedo del aliento divino y su origen es la atmósfera (capítulo aparte merece registrar a la atmósfera como la pantalla a la cual “debemos la visión del Cielo Estrellado”, ya que si no la tuviéramos no podríamos apreciar ni una sola estrella). ¿Cuáles son los ministerios de esta piel etérea llamada atmósfera, perteneciente a la misteriosa Tierra? Son tres: Alojar la capa de ozono (O3), siendo  responsable de salvarnos de la radiación ultravioleta del Sol; participar en la regulación del clima y constituirse en el depósito de elementos vitales para los seres biológicos (nitrógeno, oxígeno, carbono, hidrógeno, helio, agua en forma de vapor y yodo).

-Opera como protectora por intermedio de la magnetósfera. Ésta actúa como una especie de barrera o escudo contra la acción de los rayos cósmicos y los rayos solares. La magnetósfera está conformada por un par de regiones denominadas «los cinturones de Van Allen» (son como unos anillos), los cuales patentizan el siguiente mecanismo de funcionamiento: Piensen en uno de los polos del globo terráqueo. De ahí se generan líneas de naturaleza magnética con trayectorias curvilíneas alrededor del planeta que van a parar al otro extremo, el polo contrario. Estas líneas forman uno de los dos anillos de Van Allen. Su misión es concentrar hacia los polos las nocivas radiaciones solares y cósmicas (de allí que se vean en el Cielo las famosas auroras australes y boreales). Por si fuera poca cosa, de no existir la magnetósfera se “secarían nuestros mares”, y nos pareceríamos a Marte.  

   Llegado aquí, es indispensable considerar nuevamente la temática sobre la vida en los objetos planetarios o en los mismos astros. A tal respecto, surge la pregunta del millón: ¿Existe una roca –un cuerpo supuestamente inanimado– que se mueva?

   Sí, se llama la Tierra, y por cierto, como veremos enseguida, posee  varios tipos de movimiento. Lo afirmado en las páginas de nuestro texto comprueba que la vida es un fenómeno verdaderamente universal, no restringido únicamente a lo catalogado como “vida orgánica”. La vida, es más bien cósmica, estando en cualquier cosa o lugar del Universo, bajo los formatos de diseño y operación más insospechados.

   Actualmente, disponemos de pruebas de los desplazamientos de nuestro Mundo: Nuestra roca azul cuenta en su haber con movimientos tales como la rotación, la traslación, la precesión, la nutación, el bamboleo de Chandler y el movimiento en dirección a El Ápex (el Sol va hacia un lugar denominado El Ápex, Constelación de Hércules, mientras sus planetas se desplazan en el Espacio realizando trayectorias espirales en derredor a esta estrella), pero si vacilan con ello existe una movición indiscutible ejecutada por la mismísima Tierra: Se trata del movimiento de las masas continentales, delatando de este modo, su dinamismo inherente (lo cual define a la Tierra como una forma de vida, aunque incomprensible para nosotros).   

   En este justo instante, debemos detenernos sobre el tópico de la vida de nuestro Mundo. En general, pensamos que somos superiores al planeta, que estamos vivos y él no, que somos cosa aparte de lo que denominamos la Tierra, olvidando ciertos hechos de consideración. Primero: No estamos separados del globo terráqueo, somos parte de la Tierra, y por cierto, delante de ella, una fracción bien simplona e insignificante (los humanos somos menos que hormigas para la Pachamama). Siguiendo con ello, somos un derivado, un producto terrestre... Somos emanaciones terrestres, proyecciones de la Tierra (probablemente, en algún grado seríamos alguna forma de “célula pensante de la Tierra”, así que el hombre representaría una especie de neurona cuya cabeza sería el planeta). Segundo: Nuestra base, nuestro cuerpo, está hecho de materia terrestre. Para nadie es un secreto que la figura humana se compone de los mismos elementos presentes en Gea, como los minerales siguientes: Calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, magnesio, manganeso, hierro, yodo, flúor, zinc, cobalto... A riesgo de caer en la reiteración o en la redundancia en el empleo de términos, es un hecho incontrovertible la sanación por intermedio de la Tierra. En la medicina alternativa –herética– podemos referir la terapia de cristales, la magnetoterapia, la herboterapia, el tratamiento con la utilización de pirámides (las cuales aprovechan el magnetismo de Gaia) y pare de contar. Todas estas terapias se fundamentan en la Tierra, validando la postura de escritores como Viollet Mary Firth Evans o su pseudónimo Dion Fortune, quien registró en La Cábala Mística el uso indispensable de la esencia del Sol y sobre todo de la Tierra en las operaciones mágicas de curación, incluso el propio Jesús lo hizo, al emplear barro –o sea, la misma Tierra– para darle la visión a un ciego (Juan 9:6).       

   En el argot popular y en varias corrientes del pensamiento se cree en la vida solamente en las entidades biológicas como las bacterias, las plantas, los animales y las personas. Sin embargo, siempre existen reparos sobre la frontera entre lo “vivo” y lo “no vivo”, por ejemplo, hay quienes aseveran un tipo de vida latente en los virus (por su modo de comportamiento) e, incluso, en ciertos tipos de minerales. Si nos atenemos a la definición de organismo –vida– como aquel compuesto por hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y carbono, entonces la Tierra es, decididamente, orgánica. (incluso, desde cierta perspectiva, la atmósfera vendría a ser orgánica, pues contiene el cuarteto de elementos vitales citados en las anteriores líneas). Tal vez, para más señas, no es que la Tierra sea un organismo más, sino el Organismo. ¿Y por qué? Pues, no es que entes como los hombres estén en la Tierra, separados de ella, sino más bien, son fenómenos o meros aspectos de ella. Además, se nos olvida que nuestro planeta tiene una mayor cantidad de procesos físico-químicos y está constituido por más elementos químicos que un ser humano, siendo, así, un ente más complejo.  

   En asociación a lo anteriormente explicado, Francisco Aniceto Lugo tocó el asunto de la vida en otros niveles distintos al orgánico, inclusive el mineral. A continuación, reproducimos algunos de sus escritos:

 

   «En la Tierra estamos habituados a la vida protoplásmica. Para nosotros, la vida sin protoplasma nos parece una insensatez. Así es con muchas cosas ciertas o verdaderas a las cuales no estamos acostumbrados. Unos tres años de estudio, a partir del inicio del examen de los platillos voladores de parte de muchos investigadores, sólo yo había tocado este punto, habiendo expresado la tesis de que bien podría ocurrir que hubiese vida aprotoplásmica en otros mundos. Me conducía a este punto de vista el hecho de que, contra lo que generalmente creen los hombres de ciencia tradicionales, la Naturaleza no dispone nunca de un solo medio para cualquiera de sus realizaciones trascendentales, sino de por lo menos unos cuantos. Así, vemos, por ejemplo, que cuando se presentó por primera vez la teoría del origen de las especies, Darwin presentó una explicación, la Marck otra y De Vri otra, cada una de ellas con carácter exclusivo. La polémica fue enorme sobre este caso en los círculos científicos, y solamente en los últimos tiempos unos pocos expertos heterodoxos han reconocido que estos tres importantísimos factores obran de consumo, como elementos capitales, en la evolución de las especies orgánicas.

    Entonces, estos factores, u otros quizás bastante diferentes, podrían actuar en medios biológicos muy diferenciados del nuestro, en globos celestes de la más diversa naturaleza.

   En la Tierra solemos diferenciar mucho las cosas que nosotros llamamos animadas de las que denominamos inanimadas. Esta diferenciación, sin embargo, no tiene mucha justificación, porque cuando señalamos los caracteres que consideramos distintivos y exclusivos de la vida que asignamos a los organismos, tras un estudio profundo de la cuestión nos encontramos con que estas cualidades son también atributos, y muy significativos, de innumerables seres inorgánicos (la Unidad es lo Esencial).

   ¿Una vida aprotoplásmica? Sí, una vida sin protoplasma. ¿Por qué no? Ciertamente que para nosotros es muy difícil concebirla, sobre todo si somos pobres de imaginación, pero puede ser una realidad en los globos de los espacios interestelares, porque la Naturaleza, la prodigiosa Madre Naturaleza, es sumamente recursiva y dispone de elementos insospechados para sus maravillosas creaciones. Por otra parte, la bioquímica señala rutas por donde los desarrollos químicos pueden llevar a término creaciones vitales de muy diversa índole.

   En nuestro propio planeta podemos encontrar, sin mucho trabajo, aunque con un poco de estudio y aplicación, elementos suficientes para reconocer el carácter universal de la vida, no en el sentido de que esté en todas partes solamente, sino en el de que, prácticamente, todo está vivo en el Universo.

   Algunos sabios comienzan ya a decirnos que el Universo es biógeno, es decir, que produce la vida. Más, en realidad, el Universo todo está vivo, es viviente.

   Por supuesto, se trata de diferentes modos de vida: De la vida de los animales, de la vida de las plantas y (¿por qué no?) de ¡la vida de las piedras!

   Refiriéndome por ahora únicamente a las plantas, ¿qué de cosas hemos descubierto los investigadores heterodoxos con respecto a ellas de suma importancia? Las cosas han adelantado tanto en este punto que hemos encontrado en ellas no solamente inteligencia, sino también acopio de conocimientos y hasta habilidades parapsicológicas. No obstante, estos estudios duermen el sueño letal de la indiferencia colectiva, y los adelantos que nos brindan no han traspasado aún el umbral de las universidades» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 62-63 de la revista Cábala, No 46, editorial AHORA, S.A, artículo «Puntos Claves de la Exobiología» de la sección fija «Tribuna Extraterrestre», del 29 de Enero de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).

   Sin embargo, podemos ofrecer más elementos de convicción sobre esa misteriosa forma de vida denominada la Pachamama, y lo haremos de la mano, nuevamente,  de Francisco Aniceto Lugo. Citémoslo: «Me decía el perspicaz intelectual Ken Smith, en Méjico, que una vez tomó parte en un equipo investigador de unos hongos alucinógenos y que habiendo probado uno y estando bajo su influencia, veía a la Tierra como un ser viviente, que respiraba. Unos tres meses después leía una noticia científica de la prensa rusa en que se informaba que unos Astrofísicos soviéticos habían descubierto incontestablemente que el globo terráqueo se ensancha y decrece periódicamente como un metro en toda su extensión, lo que equivale prácticamente a una verdadera respiración» (Francisco Aniceto Lugo, página 57 de la revista Mundo Desconocido, No 70, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 2», de Abril de 1.982, impresa en España).  

 

 

Figura 1. Infografía de la página 58 de la revista Mundo Desconocido, No 70, donde se muestra la segunda parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

    Definitivamente, es muy interesante esta experiencia extra-corporal, cotejada luego con la data científica, lo cual evidencia la respiración planetaria. Empero, ¿ésta respiración en un objeto celestial será la única? (ya hicimos patente, previamente, como nuestro Sol también ejecuta movimientos respiratorios). Como veremos de inmediato, no. Esta historia comienza el 28 de Febrero del 2.020. Ese día los cables informativos informaron de una explosión de dimensiones verdaderamente antológicas, cósmicas. Ocurrió en el Cúmulo de Galaxias de Ofiuco (Ophiuchus) y fue observada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y por la NASA. En el centro del Cúmulo nombrado hay una galaxia con un agujero negro supermasivo, el cual provocó un estallido, dejando un hueco en una nube de gas caliente del tamaño de unas ¡15 galaxias como la nuestra! Fíjense bien en este detalle: Nos habían sentenciado que no existe nada, absolutamente nada, que escape a la fuerza gravitacional del agujero negro. Pero no, nada de eso. Ya vemos la posibilidad real de la proyección de materia o energía –que para nuestros efectos son ambas la misma cosa– por parte de los temibles hoyos oscuros. No obstante, volvamos a lo nuestro, al análisis de este evento de proporciones galácticas, un acontecimiento épico, inimaginable: Cuando un agujero negro comprime materia estamos en presencia de un proceso de reducción. Mas, si expulsa energía es simple y llanamente, una ampliación. Es muy posible, que cuando un pozo negro se llene de tanta materia tragada, no le quede otra opción que expelerla. Repasemos la idea: Probablemente, el agujero negro se llena de materia y, tiempo después, la expulsa. Es una clase de ser que también «respira» (como la Tierra, el Sol y nosotros, los seres humanos, demostrando la reiteración del modelo cósmico de la respiración). O tal vez, sólo tal vez, simplemente, un agujero oscuro también ejecute una modalidad desconocida de proceso respiratorio.    

   Hasta aquí hemos sido testigos de una cadena de argumentos en pro de la plena vitalidad de la Tierra. Sin embargo, siempre se ha contado con personalidades defensoras de la vida de los astros, lo cual ratifica que no es tan descabellado ver a nuestro mundo azul como un ente con vida. Así, el prestigioso Filósofo Platón opinó sobre nuestro Sistema Solar como un animal con inteligencia propia y describió a la mismísima Tierra como un animal de forma esférica (José Álvarez López, página 158 del libro Las Profecías del Apocalipsis, editorial Kier, S.A, impreso en IMPRESIONES AVELLAMEDA, S.A en Abril de 1.992 en Buenos Aires, Argentina)... «Otras intuiciones se perdieron. Platón imaginó que los Dioses conducían carros brillantes por el Cielo. El miraba el Mundo como una esfera sin brazos ni piernas, flotando en el Éter; es decir, un feto» (Juan Pedro Adine, página 8 de la revista Cábala, No 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por  Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). 

   Giremos hacia otra faceta de nuestras disquisiciones: La Tierra posee mente propia. La sabia Dion Fortune aduce (en su siempre memorable Cábala Mística) la presencia directa del Noúmeno en los planetas y un psiquismo irrefutable en la mismísima Gaia

   A simple vista esta disertación parecería una locura, sin embargo, siempre se encuentra aquí o allá información de fuentes fidedignas sustentando este parecer. Para muestra, un botón: Edward Twitchell Hall, Jr recoge la sabiduría ancestral de los nativos americanos, quienes aseguran que las ideas que nos pasan por la cabeza están vivas (Colin Wilson, página 294 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia), luego, con mucha más razón, los pensamientos de Dios poseen vida propia. En este sentido, el mejor escritor del Mundo según la tradición, el Dios egipcio Toth, conocido en Grecia como Hermes, mantenía la posición de acuerdo a la cual los planetas y las estrellas son pensamientos de lo que podríamos calificar como Dios. Apoyando está lógica, inferimos un tipo de vida en el nivel planetario. En consecuencia, todo planeta tiene personalidad propia, esto es, se haya vivo.

   Estando, pues, la Tierra viva, significa una sola cosa: Que dispone de una inteligencia individual o, en otras palabras, cuenta con un espíritu. En efecto, pensadores crípticos como la arriba citada Dion Fortune, recogen de los estudiosos de la Cábala la premisa de una Gea con ánima propia: Señala algo así como que en el momento en el cual hay actividad onírica, quien sueña realmente no es la persona sino el inconsciente colectivo, y la identidad real de éste es el alma de nuestro hogar azul (en última instancia, de acuerdo a esta versión, el inconsciente humano=espíritu de la Pachamama). Ella toma prestado del esoterismo la idea de un doble (este doble, esta forma astral, esta alma, podría ser lo que conocemos como Dios, Espíritu, Naturaleza, Éter, Cielo o Espacio) repartido entre el planeta Tierra y su satélite natural.

   Para Paracelso la parte física de las cosas contiene un rostro sutil, oculto. Esto quiere decir, colocando como caso particular una fogata, que ella tiene dos facetas: La visible, el fuego, la llama, y la imperceptible, la etérica. Otro ejemplo colocado sobre la mesa sería una laguna. El agua sería la cara física del fenómeno de la laguna, mientras el alma habitante del líquido, su cara espiritual. Otra muestra de lo que venimos apuntando sería un bosque. Éste también contaría con su ánima individual. Y así podemos seguir indefinidamente. .. A estos seres inapreciables se les denomina «los elementales» o «espíritus de la Naturaleza». Ahora, bien, lo relevante de esta situación descrita nos es la existencia de “espíritus”,  sino de la noción según la cual todo vive, todo posee alma  (recuérdese la autoría de Giordano Bruno en este principio, el cual reza más o menos así: No hay cuerpo desprovisto de espíritu). De ello se deduce, evidentemente, la idea de un globo terráqueo con ánima propia (volviendo al ingenio de Giordano Bruno, esta personalidad del Mundo legó a la posteridad estas sabias palabras: La Tierra posee un ánima tanto sensorial como intelectivo). No puede ser de otra manera.       

   Empero, ¿habrá algún tipo de evidencia (aunque sea tenue) del alma de nuestro Mundo, la Tierra?  

   Para hablar de ello, antes debemos hacer hincapié en este asunto: Disponemos de un nexo inobjetable entre la actividad inteligente (esto es, el ánima) y el fenómeno electromagnético (recordando en este punto la posibilidad de transformar la electricidad en magnetismo y viceversa. En realidad, ambos son dos caras de la misma moneda). Ello se traduce en el hecho de acuerdo al cual la mente provoca efectos electromagnéticos, estando ligada con ellos. Veamos las pruebas que sugieren esta hipótesis:

  1. Las ondas cerebrales (producto de los pensamientos) generan voltaje.
  2. La psique facilita la aparición del efecto Kirlian, una especie de halo, anillo, corona, aro o aureola energética en torno a cuerpos electro-conductores (Gabriel Bufferi, página 25 de la revista Investigación Iutagista, No 3, Julio 2.013, editada por Unidad de Difusión, artículo de 1.990 intitulado «Aproximación Científica al Efecto Kirlian. Uso Potencial», impresa en Coro, Estado Falcón, Venezuela). Este efecto puede ser observado mediante electrofotografías (en estas fotografías se ha hecho patente que el “aura humana” puede variar según cómo se encuentre el ánimo, la salud y otros factores).
  3. El poder mental de los zahorí  –y por extensión de cualquier ser humano– tiene algún grado de correlación con la electricidad.  Ellos pueden detectar la presencia próxima de cuerpos, como el caso de una persona o de un depósito de agua subterránea, usando en sus manos un trozo de árbol en forma de “Y” o de “china”. El Físico de la Universidad de Missouri (EE.UU), Doctor Zaboj Harvalik, se percató de la naturaleza eléctrica del mentalismo zahorí al cubrir el cráneo de alguien con papel de aluminio, anulando sus “facultades milagrosas” (Colin Wilson, página 249 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).       
  4. Para no olvidar la estructura intrínsecamente eléctrica de nuestro ser, sírvase el lector del clásico experimento escolar de cargar eléctricamente un peine de plástico al pasarlo por el cabello de nuestra cabeza, para poco después, atraer trocitos de papel hacia dicho peine.
  5. Los centros energéticos del cuerpo humano son de naturaleza, indefectiblemente, eléctrica. Esa fue la conclusión arrojada por el Físico ruso Víctor Adamenko mediante el uso de un instrumento tecnológico: «Con tobioscopio, aparato electrónico que permite observar con mayor nitidez los puntos marcados por la Acupuntura china sobre la piel, Adamenko advirtió que en los 700 puntos señalados había un nivel mayor de biolectricidad que en toda la piel del cuerpo humano. Y cuando dos personas se tocaban parte de sus cuerpos, el intercambio de energía producía en los 700 puntos una actividad similar a las señales de un faro» (página 59 de la revista Cábala, No 4, editorial AHORA, S.A, artículo «Las Increíbles Investigaciones de la Parasicología Rusa», de Agosto de 1.977, impresa en Grabados Nacionales La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).    
  6. Experimentos llevados a cabo constataron que la nombrada actividad inteligente (el alma, pues) está íntimamente asociada al electromagnetismo: Estos fueron realizados por científicos como el Profesor Granady Sergeyev (del Instituto Militar de Leningrado) sobre una persona llamada Nina Kulagina: «Un día rodearon a Nina de una red de aparatos de medición electrónica. La mujer parecía prisionera de alambres, cascos y objetos fantásticos adheridos a su cuerpo. Cuando Nina se concentró sobre los objetos y éstos se movieron, los sabios no se molestaron en fijarse en ellos, sino que sus miradas se hallaban dirigidas a registrar los informes que los aparatos señalaban sobre Nina.

Todo el proceso fisiológico de Nina aumentaba en velocidad e intensidad. Su corazón latía al doble de pulsaciones, su respiración se agitaba, su ritmo cerebral elevaba su actividad a un límite que se desconocía en el campo electromagnético, que se activaba a un nivel desconocido para una persona normal»  (página 59 de la revista Cábala, No 4, editorial AHORA, S.A, artículo «Las Increíbles Investigaciones de la Parasicología Rusa», de Agosto de 1.977, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

  1. Este mismo investigador, Sergeyev, colocó a Nelya Mikhailova en el interior de un recinto electroencefalográfico para estudiar su cerebro. Cada vez que Mikhailova activa su poder psíquico, Sergeyev encontraba una irradiación electromagnética y electrostática a un cuarteto de metros en torno  a la mujer (Bill Schul y Ed Pettit, página 51 del libro El Poder Secreto de las Pirámides. Nuevos y Asombrosos Descubrimientos sobre las Pirámides y la forma en que pueden cambiar su Vida, editorial Diana, impreso en los Talleres de Fuentes Impresores, S.A el 28 de Febrero de 1.990 en Méjico). Esta inapreciable energía puede ser llamada aura eléctrica  (Bill Schul y Ed Pettit, página 52 del libro El Poder Secreto de las Pirámides. Nuevos y Asombrosos Descubrimientos sobre las Pirámides y la forma en que pueden cambiar su Vida, editorial Diana, impreso en los Talleres de Fuentes Impresores, S.A el 28 de Febrero de 1.990 en Méjico).
  2. Un científico demostró la naturaleza magnética del espíritu, cuando éste se unía a un imán por medio de una radiación (la brecha existente entre el cuerpo de un individuo y un imán se llenaba con una especie de rayo energético): «El Dr. Kilmer comprobó con diversos reactivos que el aura no era un vapor material, sino una irradiación de energía. Acercando el polo de un imán se frotaba un rayo temporario entre el polo y el punto más próximo del cuerpo» de la persona (Enio Hernández Freites, página 58 de la revista Cábala, No 5, editorial AHORA, S.A, artículo «La Dimensión Secreta. El Espíritu como objeto de estudio de las electrofotografías o kirliangrafías», de Septiembre de 1.977, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).     

   Se concluye, por tanto, la inequívoca relación entre la electricidad y el magnetismo con el psiquismo. Esto puede deberse, en parte, a la existencia de un fluido eléctrico presente en todos los objetos (lo cual puede expresarse como la presencia efectiva de electricidad aún en el “objeto sutil” llamado alma, la cual, sí es un cuerpo, aunque muchos no lo crean), tal como lo descubrió Benjamín Franklin. Esta exposición nos evoca a uno de los grandes investigadores heterodoxos de todo el Orbe, Salvador Freixedo, para quien los Dioses poseen cuerpos etéreos de naturaleza irremediablemente electromagnética (lo dejó asentado en 1.984).

   De todas estas apreciaciones se desprende que, al parecer, lo entendido por “voluntad”, “mente” o “alma”, poseería o podría hacerse pasar por algo semejante a una estructura (forma) de naturaleza electromagnética.

   Pero, ahondemos en el fenómeno electromagnético para ponerlo en el justo contexto. Hans Christian Oersted, por medio de un experimento, se dio cuenta de que todo flujo o corriente eléctrica crea un campo magnético (cuando se mueven cargas eléctricas se produce magnetismo). Esto puede ser comprobado mediante la siguiente experiencia: Tomamos una cartulina en posición horizontal, ubicando sobre la misma limaduras de hierro. La atravesamos por un alambre colocado verticalmente. Luego, procedemos electrizar el mencionado alambre. Seguidamente,  notaremos cómo se forman en derredor del alambre unos anillos concéntricos con las limaduras. Este patrón circular es el campo magnético.

   Tiempo después, Michael Faraday hizo factible la cristalización del proceso inverso, el cual consiste en la variación del campo magnético para obtener electricidad: Es lo que en el argot físico denominaríamos como corriente inducida.   

   En realidad, como bien refiere Paul Davies (libro Los Últimos 3 Minutos), la electricidad y el magnetismo representan lo mismo. De allí que hayan sido unificados en la muy conocida fuerza electromagnética.

   De estas observaciones se deduce que no solamente la conciencia genera consecuencias de naturaleza eléctrica y magnética, sino también, el electromagnetismo puede afectar el bienestar de un ser vivo (verbigracia, los imanes o los electroimanes contribuyen con la sanación de la persona).  

   Un caso típico de esta situación abordada lo constituye el estadounidense Alan Spencer. Él sufre de problemas de locomoción; tiene un mal conocido como miositis –una enfermedad incurable–, un trastorno muscular que conlleva a la inmovilidad hasta el grado de impedir el caminado. Fue a Rusia y allí su cerebro fue “bombardeado” con ondas magnéticas con el objeto de estimular las neuronas y que éstas reactiven los músculos de su cuerpo. Por lo pronto, ha mejorado notablemente su estado de salud.       

 

Figura 2. El Poder Electromagnético en plena acción. En esta nota informativa del importante diario venezolano  La Mañana (página 19 de su sección buena salud del día domingo 22 de Diciembre del 2.013) vemos el aprovechamiento del magnetismo en el bienestar del cuerpo humano. 

 

   Retornando a la interrogante arriba planteada sobre las secuelas tangibles de la muy probable actividad inteligente de nuestro planeta, contestaremos con un sí rotundo: Mientras a simple vista no es posible mirar la energía eléctrica de las ondas cerebrales (las cuales van por el orden de los microvoltios) de alguien, si se puede conseguir lo mismo con la Tierra: Son nada más ni nada menos que los relámpagos, los rayos eléctricos (alcanzan cotas de hasta millones de voltios, dejando en paños menores a nuestro cerebro, incapaz de generar ni un solo voltio), la parte visible de las vibraciones psíquicas terrestres. Mientras que con una cámara fotográfica especial, la cámara Kirlian, apreciamos nuestra aureola electromagnética, a vuelo de pájaro se puede distinguir las llamadas auroras polares o boreales  y australes (fruto de la concentración magnética de la energía del Sol y, sobre todo, de la propia Tierra), y con determinadas mediciones, se ha “capturado” la “estampa celestial” o, en cierto modo, un tipo particular de alma, una forma de espíritu o aureola terrestre: La magnetósfera. Justamente, en el artículo de la Wikipedia sobre la magnetósfera de nuestro planeta, se reconoce  que de no ser por la presencia de la radiación solar, ¡el tamaño de las líneas del campo magnético terrestre sería ilimitado! (o sea, la Tierra es una Diosa). En definitiva: Las auroras boreales-australes y la magnetósfera, son ni más ni menos, que una manifestación tenue de el propio espíritu de la Pachamama. Nuestra magnetósfera es una especie de supra-efecto de Kirlian.

 

Figura 3. Imán en forma de barra generando un campo magnético.

 

   En este instante, surge la pregunta de ¿cuál es la forma del espíritu terrestre? No es muy complejo de determinar, basta con echarle un vistazo a un simple imán. Para ello, podemos llevar a cabo un simple experimento: Se coloca encima de un imán (en forma de barra) una cartulina. Sobre ella, se esparcen una serie de limaduras férricas. Las mismas tomarán una silueta aproximadamente elipsoidal, partiendo desde los extremos de la barra, es decir, los polos del imán. O sea, el magnetismo se centra en los polos norte y sur del imán, en este caso la barra (véase figura 3). Esta estampa elíptica es similar al de la magnetósfera, específicamente, los llamados «anillos o cinturones de Van Allen».

 

Figura 4. En esencia, la forma del campo magnético de la Tierra no difiere en demasía con el de un imán pequeño, como el de la barra. Nótese cómo sus líneas magnéticas van a parar a sus polos, al igual como sucede con el citado imán rectilíneo.

 

   Para entenderlo, debemos mirar a la Tierra como un imán, pero uno inmenso. Y de hecho lo es (por eso, en 1.660 Sir William Gilbert publicó la obra «Sobre los Imanes, los Cuerpos Magnéticos y el Gran Imán Terrestre», donde señala a Gea como una suerte de supra-imán)... Su magnetismo se deriva de la existencia de un núcleo cargado eléctricamente, el cual está constituido principalmente de hierro. Entonces, se forma en derredor de la Tierra unas líneas de campo magnético que se concentran en sus polos (al igual que le sucede al imán en forma de barra). Este “par de anillos magnéticos” se denominan los «cinturones de Van Allen» (véase figura 4), los cuales son parte integral de la magnetósfera planetaria. Cuando nuestra Madre Estrella manda sus rayos solares, especialmente el llamado «viento solar», éste se desvía a los cinturones, concentrándose en los polos magnéticos de ese imán llamado la Pachamama. ¿Y por qué pasa esto?  El viento solar no es más que un flujo de partículas atómicas cargadas de electricidad –y también posee magnetismo–, así que este flujo eléctrico es atraído por el magnetismo del dúo de cinturones. Esta interacción entre el viento solar con la actividad magnética terrestre se hace visible en los polos, donde se aprecian esos resplandores luminosos llamados auroras polares. Además, estos anillos de la magnetósfera no solamente capturan este viento del Sol, también los rayos cósmicos, de allí que también se conozcan como «los cinturones de radiación».      

   Y ya que hablamos de este asunto,  ya se ha determinado que los magnetismo solar –ignoramos cómo evolucionaría la vida en un planeta localizado, por ejemplo, en un sistema estelar doble, en vez de una estrella como nuestro sistema solar– y el de la Tierra afectan el ADN y las células de nuestros cuerpos (Colin Wilson, página 265 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).      

   Consideremos, en el presente momento, este poder inmenso de la Tierra. En el más recóndito y olvidado pasado, se erigieron ciertas edificaciones singulares para aprovechar la energía terrestre: Son las famosas «pirámides». También, podemos agregar a este repertorio, los llamados «menhires» y los «dólmenes». Con el objeto de levantarlos (entiéndase, lograr su correcto funcionamiento), deben cumplirse ciertas condiciones, algunas de las cuales nombramos a continuación: 1. El lugar para su construcción debía estar localizado en una región sísmica (como pueden ser los casos de Giza en Egipto y Teotihuacán en Méjico); cerca de una fuente acuífera; es vital presente alguna particularidad energética (el sitio debe constituirse en un nodo con alguna clase de anormalidad eléctrica, magnética, gravitacional; debe tomar en cuenta la radiactividad; constituirse en un lugar con energía , etc; en lenguaje “popular”, la zona escogida sería un centro o vórtice energético) y debe tomarse en cuenta los rayos eléctricos y el fenómeno de la ionización atmosférica. 2.  El material de la obra de ingeniería debe servir de canal para encauzar las potencias terrestres o, inclusive, cósmicas.

   Esta información no se entendería si no se considerara al globo terráqueo como una entidad claramente viviente, pues estas obras harían de “agujas para pinchar” tal como las que se usan en la terapia milenaria conocida como Acupuntura. Hagamos un paneo a este punto de vista: El cuerpo del hombre posee “fluidos sutiles” (suerte de energía etérea), invisibles para su campo de visión y, virtualmente, indetectables. «En el ser humano, como en los cuadrúpedos, estos fluidos sutiles se alojan entre los tejidos orgánicos y andan libremente entre ellos. Cuando se disfruta de salud normal, generalmente estos fluidos se hallan incontaminados, no produciendo, por lo tanto, ningún malestar. Ocurre también que en estado normal, o estando estos fluidos incontaminados, se acumulan exageradamente en algún sitio y producen presión orgánica, o tensión, causando igualmente severas molestias.       

   Siendo esta la situación, como lo es, se comprenderá fácilmente que si se logra purificarlos, o distribuirlos normalmente cuando se acumulan indebidamente, se evitará el malestar que producen; lo primero no es fácil de obtener, pero entonces contamos con otro recurso: La de desviarlos del sitio donde molestan a otro donde resultan inocuos; o, de no, anular su acción expulsando parte de ellos al exterior» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 24-25 de la revista Mundo Desconocido, No 73, editada por MUNDO DESCONOCIDO,  artículo «La Creación Mental 5», de Julio de 1.982, impresa en España). Allí es donde hace acto de aparición la Acupuntura.

   Algo semejante acontece con Gea. Ella produce energía hacía sus alrededores en forma de radiaciones, ondas, vibraciones, corrientes, líneas de fuerza... Muchas de esas fluctuaciones se suceden en forma curvilínea o, tal vez, espiral. Es posible que cuando se posiciona sobre su superficie una estructura geométrica (ejemplo, una pirámide, un obelisco, un menhir, un dolmen) se altere en alguna medida estos flujos energéticos terrestres (Louis Charpentier, página 101 de Los Gigantes y el Misterio de los Orígenes, Plaza & Janes, S.A Editores, impreso en Gráficas Guada, S.A en Junio de 1.971 en Barcelona, España). La trayectoria de losrayos telúricosy, hastacósmicos”, se modifica.     

   Además, es sabido de antiguo que la piedra y el metal concentran fuerzas, hasta las sutiles (según anota Dion Fortune en su Cábala Mística). Operan como una pila y no estrictamente para una función tecnológica. Así, según asienta Louis Charpentier (página 252 de la mencionada obra Los Gigantes y El Misterio de los Orígenes), la piedra acumula vibraciones, calor, magnetismo y también sirve de resonador.

   Entonces, entra en acción los monumentos... Por ejemplo, las pirámides son orientadas de acuerdo al magnetismo terrestre, constituyéndose en verdaderos imanes, lo cual es un incentivo para el fenómeno eléctrico. Existe algo llamado electrokinesia, la generación de carga eléctrica merced al desplazamiento de sustancias. Si un líquido se mueve sobre una superficie maciza, producirá electrones. Al separar cargas positivas de negativas se obtendrá electricidad. En este sentido, la Gran Pirámide de Giza (Egipto) tiene debajo de sus pies agua subterránea. Supongamos suceden movimientos de tierra o seísmos, esa agua hará de conductor eléctrico... hará de canal de las energías telúricas o de la Tierra. Además, reseña Louis Charpentier (página 223 de la obra Los Gigantes y El Misterio de los Orígenes), si el movimiento hace que entren en contacto dos capas de suelo diferentes entre sí, provoca aumento de temperatura, lo cual a su vez origina corriente eléctrica (ya sabemos que hay electricidad estática cuando determinados materiales se frotan entre sí). Es posible que la actividad telúrica genere electricidad en el interior por las razones previamente dadas. A ello sumémosle la naturaleza pétrea de la arquitectura piramidal: Cerca de esta pirámide hay pavimento de basalto (este material contiene magnetita). Y por si fuera poco, la Gran Pirámide posee granito, el cual tiene cuarzo, un material piezoeléctrico. Otro dato para no olvidar: El Científico Dmitry Pavlov descubrió en 2.008 el hecho de un suelo de la Pirámide de Kefrén rico en contenido de hierro (el cual, como sabemos, es conductor de electricidad) y tierras raras (éstas últimas exhiben singulares propiedades luminiscentes, magnéticas y electroquímicas). Ello nos retrotrae a André Pochan, quien apunta la existencia positiva de óxido de hierro  en los ladrillos de revestimiento de la Gran Pirámide, conforme a un análisis químico realizado por Francoise Boulanger, en los laboratorios de la Universidad de la Sorbona  (André Pochan, páginas 239 y 241 del libro El Enigma de la Gran Pirámide, Plaza & Janes, S.A Editores, impreso en Junio de 1.973 en Barcelona, España). Esto explicaría el color con el cual habrían sido pintadas estas monumentales obras: El rojo oscuro.         

   Pero el verdadero poder de la pirámide está en su punta, su vértice superior. Allí concentra la energía. La silueta de la pirámide, sus aristas, todo converge, todo confluye hacia su pináculo. Al respecto, a principios del nuevo milenio, un grupo de Geofísicos de Rusia descubrió que un objeto en forma piramidal, en su parte superior, aumenta la energía de las vibraciones mecánicas (sísmicas en este caso) varias decenas de veces en relación a esta energía medida a nivel de su base. O sea, una pirámide sirve para capturar e incrementar la energía telúrica (Andrey Sklyarov, artículo El Rompecabezas de la Construcción y el Propósito de la Pirámide, disponible en el sitio web del Proyecto Laboratorio de la Historia Alterativa).        

    Mas el caso de las pirámides no es el único. También, contamos con los menhires y los dólmenes. Hablemos de los primeros:

   Un típico menhir es una roca alargada –similar a una columna–  colocada verticalmente sobre el suelo natural. ¿Cuál era la finalidad de su instalación? Al parecer, los menhires mejoraban las propiedades del terreno, haciéndolo más fértil (así lo registra Louis Charpentier en la página 220 de la obra Los Gigantes y El Misterio de los Orígenes, Plaza & Janes, S.A Editores,  impreso en Gráficas Guada, S.A en Junio de 1.971 en Barcelona, España). Representan el principio de generación, el Yang (Blanche Merz, página 149 de Pirámides, Catedrales y Monasterios. Los Lugares Mágicos y Santos, y sus Misteriosas Vibraciones, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Limpergraf, S.A en 1.987 en Barcelona, España). Debemos señalar, se hizo un estudio del efecto energético del par de menhires denominados «Las Piedras de Acq» o «Las Piedras del Diablo», ubicados no muy lejos de la commune de Ecoivres, en el departamento de Pas-de-Calais, de la región de Hauts (Francia). La gente que se queda un buen tiempo –algo así como más de siete días– alrededor de estas moles se debilita. Para más inri, las líneas Hartmann son distorsionadas por estas voluminosas piedras, existiendo innegables singularidades de carácter magnético en las inmediaciones de este binomio de colosos (Blanche Merz, página 151 de Pirámides, Catedrales y Monasterios. Los Lugares Mágicos y Santos, y sus Misteriosas Vibraciones, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Limpergraf, S.A en 1.987 en Barcelona, España).    

 

 

 

Figura 5. Formaciones pétreas (algunas circulares). Son menhires cuando el megalito exhibe una silueta de pilar, columna o piedra alargada colocada verticalmente (como un falo).

 

   Ahora, hablemos sobre los dólmenes. Son estructuras megalíticas cuya estampa nos recuerda a una casa o mesa. Consisten en una roca horizontal colocada sobre piedras verticales. Es el Ying: Su interioridad es absorbente.

 

Figura 6. Estampa de un dolmen: Megalito en forma de mesa o casa, con dos o más rocas verticales haciendo de columnas y con una piedra horizontal cumpliendo la función de “techo”. 

 

   En este punto, examinemos el aspecto tecnológico del menhir y el dolmen. Varios de estos especímenes están hechos a base de basalto, lo cual le proporciona propiedades claramente magnéticas. Verbigracia, el menhir de Arribiribilleta es basáltico. Está localizado en el Valle del Deba, País Vasco, España. Otro tanto ocurre con el dolmen de Gizaburuaga (de la era del Neolítico), un megalito de basalto, ubicado entre Karakate-Iturriberri, País Vasco, España. La misma situación se da con una serie de sarcófagos del Serapeum de Saqqara (Egipto): También están constituidos de basalto. Pero esta disquisición no se circunscribe únicamente al tipo de material empleado, igualmente, aborda la cuestión del agua: Muchos dólmenes están cerca de un río, del mar o poseen debajo de sí un pozo (Louis Charpentier, páginas 126 y 253 de Los Gigantes y el Misterio de los Orígenes, Plaza & Janes, S.A Editores,  impreso en Gráficas Guada, S.A en Junio de 1.971 en Barcelona, España). Ya marcamos con anterioridad que el agua es un medio para la conducción eléctrica. 

 

Figura 7. Las alineaciones de Le Ménec. Ubicadas al norte de Carnac, región de Bretaña, en Francia.  

 

Figuras 8 y 9. Arriba, las tres famosas pirámides de la meseta de Giza con sus respectivas subsidiarias. Abajo, la pirámide de Kefrén. Delante de ella, la Esfinge, y delante de esta escultura, el Templo de la Esfinge (algunos de sus ladrillos pesan decenas de toneladas). Todas estas obras tendrían una edad milenaria de unos 12.500 años, construidas por los “extraterrestres” de la civilización “atlante”.  

Figura 10. Vista aérea donde se aprecian a las denominadas «Casa de Keops» y «Casa de Kefrén».  Las pirámides pueden concentrar las energías terrestres.  

 

   «Según la más antigua de las tradiciones, los Celtas de hoy descienden de los habitantes de la Atlántida, destruida por una serie de cataclismos (la famosa Inundación Universal, la cual consiste en lluvias torrenciales de agua y fuego; movimiento abrupto de la corteza terrestre; erupciones volcánicas; tsunamis de más de 3 kilómetros de altura de acuerdo a Andrey Sklyarov, en su sensacional texto Ollantaytambo, Testigo del Diluvio; cambio de los polos magnéticos; seísmos de antología, capaces de alcanzar una magnitud de 11 en la escala de Richter; una nube de polvo que dejaría a la Tierra en oscuridad; mega huracanes y heladas; todo como producto de la muy probable caída de un asteroide hace unos 12.500 años)... que terminaron por separar la Gran Bretaña, hoy insular, del continente.

   Los “prófugos” que pudieron escapar hicieron contacto con la tierra firme en Belle-lle-en-Mer, entonces unida al continente. Fue a partir de esa época que se elevaron los dólmenes y menhires. En efecto, los habitantes de la Atlántida (probablemente, algunos de ellos eran gigantes, los Dioses Extraterrestres de los “mitos” y las “leyendas”) ya tenían un profundo conocimiento de las corrientes telúricas que surcan la Tierra. Sus sabios, que habían estudiado los elementos de estas fuerzas, escogieron la encina como símbolo de Dios, y tomaron el nombre de Druidas.

   La encina es el árbol que tiene mayor fuerza magnética. Emite también ondas telúricas, y recibe las ondas cósmicas que transforma durante la noche. Los Druidas instalaron sus ciudades en los centros nerviosos de estas corrientes telúricas, e implantaron esas enormes rocas, que, aparentemente, no tienen ninguna utilidad. Los dólmenes o piedras planas fueron colocadas en el sitio preciso donde se reúnen 2 o 3 corrientes telúricas, y los menhires, o piedras alzadas, tienen un papel análogo al de transformadores de energía eléctrica plantados en estas corrientes.

   Todavía hoy, la intensidad de las radiaciones es tan fuerte que altera la composición química de las plantas del área, y atrae a ésta a los animales y hombres que buscan un vigor suplementario.

   René Bouchet cita varios casos de curación: «Una chiquilla que padecía de la cadera, a la que colocamos un cuarto de hora solamente en un menhir del bosque de Paimpont (población y comuna francesa del departamento de Llle y Vilaine, correspondiente a la región de Bretaña), no ha vuelto a sentir dolores y ni siquiera debilidad ósea. En el mismo sitio, una dama recuperó el uso de un ojo que estaba a punto de perder, y en otro caso, más reciente, una mujer que tenía reumatismo en las rodillas se curó después de permanecer 24 horas en el lugar indicado. Sus rodillas estaban tan inflamadas que no le era posible caminar».   

   Estudiando la Filosofía Druida, se encuentra por ejemplo la explicación de las fuentes termales. En efecto, cuando una corriente hidráulica subterránea corta una corriente magnética, el agua, ya naturalmente impregnada por las sales de la corteza terrestre, se hace radiactiva en ese punto, y sus cualidades ferruginosas, alcalinas y sulfurosas, se ven amplificadas. Los preceptos druídicos enseñan que las fuerzas magnéticas son determinadas por las corrientes telúricas, provenientes de los cuerpos celestes, golpeando en un punto determinado voltean la corriente inversamente golpeada de un rayo cósmico, lo que permite curar en un instante a la persona expuesta, que ve su campo magnético bruscamente invertido» (Patrick Forestier, páginas 23-24 de la revista Cábala, No 15, editorial AHORA, S.A, artículo «Extrañas Ceremonias de los Druidas de Hoy», de Julio de 1.978, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). 

   Justamente, aquí surge una puntillosa pregunta: ¿Por qué rayos menhires, dólmenes, sarcófagos, obeliscos y pirámides guardan una profunda relación con la energía electromagnética?  Como ya se planteó, nuestra esfera terrestre es un ser supra-orgánico. Hay regiones de la Pachamama no del todo óptimas para la actividad agrícola. Por consiguiente, al levantar sobre ella un menhir o una pirámide, es como si se le practicare en un punto neurálgico una abertura energética o se le colocare sobre ella una lupa energética, focalizando ciertas potencias, y facilitando, la eyección de ciertas irradiaciones. En este caso el menhir e, incluso, la pirámide, funcionan como una aguja de acupuntura. Actualmente, el hombre sabe que las plantas se encuentran más saludables si son regadas con agua imantada o si son expuestas al efecto piramidal (o sea, si son influenciadas con el poder magnético).  

   En fin, este es nuestro Mundo... La Tierra, literalmente, nos sostiene (tanto en el Espacio como en el sentido de constituirse en fuente de energía para nosotros, los seres humanos). El sólo hecho de caminar sobre ella ya es un milagro. Somos proyecciones de la Tierra así como ella es una proyección del Sistema Solar. Los humanos son fenómenos de la Tierra, somos aspectos suyos, parte de su ser. Razón tienen los pueblos originarios de la América y la humanidad “primitiva” cuando sostienen la divinidad de la Pachamama.

4to Dios: La Luna

   Aunque parezca mentira, nuestro satélite natural juego un papel vital para la vida –y perdónenos la reiteración–  tal como la conocemos aquí, en la Tierra. Imaginémonos, sólo por un instante, que la «Luna» se esfuma del panorama de la bóveda celeste. ¿Qué pasaría? No habrían más mareas por la acción de la gravedad lunar. Se perdería el drenaje en las orillas de los mares, esto es, ya no contaríamos con esta limpieza natural. Pero eso no es todo...

   Selene estabiliza el eje de rotación de la Pachamama (de allí, gozamos las estaciones): 23 grados respecto a su órbita, es decir, la Tierra está inclinada 23º en relación al plano donde sucede el movimiento de la traslación. Si desapareciera  la Luna el eje de nuestra esfera azul oscilaría entre los 0o a los 90º, con la consecuente abrupta variación de la temperatura: Ésta fluctuaría entre más de 50 oC y una cantidad menor a los -50 oC: En este escenario, los vientos serían tan raudos como un auto de carreras: Rondarían los 300 kilómetros por hora. Surgirían verdaderas heladas en los trópicos; se podrían fusionar los polos y no sería extraño contar con un día de doce horas. ¡Un desastre climático! Tal vez, incluso, podría darse el caso de un planeta con una cara perennemente expuesta a la luz solar y la otra cara sometida a una noche “eterna”, por “los siglos de los siglos”.

   Es un hecho que la luz del Sol rebotada por la Luna afecta a los seres vivos. Salta a la vista que, sin Selene, se alteraría los ritmos biológicos de plantas y animales vinculados a esta “luminosidad rebotada”.

   En todo caso, profundicemos un poco en la influencia lunar. Es sabido que una buena cosecha se obtendrá en función de las archifamosas fases lunares. De este modo, si se siembra una coliflor en luna llena el resultado será positivo, cosa negada en luna nueva, cuando saldrá un producto agrícola flaco (Colin Wilson, página 252 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). ¿Acaso no dan mejores resultados sembrar en cuarto creciente que en cuarto menguante? (Blanche Merz, página 154 de Pirámides, Catedrales y Monasterios. Los Lugares Mágicos y Santos, y sus Misteriosas Vibraciones, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Limpergraf, S.A en 1.987 en Barcelona, España).    

   El aspecto psíquico también se ve afectado por la Luna. La luna llena incide directamente sobre los pacientes mentales (de allí, el término de “lunáticos”) e interfiere en el sueño. No es raro que no se pueda dormir en el comentado periodo de luna llena (Blanche Merz, páginas 154-155 de Pirámides, Catedrales y Monasterios. Los Lugares Mágicos y Santos, y sus Misteriosas Vibraciones, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Limpergraf, S.A en 1.987 en Barcelona, España). Para más señas, recuérdese que puesto que nuestros cerebros son de naturaleza electromagnética, el Sol, la Tierra y, por supuesto, la Luna, afectan la psiquis humana. Y pare de contar...    

   No obstante, ¿a qué se reduce la Luna? ¿A una mera mega roca espacial? El hombre primitivo conceptualizaba al Sol y a la Luna como entidades plenamente vivientes (Colin Wilson, página 253 y 261 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia), no como “cosas inanimadas”. Por su parte, los esotéricos, verbigracia, Viollet Mary Firth Evans (La Cábala Mística), aducen un alma en común para la Luna y la Tierra (como ya mencionamos en otra oportunidad). Así mismo, el heroico Giordano Bruno, en su legendaria pieza literaria De la Causa, Principio y Uno –escrita en Inglaterra en 1.584–, caracterizó a la Tierra, la Luna, el Sol y otros objetos como animales privilegiados, en otras palabrillas, están vivos.

   La anterior premisa explicaría el por qué se adoraba en la antigüedad a los astros, planetas y satélites. Según Roberto Graves, en su obra La Diosa Blanca, la Luna fue objeto de culto por la humanidad (Colin Wilson, página 262 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). Otro paralelo se registra en el puño y letra de autores como Riane Eisler (libro El Cáliz y la Espada), para quien los antiguos reverenciaban a la madre Tierra (Colin Wilson, página 329 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).    

3er Dios: La Vía Láctea

   La Vía Láctea es la galaxia donde vivimos y que nos mantiene unidos al “Cielo Estrellado”. Empero, ¿qué es una galaxia? En el más profundo Espacio se forma, de vez en cuando, una nova oscura: Un agujero negro. Cuando éste alcanza una masa equivalente a millones de veces la del Sol, pasa a ser un agujero negro supermasivo. Entonces, y sólo entonces, el hoyo negro funciona como un super-atractor, conservando cohesionado un conjunto de polvo, nubes, asteroides, cometas, satélites, planetas, y sobre todo, estrellas. Lo logra gracias a su sensacional fuerza gravitatoria, haciendo girar todo ese conjunto en torno a sí, como si fuera un Super-Sol. Una nova es la progenitora de planetas, pero una galaxia es la creadora de estrellas (los Científicos han estimado, para la Vía Láctea, una cantidad de novas en el orden de los cientos de miles de millones).   

   No todo está dicho, ni mucho menos en materia cosmológica, y por lo tanto, de acuerdo a ciertas perspectivas de algunos Astrónomos, cada galaxia es, literalmente, un Universo (Francisco Aniceto Lugo, página 45 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). De hecho, es plausible denominar también a una galaxia como un Universo-Isla (Francisco Aniceto Lugo, página 47 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). Ello se debe a que una galaxia es una enormidad cósmica y se comporta como si fuera un sistema marcadamente particular, hasta cierto punto, podríamos alegar, posee personalidad propia que la distingue.  

2do Dios: Laniakea

   Conocido científicamente con el nombre de Supercúmulo de Laniakea (esta última palabra quiere significar «Cielos Inconmensurables»), es una agrupación galáctica cuya extensión mide más de 500 millones de años-luz. Es un ente, un ser constituido por unas cien mil galaxias (la cabeza de una persona ronda, precisamente, los 100.000 cabellos), entre las cuales está la Vía Láctea.   

   Ahora el hombre sabe a ciencia cierta que un cúmulo galáctico está conformado por un conjunto de galaxias (nuestro cúmulo se denomina Cúmulo Local y está compuesto de varias decenas de galaxias) y que un supercúmulo es un cúmulo de cúmulos galácticos (caso del citado Laniakea). Estos “animales galácticos” semejan formas de nubes.

   Ante estos alucinantes números no nos queda más que el sobrecogimiento... Superan nuestra imaginación. Si se nos permite utilizar una licencia poética, en cierta manera, Laniakea es como la larga cabellera de alguien... Pero, ¿de quién?

1er DIOS (El Espacio, el Universo, el Cosmos, el Akasha, el Éter, el Cielo, la Naturaleza, el Ser, la Imaginación, la Inteligencia Cósmica, Pan, la Totalidad, el Infinito, el Numen, Dea, la Musa, la Madre)

   En las siguientes líneas proseguiremos con el escrito sobre el listado de los Dioses Cósmicos –entendiendo, simplemente, el significado de la palabra “Dioses” como entes con capacidades superhumanas–, explicando parte de su esencia (lo que ya es mucho decir). Evidentemente, la vida desarrollada donde nos encontramos está en función de estos seres superiores, de los cuales destaca el Universo (que es lo que muchos interpretan como “Dios”).

   Pero, ¿qué es el Universo? Sencillamente, es el Espacio. ¿Y qué es éste último? En las subsecuentes páginas intentaremos facilitar una solución, siempre aproximada, sobre la naturaleza espacial. Honestamente, este trabajo es un intento burdo de acercamiento de la Realidad Divina, la cual es difícil, compleja para toda mente humana.

La Imagen que tiene la persona común del Espacio y cómo define la Ciencia a esta entidad para el público

   La clásica visión de la gente se reduce a un «Espacio interminable y vacío» (“es” la “nada”). Más tarde veremos por qué las masas populares están parcialmente en lo correcto.  En cuanto a la versión científica vertida al pueblo, ella puede ser sintetizada con la famosa teoría del big bang (suerte de “dogma” dizque “científico”), la cual reza de esta manera: Antes del big bang («gran explosión») no había nada, totalmente nada, ni espacio ni tiempo – otra suerte, suerte de nada absoluta, perfecta–, aunque esto choque frontalmente con la racionalidad científica. De repente, ocurrió un estallido generado por un punto, desperdigando por doquier espacio, tiempo, materia y energía. Y esto es lo que se denomina la pretendida “expansión del Espacio”, la cual continúa. En general, la corriente académica dominante es contraria a la existencia del Éter, esto es, un Espacio revestido de cierta cuota de corporalidad.  

Consideraciones Generales                                           

   Aplicando lógica, simple sentido común, voz interior e incluso la intuición, el Espacio sería ilimitado... Así lo concebiríamos... Por definición, (por única deducción), el Espacio debe ser infinito, sino, no es Espacio.

   ¿Y qué pasaría si el Espacio no tuviera fin? ¿Qué significa? Pues... algo sin forma es eterno. Así de fácil... 

   Y difícilmente, tuvo un origen... Filosóficamente hablando el Espacio es infinito, eterno y no físico (el Cielo Cósmico, el Espacio, es el reino de lo espiritual).

   Esto puede ser leído del siguiente modo: Cuando existe una entidad  que se constituye en un objeto, se somete a un inevitable proceso de decaimiento o envejecimiento, de aumento y disminución de sus dimensiones, en fin, tiene un inicio y un término. Sólo un cuerpo muere, sólo un ser con forma se acaba (salta a la vista la imposibilidad de mantener una forma por siempre). No sucede así con una “cosa” carente de forma...    

   Para comprender lo previamente planteado, hágase este cuestionamiento: ¿Se cansa el Cielo? ¿Se pone viejo? Ahora, pregúntese: ¿Siempre ha sido? ¿Es inmortal? En este sentido, no es posible la ocurrencia de un proceso para formar, moldear, erigir, generar, elaborar o producir extensión o Espacio. Y mucho menos “hacerlo” de la “nada”. No existe una cosa como “construir Cielo”.

   El Espacio no se puede plasmar, es inadmisible su visualización (¿cómo visualizar “algo” que no posee fronteras, que adolece de forma?).  Por consiguiente, es inimaginable (aparte de que es inconcebible la infinidad de su extensión). El Espacio es irrealizable, solo es. No hubo comienzo, nunca lo hubo.

   En contraste con nuestro postulado, se ha asegurado, incluso, que, con la supuesta “explosión primigenia” (el big bang), comenzó a andar el tiempo (nada confirmado, por cierto). Es decir, que antes de este “evento” no existía el tiempo ni nada (una nada absoluta, un nihilismo total, un contrasentido, una locura). Y, justamente, esa “nada” generó esa masa virtualmente infinita que es el Universo Todo (como mago sacando conejillos de su sombrero de copa). O sea, “cuando” no había tiempo “sucedió” un  único “acto” de “creación”. Una propuesta totalmente irrazonable, acientífica.

   Profundicemos en el planteamiento: No había nada, absolutamente nada (ni espacio, ni tiempo, ni mucho menos energía y materia). De repente, como por arte de magia, se produjo una explosión cuyo origen es, precisamente, la nada. A partir de allí, nació el Universo. Desde entonces, ha ido acrecentándose ininterrumpidamente el tamaño del Espacio. Esa pretendida expansión del Universo se define como el estiramiento del Espacio (lo cual probaría su estatus como agente real), causando lo interpretado como el incremento de la brecha entre las galaxias. De este distanciamiento entre galaxias se refieren los libros de Cosmólogos como Stephen Hawking. Sin embargo, debemos aclarar que ni siquiera en esto hay consenso entre los estudiosos del asunto. Verbigracia, contamos con el Investigador Astrofísico Luis Cabareda: Él señala en su trabajo sobre una partícula ubicua denominada partonatón que el Cosmos está tanto expandiéndose como contrayéndose. Además, ha habido, hay y habrá impacto entre galaxias, lo cual contradice la supuesta expansión del Cielo.

   Empero, prosigamos con el cuentecillo del incremento del tamaño del Universo y hagámoslo en esta ocasión de la mano de Jean Pierre Vigier (Doctor en Matemáticas y miembro del personal del Instituto Herni-Poincaré, en París). A continuación, la puesta en escena del pensamiento del Profesor galo:

   ««Camellos, hay cada día más y más. Habitualmente ellos desaparecen. Ahora son tan numerosos que todo se vuelve redondo en el gran dogma».

   ¿Los camellos? Cuerpos celestes (estrellas o galaxias), cuyo comportamiento no cuadra con el dogma: Y ¿qué es el dogma? El Universo en expansión.

   Se necesitarán muchos decenios para que la teoría de la expansión sea aceptada por todo el mundo científico. Actualmente, el 80 % de los investigadores están dedicados a esta causa. Pero la causa se está volviendo un dogma: «Se juzga sin cesar y muy rápido, partiendo de conocimientos muy limitados», dice Jean Pierre Vigier.

   ¿Cómo se hace para probar que esta ecuación es válida en los confines de otra galaxia? El mismo Einstein tuvo sus reservas referentes a la expansión del Universo» (Juan Pedro Adine, página 7 de la revista Cábala, No 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). 

   «¿Por qué las galaxias se reagrupan? ¿Cómo se mueven? No lo sabemos todavía. Los Astrónomos se han convencido de que no hay límite para ese horizonte cósmico.

   Hay otra hipótesis, de que no son las galaxias las que se alejan de nosotros, sino que la luz se fatiga, y al envejecerse, se vuelve roja. Otra nueva hipótesis es que los “fotones”, granos de luz que nos invaden, son una masa, y que al pasar la luz a través de grandes extensiones vacías y de materia estelar, nos llegan hacia el rojo.

   Ya dos asistentes de Jean Pierre Vigier, Hiroschi Karoji y Laurent Nottale, han probado que la luz subsiste aunque atraviese las galaxias, y que sea cual fuere la distancia, tienen una orientación hacia el rojo» (Juan Pedro Adine, página 10 de la revista Cábala, No 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).     

   Igualmente, varios estudiosos rusos de Cosmología fundamentan el envejecimiento de los citados fotones como la razón principal del llamado efecto Doppler (Francisco Aniceto Lugo, página 27 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).

    De ello se infiere no que el Espacio existe sino que es la Existencia; siempre ha estado. Astrónomos como Francisco Aniceto Lugo han apuntalado esta postura sobre la eternidad cósmica al mencionar a «las inmensas nubes de gases y polvo que han existido siempre, existen y existirán tanto en los espacios interestelares como en los interplanetarios, a través de todo el Cosmos, constituyéndose luego de ellas todos los cuerpos que constatamos en el Universo observable» (Francisco Aniceto Lugo, página 64 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España). 

   Otro Astrónomo, archifamoso, el bretón Fred Hoyle, rechaza de plano la tesis de  «la creación de un solo golpe» (la gran explosionada), arguyendo la dificultad para digerir esta ideíta. En contraste, la «creación continua» tiene más visos de racionalidad (Francisco Aniceto Lugo, página 20 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).

   «El Cielo es infinito. El Universo es eterno. Soles, planetas, galaxias, novas y estrellas, en un Espacio sin fin, lleno de vida que vibra con leyes propias, dimensiones de existencias que pueden sacudir las telarañas de la ciencia moderna. Ya los científicos no dejan de asombrase ante cada amanecer, por las maravillas descubiertas en la noche anterior. El mismo origen humano puede estar en las estrellas» (Juan Pedro Adine, página 6 de la revista Cábala, No 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). 

   Por todo lo explicado, se hace ocioso asignarle una fecha de natalicio o de caducidad a algo que no tiene forma por definición.

   Stephen Hawking (libro El Universo en una Cáscara de Nuez) expone la posibilidad de la existencia de los Cosmos membrana. Un Cosmos membrana tendría un tamaño limitado. Fuera de él habría una nada absoluta, sin siquiera espacio. Un Universo condicionado o un Espacio finito sugiere que hay dos cosas: “Una parte” y “nada”. O mejor: Dos partes: Una parteque existe (el Espacio finito) y otraparteque no existe (la nada) pero está. Una parte, por definición es una parte de algo... ¿Una parte (ese Espacio finito) es una parte de la nada? En este caso, figúrese el siguiente hipotético caso: Un Universo limitado rodeado de nada: Sería una nada con una parte o una nada con un Universo y ya no sería nada... Sería una porción o un algo de la nada. ¿Cómo la nada puede ser una parte? ¿Cómo la nada posee una parte? ¿Cómo una “parte” está privilegiada y “otra” –que no existe– no. ¿Alguien entiende esto? Es un verdadero quebradero de cabezas.

   Además, según la ciencia oficial un punto del Cielo puede ser infinito –es el famoso caso de una singularidad gravitacional, la cual posee una presión y densidad infinitas– pero el propio Espacio (el Cielo Universal es la fuente generatriz de cuanta estrella oscura o agujero negro existe) no. ¿?

   En el mundillo de los números no se puede trabajar con el Infinito (∞). El Infinito es indefinido, innumerable, incontable, incalculable, sinnúmero, ilógico, desconocido... Se postula un “espacio limitado” porque en las Matemáticas no se puede calcular cuando las cantidades son infinitas, es decir, a los seres humanos no nos da la cabeza para comprender el Infinito (pese a que nuestra mente puede imaginar la existencia de un agente infinito). Y si podemos (los humanos, seres finitos, productos del Cosmos) contemplar la existencia de un espacio infinito, ¿por qué no podría ser efectivamente  así? Como siempre, la Realidad supera la ficción... La Realidad Cósmica debe ser interminable, infinita, porque no puede ser de otro modo.

   Al respecto, el Matemático Roger Penrose formuló un teorema sobre una singularidad formada por el colapso de una estrella asumiendo la infinitud espacial. Hawking logró eliminar en esa ecuación dicha condición de infinidad (Stephen Hawking, página 66 del libro Historia del Tiempo Ilustrada, editorial Crítica, Grijalbo Mondadori, S.A., Barcelona, España,  impreso en 1.996 en Alemania), lo cual demuestra que nada impide concebir al Espacio como ilimitado; que sólo es cosa cosmética, arbitraria o de convención añadir o no el símbolo del ∞ en una formulilla matemática.

   Pese a todo, Hawking (libro El Universo en una Cáscara de Nuez) asevera el hecho de un Cosmos cuya dilatación no tiene término por el Espacio y el condicionante de un Universo con falta de limites (infinito).

   La conclusión visible de todo esto es que la teoría de un espacio limitado es ilógica, no es científica, el Cielo ilimitado, perenne, es más razonable.

   Al tenor de lo expuesto, seguramente, el lector se preguntará ¿si se cuenta con alguna evidencia positiva sobre la infinitud espacial? Sí, de momento, nuestros telescopios no han podido divisar signos de deformidad del Espacio. No se ha apreciado curvatura alguna o no se ha presentado alguna mínima forma en el mismísimo Espacio. Éste es prácticamente plano (Stephen Hawking, página 205 del libro Historia del Tiempo Ilustrada, editorial Crítica, Grijalbo Mondadori, S.A., Barcelona, España,  impreso en 1.996 en Alemania). Ervin László (El Universo Informado) cita las mediciones y los hallazgos realizados por el Proyecto BOOMERANG, DASI, MAXIMA y WMAP, los cuales avalan las conclusiones en pro de un Universo plano o recto. Se extiende hasta perderse... en el más profundo Infinito. ¡Casi Nada!

Definición de Espacio

   El Sabio Giordano Bruno alguna vez declaró: «Creo en la infinidad de los mundos diseminados en el Espacio Infinito que yo llamo Universo... Innumerables son las constelaciones, soles y planetas que se mantienen invisibles, debido a su distancia y pequeñez... Innumerables son las Tierras que giran alrededor de sus soles, ni peores, ni menos habitados que nuestro globo» (Yolle Delle Donne, página 96 de la revista Cábala, No 13, editorial AHORA, S.A, artículo «Arde la Hoguera de Giordano Bruno», de Mayo de 1.978, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).      

   Ahondemos en ello...

   ¿Qué es el Espacio? Es el Cielo. El Universo. El Infinito. El Todo, la Plenitud, el Súmmum. Unos creen se encuentra fuera de la Tierra, cuando es lo que llena el cuerpo y está en nuestro alrededor. Lo que rodea nuestra humanidad unos centímetros alrededor nuestro ya es Espacio. De Él sale, se mantiene y a Él retorna todo.

   Ahora, podemos puntualizar la definición del Espacio como sigue:

   La ilimitada extensión de la totalidad de las cosas es un agente real con voluntad, que se transforma en cualquier fenómeno

 

 

La Verdad Cósmica

   Hablemos de la realidad del Espacio. Muchos creen que el Espacio (el cual es acentuadamente oscuro, de hecho, si estuviéramos en el “Espacio Exterior” no visualizaríamos estrella alguna, tal es su negritud) está “vacío”, es pues, una especie de “hueco negro infinito”.  Es una impresión inexacta de la percepción humana. El Espacio no es el vacío, o sea, la nada, es un agente plenamente existencial, como tú o como yo; es una fuerza real. Él reporta cierto grado de materialidad. Por tal razón, exhibiremos para la vitrina pública cuatro pruebas de la corporalidad del Espacio:

  1. El Espacio “sostiene a un astro”. Los mundos están “guindados” del Espacio, es como si estuvieran agarrados de Él, estamos, hasta cierto punto, “fijados” en el Espacio. Es el sostén de todo, la base de cualquier cosa en el Universo; asemeja el papel de la estructura ósea (los huesos representan la armazón de nuestro cuerpo, sustentando nuestra humanidad) de alguien o algo. ¿?  
  2. Las galaxias se mueven, se acercan o se alejan entre sí. De ello se deduce que el Espacio es una clase de “cuerpo”, aunque sutil, ya que se alarga o se encoje tal como si fuera un “objeto flexible”... como lo haría una plastilina.
  3. En la teoría einsteiniana el Cielo deja de ser un actor pasivo para ser activo. Ya no hay acción a distancia entre dos masas, sino hay un nexo inobjetable entre el campo –en nuestro caso, el Espacio–y dichas  masas. En la teoría de la relatividad la masa deforma el Espacio, curvándolo. Así que, después de todo, el Cielo se constituiría en una entidad real. La geometría (el Espacio) direcciona el movimiento de la masa y ésta deforma la geometría según la forma de la masa. Para nuestros efectos, se han detectado dos fenómenos naturales de acuerdo a los cuales se verifica el “comportamiento corporal” del Espacio: A. Demora en el eco del radar. Le disparamos a Venus una señal de radar si éste planeta se halla detrás del astro solar cuando lo observamos desde nuestro mundo, entonces, sólo entonces, la señal rebotada retorna retardada a la Tierra debido a que ha encarado un espacio deformado por la masa solar. B. Luz de una estrella desviada por el Sol. El astro rey dobla el Espacio en sus inmediaciones tal como si colocáramos una pelota de baloncesto (el Sol sería el balón) sobre una sábana extendida (el Espacio haría el papel de la sábana), abombándola hacia abajo. En consecuencia, el Sol desviará la luz de sus vecinas y percibiremos una posición engañosa de estas estrellas en la bóveda celeste (véase figura 11).         
  4.  El desplazamiento de los astros o cuerpos celestiales. Véase el caso del movimiento de traslación de la Tierra, la cual tiene una orbita eclíptica en derredor del Sol. ¿Qué produce esta circunvalación? Como no hay “nada” que mueva al planeta lo que lo impulsa no es otra cosa que el mismísimo Espacio (también conocido como el Ser, la Inteligencia o Dios). Por supuesto, ustedes pedirán un ejemplo de la vida cotidiana para poder ver esto con una mayor claridad. Y se los daremos... Consigan un imán en forma de disco –de unos 12 centímetros de diámetro basta– y un par de bolitas metálicas de unos 5 milímetros de diámetro cada una (las rolineras pequeñas sirven para efecto del experimento de secundaria). Coloquen sobre una mesa el imán y sobre la superficie de éste posicionen el binomio de bolitas. Cada esferita debe estar lo suficientemente junta de la otra pero no para que se unan por el campo magnético (la distancia propicia es de un centímetro entre ambas). Acto seguido, pongan la punta de su dedo índice sobre la superficie de una de las peloticas férricas (llamémosla bolita A). Aproxímenla lentamente hacia la otra bolita (bolita B). Notarán cómo la esfera que se toca con la mano “repele”, desplaza a la otra (en esta prueba nunca entran en contacto ambas figuras redondas). Aquí se evidencia que el movimiento de las esferas lo realiza la persona. Ahora, volvamos al escenario del Cosmos. La bolita A sería nuestra nova, el Sol. Por su parte, la Tierra haría de la bolita B. Lapersona” o “el sujetoresponsable del movimiento de traslación de nuestro mundo azul no es otro que el Espacio.  

 

Figura 11. La imagen corresponde a la página número 38 de nuestro libro Otra Incógnita Despejada en Giza: ¡La Pirámide es Atlántica!

 

   Como ya ven, en vez de conceptualizar al Espacio como un “hoyo negro infinito” (no confundir con los agujeros negros), como un vacío vasto, como una cosa pasiva, en definitiva, la nada, es más sensato concebirlo como un mar inconmensurable en cuyo interior se mueven unos pececitos llamados astros (Francisco Aniceto Lugo, página 34 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). En lenguaje claro y llano: Sería una entidad plenamente existencial y activa, como un fluido, un líquido, una sustancia, eso sí, como «La sustancia X».

  

   El Doctor Francisco Aniceto Lugo considera al Espacio «como la substancia suprema de que todo nace y a la que todo vuelve, en una palingenesia universal eterna» (Francisco Aniceto Lugo, página 63 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España).  

Forma de proceder de la entidad espacial

   Desde el átomo hasta el Cosmos en su totalidad se comportan como un organismo. Todo  opera como un organismo, esa es una verdad de la Naturaleza. En vez de señalar que el propio Espacio replica el modo de comportamiento de un organismo, lo correcto es afirmar que el Espacio es el ORGANISMO. Inclusive, hasta cierto punto es como un organismo biológico, pues en el “vacío sideral” están disponibles los elementos de la vida: Hidrógeno, Oxigeno, Carbono y Nitrógeno. La interpretación adecuada de lo citado es que el Espacio exhibe una conducta celular, sus “partes” harían de células. Desde esta perspectiva, «estamos asociados a todo el Universo puesto que somos parte integral de éste. Nuestra individualidad, como la de cualquier otro ser o cosa, se parece mucho a la de la célula» (Francisco Aniceto Lugo, página 42 de la revista Mundo Desconocido, No 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO,  artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España).

  Así, el Astrónomo y Físico Fritz Zwicky considera a los cúmulos galácticos las células del Espacio (un cúmulo galáctico es un objeto celeste constituido por un grupo de galaxias). Las tilda de «células-cúmulos» (Francisco Aniceto Lugo, página 109 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma, impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). Bajo está visión, literalmente, una agrupación de galaxias sería ¡apenas una infinitesimal célula de «el Ser» macro cósmico  conocido como «El Espacio»!

   De la misma manera, «uno de los recientes descubrimientos de la Astronomía ha dejado perplejos a los observadores. Parece que toda esa jerarquía (los soles, las galaxias) está distribuida en el Espacio según una estructura celular» (Juan Pedro Adine, página 10 de la revista Cábala, No 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).   

   Finalmente, durante el segundo semestre del 2.020, un equipo de Astrónomos, encabezados por el Cosmógrafo Daniel Pomarède, descubrió una pared de galaxias de una longitud aproximada de 1.400 millones de años-luz, a la cual bautizaron con el nombre de «Muro del Polo Sur».  Ellos están mapeando importantes sectores del Universo y varios de estos Científicos del viejo continente han propuesto compararlo con el moho de limo, un organismo unicelular (El Cielo Universal, el Espacio, comparte ciertos rasgos con este tipo de moho de los fangos, el Physarum Polycephalum: Es amorfo; es como una especie de célula gigante única; no tiene cerebro y a pesar de ello es capaz de enseñar y aprender).

Su Nexo con la Deidad

   Es innegable la existencia de una relación entre el Espacio con lo Divino, más aún, son lo mismo. Para comprobar la premisa, es vital definir las cosas y ello se obtiene cuando investigamos el sentido de los términos o, simplemente, buscamos vocablos equivalentes. Divino es Celeste, Celestial, Sacro, Santo. De allí que cuando mencionamos la expresión “Cielo”, lo que queremos decir es divino, sagrado. Por ello, cuando mencionamos celestial lo que hacemos en realidad es denotar algo que es divino. Obviamente, lo “Celeste” viene de Cielo (Akasha=Éter=Espacio), por ende, el  Cielo es Divino; el Espacio es lo que entenderíamos por “Dios”. Podemos ir aún más allá: De hecho, “Dios y “Espacio” son conceptos perfectamente intercambiables. En realidad, serían lo mismo.

   En nuestro ideario frecuenta una clásica frase que reza más o menos así: «Dios está en todas partes». Pues bien, si Dios se halla en todo lugar significa que es Espacio, pues el Espacio es la extensión, lo que abarca todo, sin excepción.

   Se sabe que lo infinito es ilógico, desconocido, divino, por eso, se obliga a asignar una finitud para el Cosmos, porque si el Espacio fuera infinito lo identificaríamos como Dios. Evidentemente, un Universo interminable le daría connotaciones decididamente divinas.

   El origen de estas cuestiones procede de la siguiente situación planteada: ¿Cree usted que el Espacio tiene fin o no? La contestación dictada será la de un obvio Espacio ilimitado. Ahora bien, ¿Dios es finito o infinito?, ¿es un ente sin limites? Como la respuesta es positiva (Dios es ∞), entonces el razonamiento subsiguiente sería que ambos son la misma cosa, pues, ¿cómo distinguir a uno del otro?

   Naturalmente, el Espacio sería lo que entendemos por Dios o viceversa: Perfectamente, Dios se hace pasar por el Espacio y siquiera nos damos cuenta de ello.

   Desde antiguo, desde siempre, se ha sostenido esta postura de la denominada “ubicuidad” de “Dios”. Verbigracia, en la imperdible obra De la Causa, Principio y Uno (1.584), de Giordano Bruno, aparece asentado la idea de un «Alma del Mundo presente en todo el Mundo y en cada porción de Él» (cuando Bruno nombra «Mundo» hace referencia al Universo).

   Podemos ver, inclusive, este problema desde una posición ligeramente diferente. Precisamente, fue Bruno el autor de este principio capital: Si Dios es infinito, su creación (el Universo) debe ser infinita... Quien rechaza la consecuencia infinita niega la potencia ilimitada.

   Es posible zanjar el dilema puesto en bandeja de plata  haciéndonos una pregunta que lleva aparejada su respectiva respuesta. ¿Cuál es el Dios del Espacio? No habiendo nada diferente del Espacio, es el propio Espacio Dios. O... ¿Cuál es el Dios Cósmico? Pues, Él mismo, el Universo (el dicho «Dios está en todo sitio» equivale al de «El Espacio es Dios»). Reafirmemos nuestra postura: ¿Quién sería la Deidad del Espacio? No habiendo más que Espacio, éste es su misma Divinidad. En definitiva, el Espacio es el Dios Universal o Cósmico. Así que, indistintamente, podemos hablar del Espacio-Dios o el Dios-Espacio.

   Dios no está ni arriba ni abajo... Ni a los lados... Dios estaría en todas partes... Al igual que el Espacio. ¿Pueden ser la misma cosa?

Paralelismo Conciencia-Espacio

   Hemos reiterado una y otra vez que como la Deidad se encuentra en todas partes y todas las partes son Espacio, luego, éste es Dios. Empero, ¿quién o qué es lo que atribuimos por Dios? Típicamente, a “Dios” se le “conceptualiza” como un “ente” sin manos ni pies, desprovisto de cuerpo, esto es, un ser con únicamente espíritu (psique). Y aquí cabe marcar que espíritu es lo mismo que intelecto o conciencia. Ese Espíritu es la «Mente X», de la cual se deriva la mente humana (algunos pensarían que su mente está disgregada de la Mente de Dios, cuando en realidad su conciencia es una porción de la Mente Divina. Por tanto, la definición verdadera del concepto del término “mente” no se refiere a la del hombre, sino a la de Dios). Si es espiritual, quiere decir que es una entidad totalmente mental (aunque una mente indescriptible). En última instancia, es una mente. Una inteligencia incorpórea que puede extenderse. ¿Hasta dónde puede ampliarse? Hasta el Infinito, por todo el Espacio, lo cual significa que es Espacio... La Psique está difuminada en el Espacio.

   Resumiendo, el Intelecto y el Espacio uno son... Son indistintos. Ambos están amalgamados, mezclados, revueltos,  enredados, fusionados. No se puede definir con certeza dónde comienza uno o dónde termina el otro. En conclusión: La Mente de Dios es el Alma del Espacio (mente es sinónimo de alma). ¿Y cuál es el Alma del Espacio? Pues, el propio Espacio (debido a que es la entidad real e infinita). 

   La Mente está diluida en el Cielo. O sea, el Espíritu está combinado con el Espacio, habiendo un maridaje entre este binomio de entidades.

   A efectos de sustentar nuestros señalamientos haremos un rápido repaso a una serie de fuentes bibliográficas: Abriremos con uno de los discípulos de Sócrates... «¿Dónde está el alma? La concepción mágica de Platón señalaba a la cabeza, de forma esférica como las estrellas, como la morada de las ideas y estaba unida al Cielo. Para Platón todo el Cosmos está mágicamente ensamblado y el Universo posee espíritu y alma, si bien no tiene ojos, por la sencilla razón de que no hay nada que ver al margen de Él. Por la misma razón carece de oído porque no puede escuchar nada fuera de sí mismo. No respira porque la atmósfera está contenida en el propio Universo, y carece de manos porque, ya que no tiene enemigos, no necesita utilizarlas contra nadie ni contra nada. Este animal que para Platón es el Universo, tiene forma de esfera, o sea, la forma más perfecta para el Filósofo griego»  (Vladimir Burdman Schwarz, página 29 de la revista Cábala, No 69, editorial AHORA, S.A, artículo «Magia Sobrenatural Griega», del 17 de Diciembre de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).

   Siglos luego de esta idea platónica apareció un tal Giordano Bruno, quien señaló que el Alma del Mundo está en cualquier fragmento de Él (como ya mencionamos, este ideario puede ser revisado en el volumen De la Causa, Principio y Uno). Este postulado fue actualizado por otro histórico, Nikola Tesla: El Intelecto está en cualquier nodo del Espacio (Peggy Phoenix Dubro y David P. Lapierre, página 57 del libro Entramados de Conciencia. Evolución Multidimensional, Ediciones Vesica Piscis, impreso en 2.011 en Málaga, España).

   Años después, Dion Fortune (La Cábala Mística) definió al Espacio como una variante de la Inteligencia; también dejó el pensamiento según el cual la mente y la materia son la misma cosa. Así mismo, el escritor británico Colin Wilson recoge declaraciones del afamado Psicoanalista Carl Gustav Jung, de acuerdo al cual «existe una Psique que ordena la materia» (Colin Wilson, página 309 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).

   El tiempo pasó y apareció un hombre de Ciencia Libre llamado Marcel Pages, responsable de un memorable título donde asegura que el Universo es el Espacio Supremo de Inteligencia Psi y se constituye ni más ni menos que en la Eternidad misma (Marcel Pages, El Desafío de la Antigravitación, Ediciones Chiron, impreso el 11 de Enero de 1.974 en París, Francia).

   Otro connotado estudioso del tema es Víctor Rodríguez. Escribió en la revista Cábala sendos artículos de corte cosmológico, netamente científico (nada esotérico, nada sobre extraterrestres, fantasmas u otras cosas por el estilo), pues él es Astrónomo (ganador del Premio «Argelander 1.980» otorgado por la Unión Brasileña de Astronomía y también fue Director del Observatorio «Humberto Morán», en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela). Con todo, uno de sus artículos fue promocionado en el índice de uno de los ejemplares de la publicación, de la siguiente manera: «Nuevo Cometa Celestial descubre Colaborador de «Cábala». El Profesor Víctor Rodríguez, halló un nuevo cometa en el Espacio por primera vez desde Venezuela» (Víctor Rodríguez R, página 56 de la revista Cábala, No 43, editorial caraqueña de AHORA, S.A, artículo «Nuevo Cometa Celestial descubre Colaborador de «Cábala»», de Noviembre de 1.980, impresa en Grabados Nacionales, La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). En otro artículo sobre Mundos de Antimateria menciona la faceta intangible del Cosmos, cuya esencia es psíquica y no sería otra cosa que el mismísimo Espacio (el cual se haya unido al tiempo y de allí que en la teoría de la relatividad se le bautice como espacio-tiempo). Pero limitémonos a publicar un fragmento de uno de sus párrafos: «Nuestra mente y capacidad de estudio, se centra en lo que hoy se dice de que existen dos Universos: El de la materia y el de la antimateria, con sus subestadios, a los que podemos denominar el sub-Universo inmaterial o psíquico. Existe por ello, en el concepto de existencia real, el Hombre y el ¡Antihombre! Los dos unidos invisiblemente con la Naturaleza por el Espacio-Tiempo, que es inmaterial» (Víctor Rodríguez R, página 82 de la revista Cábala, No 14, editorial caraqueña de AHORA, S.A,  artículo «Mundos de Antimateria. ¿Se encuentra allí la clave del Universo?», de Junio de 1.978, impresa en Grabados Nacionales, La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).

   Por último, Francisco Aniceto Lugo  subrayó: «En términos de la Física Cósmica, la Mente podría confundirse enteramente con el Espacio-Substancia. En efecto, son dos cosas muy parecidas o, mejor, idénticas» (Francisco Aniceto Lugo, página 17 de la revista Mundo Desconocido, N° 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España). Es la constatación de que el Espacio, El Universo, el Cosmos, es de naturaleza mental (El Espacio=La Mente)... «Todo lo que existe, es decir, el Universo entero, es básicamente mental y sobre esta base trama sus procedimientos» (Francisco Aniceto Lugo, página 30 de la revista Mundo Desconocido, N° 73, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 5», de Julio de 1.982, impresa en España).

 

Figura 12. Infografía de la página 24 de la revista Mundo Desconocido, No 73, donde se muestra la quinta parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   Cuando se sucede el denominado fenómeno conocido como “espectro” es común pensar que se debe únicamente por la presencia de los espíritus. Pero eso no funciona así. Un fantasma no puede aparecerse por sí solo, es una manifestación de la Mente Cósmica (El Fantasma Omnipresente), sería como una molécula integrante de una especie de nube psíquica (Dios). Expliquémoslo: En una casa donde no se producen eventos “paranormales” es lógico afirmar que allí hay una cierta armonía (un equilibrio entre los seres vivos, los “muertos” y El FANTASMA o la Mente Cósmica, provocando una cancelación mutua entre todos, impidiendo la manifestación de efectos no físicos o dizque “sobrenaturales”). Entonces, al cristalizarse ciertas condiciones, se originan las “apariciones”.

   «Una fuerza psíquica de considerable intensidad puede estar presente  en cualquier ambiente, tal como suele hacerlo la electricidad estática, manifestándose cinéticamente tan pronto como un agente apropiado, pasivo o activo, le brinda la oportunidad de desarrollarse. Pero al llegar aquí oigo voces, muchas voces, que me dicen: ¿No ve Ud. que hay en todo eso una entidad que actúa deliberadamente? Voy a contestar con un símil. Yo veo a un sujeto nadando, pero él no podría hacer eso si no tuviera a su disposición un medio apropiado, esto es, el agua. Es a favor de la fuerza psíquica presente en cualquier ambiente como se efectúan todos estos fenómenos de apariciones y en particular los peculiares que se observan en las llamadas Casas Encantadas» (Francisco Aniceto Lugo, página 44 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España).

   «Hasta aquí hemos considerado fenómenos paranormales de diversa naturaleza que nos ofrecen bases seguras para fundamentar nuestro razonamiento y llegar a algunas conclusiones de importancia. Lo primero que observa una inteligencia perspicaz es que hay allí una fuerza psíquica presente que permite la producción de los fenómenos y un agente, o varios, vivientes o fantasmales, que actúan a favor de ella. La presencia de estos agentes parece causar lo que, en términos eléctricos, podríamos llamar diferencias de potencial, lo que permite que inmediatamente se pueda aprovechar la fuerza psíquica ambiental por alguna entidad invisible, ya que vemos en sus actuaciones, de manera resaltante, una voluntad, una intención, muy señalada y por lo tanto innegable. Y esta actuación es por lo menos a menudo una verdadera catálisis psíquica»  (Francisco Aniceto Lugo, página 47 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España).

   «Es de advertir que en todos los casos de ésta índole, presenciados por los investigadores, todo lo que acabo de decir se encuentra debidamente comprobado por psicólogos, parapsicólogos, científicos, funcionarios públicos, sacerdotes y en particular por sabios de primera categoría» (Francisco Aniceto Lugo, página 47 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España).

 

Figura 13. Infografía de la página 44 de la revista Mundo Desconocido, No 72, donde se muestra la cuarta parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

    «Existe una fuerza psíquica suprema de inmenso poder en cualquier ambiente y prácticamente en todo el Universo» (Francisco Aniceto Lugo, página 48 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España).

   «El principio o postulado fundamental nos lleva directamente a una nueva concepción del Universo en toda su infinitud, considerándolo como una superentidad psíquica, de la cual los fenómenos físicos a que estamos acostumbrados no son sino su parte más basta o grosera. En este caso consideramos al Cosmos o el Universo como infinito, de conformidad con mi teoría cosmológica del espacio-substancia o de la burbuja, en contraposición con el espacio conceptuado como un vacío, es decir, como una nada, la cual no existe en la Naturaleza sino como simple idea negativa de la mente humana (Véase a este respecto la primera parte de mi libro «El Hombre ante el Universo»)» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 48-49 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España). «Esto quiere decir, que no hay nada fuera de la Naturaleza (el Cosmos o el Universo), inclusive la misma Esencia Increada (el Espacio, Dios) ya que aquella es una manifestación de ésta» (Francisco Aniceto Lugo, página 41 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España).

 

Figura 14. Infografía de la página 47 de la revista Mundo Desconocido, No 72, donde se muestra la cuarta parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo.

 

«Este principio nos ayuda a comprender también, ahora más claramente que antes, por qué la ciencia moderna va evolucionando rápidamente de concepciones netamente físicas a otras de caracteres cada vez más metafísicos, como desarrollo natural del saber bien estructurado» (Francisco Aniceto Lugo, página 49 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España). Esta última opinión también es compartida por Pierre Kohler, quien comenta: «En la Cosmología llega un momento en que ya la frontera no está tan clara entre la visión científica y la metafísica» (Juan Pedro Adine, página 10 de la revista Cábala, N° 36, editorial AHORA, S.A, artículo «¡Descubrimos nuevos Misterios del Universo! Planetas que nacen y Soles que mueren», de Abril de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   Resumiendo, según el Profesor Lugo el Cosmos (específicamente, el Espacio ilimitado) es su propia Psique y ésta es un ente totalmente natural, siendo lo visible parte de su Ser. Respecto a su labor sobre el estudio de la esencia del Universo, el propio Lugo observa: «A la luz de una concepción netamente científica, ajena por completo a prejuicios religiosos, místicos o sectarios en cualquier forma, creo con estas bases haber abierto a la Ciencia, modestamente, nuevos horizontes límites para la investigación» (Francisco Aniceto Lugo, página 49 de la revista Mundo Desconocido, N° 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», de Junio de 1.982, impresa en España).

   Si el Espacio posee inteligencia propia significaría solamente una cosa: Que está vivo. Al respecto, el Científico Paul Davies explica cómo el hallazgo de Edwin Hubble del desplazamiento galáctico, hace perfectamente plausible mirar al Cosmos como un ente con vida propia  (Paul Davies, página 9 del libro El Universo Desbocado, editorial Salvat Editores, S.A, impreso en 1.985 por Gráficas Estella en Navarra, España). Ello coincide con el arriba citado Luis Cabareda, para quien el Universo se encuentra con vida propia.  

   El Espacio está constituido de Inteligencia o la Inteligencia está compuesta por Espacio. ¿La Inteligencia es Espacio? (¿la Conciencia es espacial?) o ¿el Espacio es inteligente?

Tipo de Inteligencia

   El Universo, específicamente, el Espacio, por ser la Totalidad, cuenta con una inteligencia poseedora de todas las características habidas y por haber, pero para nuestros efectos, focalicémonos en lo que podríamos denominar como «las 3 i» (inconsciente, irracional e imaginativo)... Ahondemos en la presente hipótesis: La incorporeidad o la aparente vacuidad del Espacio (no se le conoce forma alguna, por eso es irrealizable) impide que tenga una conciencia particular, por ende, muestra signos inequívocos de inconsciencia (es el famoso “Inconsciente”). Por otro lado, su intrínseca infinidad lo hace irracional –ya que por definición lo infinito es desproporcionado o una enormidad, esto es, irracional– y ya sabemos que lo que no se circunscribe al raciocinio entra en lo meramente imaginativo.  Lo imaginativo, lo inconsciente, estaría más ligado a un tipo de pensamiento intuitivo, un tipo de pensamiento que no requiere de concentración, de la parte lógica (un caso típico en el cual usamos nuestra parte racional es cuando realizamos cálculos, operaciones matemáticas), por tanto, es automático (por ejemplo, no requerimos “pensar” para respirar, esa es una actividad ejecutada por el Inconsciente), innatamente natural o consustanciado con la Naturaleza, sino, es la propia Naturaleza (nótese como el estado normal de las cosas, lo común en el Cosmos, lo natural, es lo inconsciente, lo infinito, lo espacial; lo sobre abundante es el Espacio).

   Ahora bien, si El Inconsciente, lo Irracional (∞), el Espacio, es imaginativo, ¿a qué clase de imaginación pertenece de acuerdo a los esquemas mentales humanos?  No estamos haciendo alusión a la imaginación empleada cuando nos encontramos conscientes (o sea, una imaginación limitada, controlada), sino cuando dormimos. ¿Y cómo se denomina a esta imaginación? Sencillamente, sueño: La imaginación libre, como la del Espacio... El mundo de los sueños es el del Inconsciente, el mismo Espacio... El sueño es el mundo de lo irracional o infinito, de lo que «no tiene ni pies ni cabeza».    

   De todas maneras, desde antiguo siempre se ha sostenido que la conciencia del Numen se haya dormitando eternamente. Para entenderlo en su justa medida véase a los amigos del lejano oriente, pues una de sus enseñanzas tiene a la materia como el sueño del alma (Salvador Freixedo, libro Por qué agoniza el Cristianismo). Otros (Viollet Mary Firth Evans en su célebre Cábala Mística) nos cuentan que el Cosmos es una idea del Numen, una figura onírica del altísimo. De idéntico parecer es la Psicóloga norteamericana Ann Faraday –autora  de «El Juego de Soñar» o «The Game Dream» en inglés–, quien en una ocasión declaró: «La mayoría de las religiones aseguran que Dios habla a los hombres a través de los sueños» (página 14 de la revista Cábala, N° 23, editorial AHORA, S.A, artículo «Los Fantasmas del Sueño. Las Vidas que Usted Vive de Noche sin Saberlo», de Marzo de 1.979, impresa en Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). En pocas palabras, en el mundillo de lo oculto se considera que «el Cosmos está formado de los mismos materiales de que han sido hechos los sueños» (Francisco Aniceto Lugo, página 31 de la revista Mundo Desconocido, No 73, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 5», de Julio de 1.982, impresa en España).

   Para comprender la situación expuesta en el párrafo previo es merced estudiar someramente los estados de la mente. La conciencia en el hombre está determinada por las llamadas «ondas cerebrales». Al encontramos en alerta, estrés o en alta concentración (a saber, tensionados, coléricos, preocupados, atemorizados),  nuestro cerebro vibra en las ondas gamma (las cuales van desde los 30 hasta inclusive los 100 Hz, y según ciertas fuentes, pueden generar más de 300 microvoltios). Si en cambio, ejecutamos actividades como exámenes escritos o discursos ante el público frecuentamos las ondas beta (se hallan en el rango de los 13 a 28 Hz y producen unos 200 microvoltios). Cuando nos encontramos relajados –pero conscientes–andamos en las ondas alfa (8 a 12 Hz y de acuerdo a algunos nuestro cerebro puede alcanzar una actividad eléctrica de 150 microvoltios). Pero si nos hallamos durmiendo entramos en el mundo plenamente psíquico o divino (no estamos haciendo ninguna actividad física): Si soñamos (y, por consiguiente, activamos la imaginación no condicionada por la realidad del “día a día” de nuestras faenas) nuestro cerebro oscila en las ondas theta (3,5 a 7,5 Hz y hasta unos 100 microvoltios) y si ni siquiera tenemos sueños estamos en la frecuencia de las ondas delta (hasta 3,5 Hz y 50 microvoltios). Nótese cómo en el estado de las ondas theta y delta una persona está inconsciente al igual que una roca, un metal, un gas, un líquido, un relámpago o el Universo (y a pesar de ello su mente produce más imaginación que cuando está despierta). Se deduce, pues, que el Espacio debería vibrar psíquicamente en las ondas theta y delta (y por supuesto, en otras ondas totalmente desconocidas para nosotros). 

   Pero, centrémonos en las ondas theta: Son las ondas de la imaginación, de los sueños, de cuando nuestro cerebro opera con un cuerpo en descanso («no se camina cuando uno está dormido»), en consecuencia, la mente está para la mente y no para su figura física: Es la experiencia de la conciencia expandida. Por tal razón, hay quienes buscan vibrar en esas ondas pero estando conscientes («dormir despiertos»), lo cual no está exento de riesgos. Lo que se persigue es inducir una ilusión, visión, fantasía o una modalidad particular de onirismo: Vale decir, lo que se quiere es simular un sueño. Según Viollet Mary Firth Evans es un ensueño en vigilia. Para el docto José Álvarez López la persona alcanza una conciencia diurna en el mundo onírico  (José Álvarez López, página 141 del libro Las Profecías del Apocalipsis, editorial Kier S.A.,  impreso en IMPRESIONES AVELLAMEDA, S.A en Abril de 1.992 en Buenos Aires,  Argentina). Colin Wilson lo denomina como estado hipnagógico (Colin Wilson, página 236 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia), el cual consistiría en una visión o alucinación provocada que pone a nuestra psique en el horizonte entre la vigilia y la esfera del ensueño.   

   Hay otra razón más para vincular al Noúmeno con el sueño: Imaginar es soñar. Son términos semejantes. En cierta manera, cuando uno (1) imagina es como si uno (1) hiciera un remedo, aunque muy pobre, del sueño. En realidad, ambos son la misma cosa: Una fabricación mentalsoñar es imaginar» e «imaginar es soñar»).  

   En síntesis, la Inteligencia del Espacio o Mente Espacial es esencialmente irracional (infinita) y opera en modo inconsciente para ser plenamente imaginativa. De hecho, el Espacio está inconsciente al igual que una piedra o como nosotros cuando dormimos (lo cual no significa que no genere pensamientos, recuérdese que en el estado de la inconsciencia tenemos esas experiencias denominadas «sueños»).

   La realidad es onírica, está en la “mente” de “algo”: No sabemos bien qué, cómo definirlo, pero la mejor explicación o la descripción mejor aproximada sería la de la existencia de una “entidad” ultra-superior con una clase “psiquismo” totalmente desconocido para nosotros.

   Dios es nuestro sueño... Cuando soñamos, soñamos en Él (El Inconsciente, el Espacio-Totalidad).

Modo de Manifestación

   «Mas comencemos por el principio: El Espacio, la substancia primaria de que todo nace y a la que todo vuelve, además de infinita y elástica, es característicamente undular» (Francisco Aniceto Lugo, página 64 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España).   

   «El Espacio vibra constantemente, en diferentes ondulaciones, con distintas longitudes de onda. Dicho de otro modo (y es bueno insistir en ello, para inculcarlo en la mente), el Espacio vibra constante y copiosamente con diferentes ondulaciones de distintas longitudes de onda en toda su infinitud» (Francisco Aniceto Lugo, página 64 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España).  

   «La forma en que la Esencia Increada se manifiesta en la Naturaleza es eminente y típicamente ondular. De antiguo se sabe que el Cosmos todo es vibración. El Universo todo entero está constituido por una urdimbre ondulatoria. Hasta la materia, que a simple vista nos parece una masa inerte, es toda entera un conglomerado de ondulaciones o, lo que es lo mismo, de vibraciones, cualquiera que sea el estado en que ella se encuentre. El hombre, en si, no es sino un conjunto de ondulaciones en determinada forma, actuando armónicamente y en asociación con todo el resto del Universo.

   Nada se substrae al influjo de esta ondulación y todo tiene consecuencias dentro del Cosmos en que todo y todos nos encontramos inmersos.

   El dicho que se atribuye a Víctor Hugo: «La caída de un grano de arena repercute en todo el Universo», es rigurosamente exacto» (Francisco Aniceto Lugo, página 43 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España).

   Debido al movimiento ondular de la Naturaleza «todo cuerpo, cualquiera que sea su naturaleza, emite y recibe ondas» (Francisco Aniceto Lugo, página 43 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España). Igualmente, «todo cuerpo proyecta su propia imagen, invisible para nosotros, en su cercanía» (Francisco Aniceto Lugo, página 43 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España).

 

Figura 15. Infografía de la página 42 de la revista Mundo Desconocido, No 71, donde se muestra la tercera parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

 «Hasta aquí tenemos, pues, al Espacio como una entidad única esencialmente vibratoria y eterna» (Francisco Aniceto Lugo, página 64 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España).    

No existe el vacío... La nada no hay

   Una vez el autor de estas líneas se puso a buscar una que otra obra sobre construcciones megalíticas...  Y dio con un texto en particular... Leyéndolo con atención vio como el sabio Louis Charpentier escribió que lo sagrado y lo profano son lo mismo (Louis Charpentier, página 233 de Los Gigantes y el Misterio de los Orígenes, Plaza & Janes, S.A Editores, impreso en Gráficas Guada, S.A en Junio de 1.971 en Barcelona, España); el Ser, el Todo, es material y espiritual (Louis Charpentier, página  74 de Los Gigantes y el Misterio de los Orígenes, Plaza & Janes, S.A Editores, impreso en Gráficas Guada, S.A en Junio de 1.971 en Barcelona, España). ¿Estaría en lo cierto el escritor galo?

   Para evaluar la validez de estas premisas podemos echar un poco de cabeza y realizar el siguiente razonamiento: Si Dios es infinito, luego, es Todo. Entonces, Charpentier se aproxima efectivamente a la realidad.

   Siendo, pues, Dios Todo, y siendo Éste el Espacio, no hay algo como la “nada”, el “vacío”, lo “inerte” e, incluso, lo entendido como la “muerte”.

   ¿Cómo vemos, cómo entendemos al Espacio? A primera vista: Como un vacío. ¡Cómo No! Pero dejemos que sea el mismísimo Sir Isaac Newton quien dilucide la cuestión: «Supongamos que un cuerpo puede actuar remotamente en otro a través del “vacío” sin la intervención de ningún intermediario, parece tan inverosímil que creo que ningún hombre capaz de pensar filosóficamente admitirá tal hecho». O sea, la nada, no hay... Lanadano existe. («¿Cómo va haber nada?»).

   Estudiemos en profundidad al “vacío”: Para cuando el Profesor Lugo transcribió su monumental escrito El Hombre ante el Universo (estamos hablando de los años 50) todavía no podía rastrearse huella alguna de materialidad en el Cielo, por eso lo definía así: «Tenemos, pues, que el Espacio es la substancia primordial, inaprehensible por nuestros sentidos y aún por los instrumentos construidos para amplificarlos, pero existente, indispensablemente en todo cuerpo o fenómeno a través de ellos percibido» (Francisco Aniceto Lugo, página 64 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo, impresa en España). Empero, a principios del nuevo milenio ya se había inventado equipo lo suficientemente sensible como para detectar la realidad del Espacio («la energía del vacío»), como bien atestigua el Profesor Stephen Hawking en la memorable obra titulada El Universo en una Cáscara de Nuez.  

   Concentrémonos en facilitar indicios sólidos de la corporalidad espacial: Tome usted dos láminas metálicas y aproxímenlas una a la otra lo suficientemente como para “atrapar ciertos tipos de ondas entre ambas placas”. Notará cómo el Espacio empujará las láminas, acercándolas (efecto Casimir).  El propio Hawking señala que el Espacio no está “vacío” (Stephen Hawking, página 134 del libro Historia del Tiempo Ilustrada, editorial Crítica, Grijalbo Mondadori, S.A., Barcelona, España,  impreso en 1.996 en Alemania). El Espacio no es “nada” porque su energía (y si hay energía hay masa) siempre es positiva, esto es, mayor a cero. De hecho, el Espacio es un enjambre de partículas (las cuales producen energía)... Según la Física Cuántica está constituido de parejas de partículas virtuales. La presencia de ellas ha sido detectada, como ya marcamos, con nuestro imperfecto aparataje (cosa ya probada y contraprobada). Un caso de ello lo constituyen los dispositivos nanométricos para contabilizar la energía del susodicho efecto Casimir.  

   ¿Cuántas partículas se encuentran en el Espacio? Infinito número de ellas. Ni una más ni una menos... Siendo el Espacio infinito, significa que está lleno, de todo (∞). No hay, por tanto, nada. La nada (la existencia de lo no existente) no existe, por consiguiente, hay todo o contamos con la totalidad (∞). 

 

Figura 16. El Espacio es ∞.

 

  Continuemos con los elementos de prueba: Suponga usted se enfría una parte del “vacío” hasta el cero absoluto (los cero grados Kelvin) y trata de eliminar cualquier onda o partícula. Entiéndase bien, trata.  Porque siempre habrá actividad, siempre quedará una que otra partícula moviéndose allí. Forever se contará con un mínimo de energía: Es la mal llamada energía de punto cero. Igualmente, se ha determinado que todo el Cosmos posee el denominado Campo de Higgs, el cual tiene una cantidad de energía positiva (la nada inexistente; la nada no existe).

   Ahora, piense en el átomo como un sistema solar microscópico. El núcleo de protones y neutrones sería un sol chiquitico, mientras los electrones serían unos planetitas. Si el Espacio fuera un mero vacío, sin energía, los electrones caerían hacía el núcleo de carga positiva. Pero no. Los electrones permanecen girando en torno al núcleo atómico. Lo mismo ocurre con los planetas. Si el Espacio fuera una entidad pasiva o inerte, Júpiter sería engullido hacia el corazón del Sol, pero la fuerza del Espacio o el poder energético celestial “jala” hacía afuera al planeta rey («Dios tira de nosotros»).   

   El Científico Ervin László  colecciona en El Universo Informado varios curiosos efectos del Cielo Cósmico. Menciona el trabajo de Bernhard Haisch y Harold Puthoff, quienes sostienen que la masa y las fuerzas gravitacional e inercial se deben al nexo de las partículas subatómicas con el Espacio. Del mismo modo, nombra el Efecto Lamb, resultado de la reciprocidad energética entre el fotón y el Espacio.  

   De esta manera, hay poderosa evidencia en pro de la realidad espacial. Así, Michel Gauquelin, en su obra Relojes Cósmicos, explica la variabilidad natural de los valores de las pruebas de laboratorio a la hora de experimentar con sustancias líquidas. Los registros nunca son los mismos. La inevitable variación –en apenitas un lapso de un día para el siguiente– por parte de las reacciones bioquímicas de los líquidos se debe a la incidencia del Espacio... Inclusive, del Espacio en torno y en el interior de nuestra humanidad (Bill Schul y Ed Pettit, página 103 del libro El Poder Secreto de las Pirámides. Nuevos y Asombrosos Descubrimientos sobre las Pirámides y la forma en que pueden cambiar su Vida, editorial Diana, impreso en los Talleres de Fuentes Impresores, S.A el 28 de Febrero de 1.990 en Méjico).

   Pero el cuento no acaba aquí: El Físico, Doctor Marcel Pages, estimó valores aproximados de 1027  joules y de 10 millones de toneladas para un metro cúbico de Espacio (datos refrendados por Vigier, Bohm y De Broglie). Blanche Merz dejó asentada una cantidad aproximada de mil millones de voltios en un centímetro  (Blanche Merz, página 152 de Pirámides, Catedrales y Monasterios. Los Lugares Mágicos y Santos, y sus Misteriosas Vibraciones, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Limpergraf, S.A en 1.987 en Barcelona, España). Por si fuera poquillo, considerando la poco digerible teoría del bing bang, “en el instante inmediatamente después del estallido primigenio, cuando supuestamente el Universo estaba joven”, un centímetro cúbico de Espacio pesaba 1067 toneladas y tenía un poder energético  de 1087 joules (información suministrada por el Profesor Paul Davies  en Los Últimos 3 Minutos).  

   La investigación científica de Pages (publicada en su obra El Desafío de la Antigravitación) concluye que el Espacio es una sustancia real, un superfluido, específicamente, se comporta como un gas espectacularmente tenue. Es un gas de naturaleza gravitacional. Él no ve al “vacío” como un espacio pasivo sino como un Espacio Energético, como un medio indispensable para la propagación de las ondas. Años, muchos años después, apareció la teoría del vacío superfluido (validando, de esta manera, el punto de vista de Pages), la cual reza más o menos así: A temperaturas cercanas al cero absoluto el vacío se asemeja a una especie de superfluido.

   Del mismo modo, se ha observado cómo los agujeros negros se tragan a las novas y a cuanta cosa hay en espiral, como verdaderos desaguaderos o drenajes cósmicos. ¿Qué queremos afirmar con esto? Sencillamente, en este caso, es perfectamente plausible visualizar o concebir al Espacio en términos de un líquido (el Líquido Universal), pero fluido al fin.   

   Realmente, la nada no existe y para aquellos que creen que el alma no tiene nada de materia, nada de masa o adolece de peso alguno nos permitiremos facilitar fuentes en pro de la corporalidad del espíritu. Ante todo, debemos apuntar que el fenómeno del fantasma no es nada “paranormal” o “sobrenatural”, debido a que la Divinidad es la Naturaleza misma, por tanto, no hay nada por encima de Ella. Aclarado este punto, nos disponemos ahora a discurrir sobre la realidad espiritual: Giordano Bruno (De la Causa, Principio y Uno) asevera la existencia de un componente espiritual en las sustancias corpóreas, mientras en el espíritu hay un poco de materia. Dion Fortune (La Cábala Mística) arguye que la mente y la materia son la misma cosa; el alma es materia evaporada y la materia es espíritu solidificado. Francisco Aniceto Lugo hace alusión al pensamiento: «En cuanto a su propia naturaleza, suele decirse que no es enteramente espiritual sino también algo material; mas, en rigor, debería decirse de él, que pertenece a la categoría de los fluidos sutiles y por ello mismo es muy propenso a producir abundantes remanencias» (Francisco Aniceto Lugo, página 46 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España). También, hay varios Científicos comentando sobre fases etéreas de la materia  (Francisco Aniceto Lugo, página 404 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma, impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). Por su parte, Salvador Freixedo sentencia que la materia es alma concretada y el espíritu es materia fluctuante  (Salvador Freixedo, página 259 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico). Así, esta máxima puede ser actualizada en estos términos: Cuando disponemos de un cuerpo, radiación o fenómeno es que el Espacio se materializó. Al revés: Es Materia espaciada. Todo esto es... ni más ni menos... el Universo.

   Un ejemplo clásico de la materialidad que también posee el espíritu lo constituye el sueño. Parece ser que cuando dormimos nuestras almas pueden trasladarse a otros sitios físicos. En este sentido, ponemos a su disposición, la opinión de Don Aniceto Lugo: «En algunas ocasiones durante la vigilia, y muy a menudo durante el sueño, nosotros nos desdoblamos y salimos de nuestro cuerpo» (Francisco Aniceto Lugo, página 47 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España).

 

Figura 17. Es la constatación de que el Espíritu es real, existencial, sustancial, esto es, también tiene “algo” de “material”. La presente imagen es la Infografía de la página 48 de la revista Mundo Desconocido, No 71, donde se muestra la tercera parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   No obstante, volvamos a lo nuestro. El análisis del tema de la nada: Ciertas teorías predican un espacio simplón, vacío o la nada misma, mas, si verdaderamente es así, se pregunta Pages, ¿cómo esta nada puede curvarse? ¿Cómo el “espacio vacio” es capaz de deformarse? En párrafos anteriores hemos acotado que el Espacio tiene masa, por consiguiente, debe aplicársele La Ley de Conservación de la Masa (ésta no desaparece), cuyo autor es el insigne Antoine-Laurent De Lavoisier. Ello significa que el Espacio se mantiene. Hoy en día ya sabemos que la masa es energía –y ésta última no surge de la nada como bien asegura Hawking en la página 136 de su Historia del Tiempo–, por lo cual no puede ser eliminada ni creada. Además, es vital entender que la energía no es en absoluto independiente del Espacio, pues las radiaciones viajan en Él (la energía no puede “encontrarse”, entonces, “fuera” del Espacio).

   «Pero la energía ¿qué es? Hemos visto que el Espacio-Substancia, por su propia naturaleza, es undular, es decir, vibrátil, siendo de consiguiente dinámico, lo cual nos enseña que ambos son una misma cosa. El Espacio-Substancia y la energía son idénticos: La única diferencia es que cuando nosotros hablamos de la energía, en realidad queremos significar la energía manifestada en fenómenos de cierta monta; y cuando hablamos del Espacio-Substancia denotamos la energía esencial, fundamental, de todo el Universo en su amplitud infinita» (Francisco Aniceto Lugo, página 65 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España).

   «En un sistema infinito, como es el del Espacio-Substancia, no puede haber entropía, porque la energía no puede escaparse a ninguna parte. En este caso, el principio de Lavoisier: Nada se crea ni se pierde, es absolutamente válido» (Francisco Aniceto Lugo, página 67 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España). 

   Así, Distinguidos Lectores, nada se pierde en la Naturaleza (Pages citando a Lavoisier) y el estado primordial de la Energía es el Espacio (nosotros citando a Lugo).

   Es merced atacar el problema de la “nada” desde una perspectiva exclusivamente filosófica:

    ¿Cómo debe ser el Cosmos?

    El Físico y Químico Svante August Arrhenius propone un modelo de un Universo totalmente sinfín: Interminable en el tiempo (eterno), ilimitado en la cantidad de astros –atiborrado– y con una extensión infinita del Espacio (Francisco Aniceto Lugo, página 15 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma, impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).  El Infinitum es un plenum. Es la mejor propuesta hecha acerca del Universo. Así debe ser.

   Entonces, si una “cosa” se haya constituido por infinitos objetos, ¿cómo puede ser un vacio?,  ¿por qué sería la “nada”? Está repleto de todo...

   Dios (el Espacio, el Universo, el Cosmos, la Naturaleza) debe ser la Totalidad para estar pleno, entero, completo... Es Todo para “Serintegro. Reiteramos: Lo total es entero, completo, integro. Deus es la suma integral... Es la suma cósmica, la suma integral de las cosas. “Dios” es lo “material” y lo “espiritual” (lo mental, vale decir, lo intangible, lo espacial) para estar completo. Es el Ser Completo, el Todo.

   ¿Y qué pasa si “algo” –en este caso el Espacio–  está completo o es total? Pues, es Perfecto. ¿Y qué significa que sea perfecto? Que es Divino. Así de sencillo.

   No obstante, lo de la nada siempre ha sido estudiado. Si nos retrotraemos a la antigua Grecia, allí tenemos a un tal Aristóteles. Él veía al animal, al hombre y a la Deidad como naturales (cada uno posee una esencia plenamente natural; un Dios apartado de lo natural sería como algo forzado, digamos “artificial”: ¿Dios, un ser artificial?). Una Divinidad fuera de la Naturaleza (el Cosmos) sería nada (sería como la cabeza de alguien sin su cuerpo). ¿O no?

    Retornemos, en estos momentos, con la inconmensurabilidad cósmica. Si el Espacio Universal es infinito ello se traduce o significa que es absolutum, aeternus. Justamente, lo absoluto carece de condiciones (no puede ser condicionado) y eso es válido para lo que entendemos por “tiempo”: Por tanto, es eterno.

   Sólo lo que tiene forma es susceptible de perecer. El Cielo, el Espacio, no se hace, no se crea, no se forma, no se elabora, no se fabrica, no se construye, no se moldea, no se produce, solo Es.

   El Espacio, simplemente, es la Existencia, lo previo a la manifestación; al no tener forma no se hace, no se crea, no crece, no envejece, no aumenta ni disminuye (∞). Su Ser, su sola Existencia permite la existencia de los demás. Es, como apuntamos, aeternus. 

   El Espacio no se puede plasmar, visualizar. No es posible proyectar espacio. Es inimaginable (únicamente uno puede imaginar algo limitado, con forma), irrealizable, solo Es. No se puede “botar” Espacio del Espacio ni “echar” o “agregar” Espacio al Espacio; no se puede sacar Espacio del Espacio; no es posible expulsar Espacio del Espacio (no hay algo como «echar al Espacio para afuera» o «echar al Espacio... del Espacio»): No hay un Espacio fuera del Espacio. En fin, no se puede erigir, generar o producir extensión... De esta manera, difícilmente, tuvo un origen. Es complejo creer que el Espacio se “crea”, lo que si es fácil pensar es que es el Creador de cuanta cosa hay (y no obstante, no existe una cosa como una creación total, absoluta, es decir, de la nada) y que, incluso, los fantasmas flotan en Él.

   El Espacio es como la energía: No se crea ni se destruye, mejor aún, es la energía. Además, posee en su haber varios rasgos divinos...  Atribuyéndole infinitud e inmortalidad sería como Dios, sino, son ambos la misma entidad.

 

Figura 18. El Espacio eviterno.

 

   De hecho, la postura más sensata sería la de un Cosmos eterno y es defendida por Lugo, Pages, Hoyle, Hawking y compañía. Lugo señala que es la Existencia misma (Francisco Aniceto Lugo, página 31 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma, impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España) y Hawking explica que un Universo sempiterno, sencillamente, SERÍA (Stephen Hawking, página 175 del libro Historia del Tiempo Ilustrada, editorial Crítica, Grijalbo Mondadori, S.A., Barcelona, España,  impreso en 1.996 en Alemania). En su volumen El Universo en una Cáscara de Nuez, Stephen Hawking profundiza un poco más allá: Dice que lo que hay es un Cosmos sin contornos (nada fuera de Él; nada lo contiene a Él, solo Él mismo); sería el Súmmum de la Independencia (El Independiente). De acuerdo a esta versión el Universo siempre ha existido, por ende, no hay Creador (otra cosa muy distinta es la creación, verbigracia, de los astros, y sin embargo, como ya dijimos, nunca hay una creación del todo; no existe una creación perfecta, siempre se parte de una base, de algo preexistente). Esto convertiría al Cosmos automáticamente en Dios. Según esta imagen la posición correcta es la del Universo increado: Aquí, Hawking, nuevamente, genial.     

   El Espacio Infinito es como Dios: No se crea ni se destruye, siendo intangible. Está en la partícula, el mineral, el vegetal, el animal, el hombre, el extraterrestre, la materia, la onda, la energía, el fantasma y el astro...

   En consecuencia, usemos la lógica de razonamiento intuitivo para ahondar en la Totalidad Cósmica y, desacreditar, a la “nada”:

   Imaginemos sólo por un momento que una “parte” del Cosmos tiene nada. Para empezar, como el Espacio es ∞ no tiene partes, ni centros, ni puntos (únicamente un objeto limitado puede poseer partes o puede ser dividido). Y en último caso, si tuviera una parte con nada no sería nada, sería un algo. Esta situación exhibida es una verdadera absurdidad y equivale a plantear un Espacio rodeado por la nada: Un Espacio limitado sería un espacio sostenidosustentado–  y rodeado por la nada. Para más inri, un Espacio con inicio (“el big bang”) significa que “antes” había “no existencia”.  Y aquí el lector debe saber (para entender en su justa medida el asunto de la creación a partir de la nada) que la definición de nada es LA EXISTENCIA DE LO NO EXISTENTE.  Por ende,  se hace inadmisible “la gran explosión” a partir de “la nada” (¿por qué la «nada» haría algo?; ¿cómo es que la «nada» o el «cero» puede llegar a ejecutar siquiera una tarea?).

   Entonces, recapitulemos: Según ciertas fuentes hay dos cosas: El Cosmos y la nada. En este caso, el Cosmos sería “una parte” y la nada “otra parte”. O sea, un Espacio que existe y otra cosa que no existe (la nada absoluta) pero que por ser otra parte está. ¿?

   Pero, continuémonos devanándonos los sesos:

   Como no hay nada o, lo que es lo mismo, no existe lo que no existe, luego, hay Todo.  O sea, el Espacio es ∞. Como no hay nada (realmente, existe cada nodo en el Universo, estando dicho nodo ocupado por partículas, evitando así, que haya una posición vacía) en ninguna parte del Cosmos éste debe ser ilimitado. Nótese esta pregunta inverosímil: ¿En alguna parte hay nada? (¡qué contradicción!). Si hay una parte no puede haber nada.

   Lanada” no se piensa, por tanto, no existe. («lanadaes inconcebible»). Es como si uno dijese «allí hay cero elefantes»... «Allí tenemos cero toros».  ¿Puede el lector imaginar algo así como cero perros? ¿Cómo distingue usted cero toronjas de cero cambures? Un total contrasentido. En suma, la nada no es real (véanse figuras 19 y 20).

 

Figura 19. ¿La “nada” existe? Si es nada como puede existir...

 

Figura 20. El Cosmos es Plenum.

 

   Si Dios es el Todo (∞) no puede crear porque ya existe o porque hay todo. Como hay totalidad no hay nada, nada se puede hacer (inmutabilidad). Además, un Dios trabajando en la nada es doblemente contradictorio: La nada, nada hace y no se puede operar sobre la nada.

   Por “todo esto” el big bang no cuadra, es inmarcable (no podemos enmarcarlo para exhibirlo como una obra de arte).  Éste consiste en el siguiente pensamiento: Hay un nihilismo total. No hay nada, absolutamente nada. Luego, de un “centro” microscópico, se produce una explosión, lo cual a su vez crea espacio, tiempo, masa y energía. ¿Pero cómo puede ocurrir un estallido si no hay ni tiempo? ¿Cómo puede darse una detonación cósmica si no existe ni siquiera lugar alguno? (recuerden, no existe el espacio).

   Aquí es donde hace acto de aparición la interrogante del millón: ¿”Creemos” que la “Deidad” es quien “fue” responsable de “crear” el “Infinito” o el “Todo” (el Universo) de la “nada” (la existencia de lo que no existe) en “un acto” durante un “momento” ocurrido “antes” del “tiempo”? Filosóficamente hablando, Si Dios es infinito (∞) no puede crear, pues equivale a decir que existiendo su Ser se crea a sí mismo. O sea, ¿la Existencia se crea a sí misma? ¡Cómo No!!! Más bien, es un Formador.

   Fíjense muy bien en el detalle que pondremos de relieve para demostrar lo paradójico que resulta tratar con la nada: En el idioma del castellano solemos afirmar «aquí no hay nada» cuando se nos presenta una situación en la cual carecemos de una cosa en particular (ejemplo: «no hay servicios de taxis»). Es una frase que grafica un estado de ánimo frustrante. Sin embargo, si no hay nada, es porque existe algo. ¿No? (en este caso podemos ver cómo nos traiciona nuestro Inconsciente, quien está en contra de la negación).  De este modo, tal vez deberíamos expresarla así: Aquí hay nada. Pero, entonces, ¿cómo va haber nada?

   La nada (la existencia de lo que no existe) no existe. Y si no hay nada, hay Todo. ¿Qué es el Todo? El Todo es el infinito (∞). ¿Qué es el ∞? El Espacio. ¿Y qué es el Espacio? La Existencia por sí misma, el Ser, o Dios.

 

Figura 21. Una ración de lo razonable sobre lo Irracional (El Deus Espacio Infinitum).

 

   En conclusión: Dios no es creador. Es transformador, o mejor, autotransformador (de “El Ser” Infinito y Eterno llamado Espacio se transforma en una entidad particular, como por ejemplo, un animalito). En pocas palabras: Dios es el primero que se convierte. EL HUMILDE!!!

   Nada es imposible... En el Universo... Para el Universo.

El Indiviso

«Si Dios está en todas partes y todos los lugares son Espacio, entonces, Dios es el Espacio o lo que se conoce como el Cosmos».

   Nosotros tenemos la falsa impresión de que nuestra humanidad es cosa separada de lo demás. No percibimos el vínculo con el Universo todo. Sin embargo, pongamos en la mesa una hipotética situación para cambiar de opinión:

   Para lograr tal objetivo, hagamos volar la imaginación. Suponga usted es un cosmonauta y se encuentra en un transbordador espacial. Necesita salir de su cohete para realizar una tarea de mantenimiento a una de las alas de la referida nave. Entonces, se coloca su casco, su traje espacial y toma su caja de herramientas. Y sale... ¿Qué le espera? ¿Cómo será el Espacio? ¿Qué significa estar en el verdadero Ambiente y no en nuestra esfera azul, un lugar circunstancial y una invención divina, pero quimera al fin? Veamos...    

   Una de las primeras cosas que notará es la ausencia de estrellas... Se enfrentará a una abrumadora oscuridad... ¡Y si no fuera por el Sol la oscuridad sería aún mayor! Piense, sólo por un momento, está su persona explorando las inmediaciones del último mundo del Sistema Solar, el planeta Plutón. Está vagando por el Espacio, cerca de esta pequeña “bolita rocosa”. Si está fuera de su nave la negrura espacial parecerá como si estuviéramos en confinamiento en una cárcel. No nos veríamos a nosotros mismos, no apreciaríamos siquiera nuestros brazos. Una vez finalizado su labor se regresa al interior de su avión sideral. Allí usted emplea su potente telescopio y se dispone apuntarlo para observar a nuestra nova principal. ¿Y qué ve? Pues, ¡desde donde está Plutón el Sol se divisa como una estrella más, es apenas un punto luminoso! Pero, regresemos al tercer planeta, donde su persona está reparando la aleta de su cohetillo, el cual se halla en el Espacio, nuevamente, en la vecindad de la Tierra.   

   Está usted flotando en el Espacio infinitum. No hay gravedad, por ende, no siente su peso (no siente su humanidad, su ser). La sangre circula hacia su cabeza. En este justo instante, decide hacer un sencillo experimento: Se da la vuelta, vira (o sea, hace un movimiento de 180 grados), como cuando uno camina, y, luego, procede a girar, a ejecutar varias vueltas de 360 grados  como un gimnasta o un nadador que practica clavados en una piscina. Bien, ahora: ¿Dónde está la “derecha”, dónde está la “izquierda”? ¿Cuál es el “abajo”, cuál es el “arriba”?  Si tuviéramos un trofeo, ¿cómo levantarlo si no hay arriba o abajo? Al contemplar desde el Espacio a la madre Tierra, ¿quién está arriba? ¿La Tierra o usted?

   También se han notado otros efectos cuando una persona está inmersa en la vastedad del Espacio: No es posible hacer movimientos con precisión, por consiguiente, es vital contar con puntos de apoyo. Además, uno se agota rápidamente. Del mismo modo, no se puede caminar. La carencia de la fuerza de gravedad provoca problemas del sentido del equilibrio. Por estas razones los candidatos a astronautas  simulan su estadía en el Espacio sumergiéndose dentro de una piscina (lo cual le confiere cierto grado de sustancialidad al Espacio). Resumamos: Está en un ambiente donde no hay sitio alguno, no cuenta con visibilidad, no existe la gravedad, no hay parámetros de localización, es complejo desplazarse (por la ingravidez uno no se puede apoyar, como ya apuntamos), se desorienta... Usted se confunde con el Entorno..... Como acabamos de explicar, en el Espacio estaríamos desorientados, lo cual afectará indubitablemente nuestra mente. De todo esto se desprende que nuestro psiquismo no es más que un producto autóctono de la Tierra, excesivamente relativo y circunscrito a un ambiente –el terrestre, claro está– que nos hace creer que es lo real (que todo es como ocurre en nuestra esferita azul), lo definitivo, cuando NO LO ES. Nuestro desarrollo mental se haya influenciado y sujeto conforme a la Tierra. Creemos que lo normal, lo natural, lo corriente, lo cotidiano, es únicamente lo TERRESTRE, sin embargo, no es más que una CREACIÓN. Una creación mental (y por lo tanto, ficticia) de Alguien (el Cosmos, Dios o sea lo que sea, sea lo que signifique). Lo natural sería el Espacio, una entidad no condicionada ni por la masa, ni por la energía, ni por la gravedad, ni nada.

   Aún dentro del aparato espacial el cosmonauta sufre limitaciones: Tiene afectaciones en el sistema muscular, óseo, cardiovascular; el interior de la navecilla  ha sido presurizado, esto es, posee una presión (pero artificial al fin y acabo)  apropiada para el organismo humano; requiere agarraderas para desplazarse; los objetos deben estar fijados para evitar que floten libremente dentro de las cámaras del vehículo espacial.   

   Dejemos de un lado esta situación por cierto, bastante probablepresentada y seamos un poco fantasiosos: Usted ha sido dotado con el poder de volar y, por si fuera poca cosa, a velocidad infinita. Movido por la curiosidad, decide desplazarse hacia “lo que considera es arriba”, en todo caso, en una dirección siempre encima de su cabeza. Lo hace para descubrir que hay, con la meta de alcanzar la frontera final del Universo. Entonces, sube. Sube. Y sube. En su viaje interminable hace hallazgos impensados, ve con desconcierto, inclusive, “cosas raras”, tal vez objetos celestiales inimaginables, astros indescriptibles. Nota un sinfín de cuerpos o cosas espaciales  (lo cual verifica que el Espacio no es ningún vacío, más bien, está cargado de Todo). Contempla energías inenarrables, las cuales lo hacen pensar equivocadamente que está en “otro cielo” o en una especie de dizque “limbo”. Y hasta quizás sea testigo de esos seres de tamaño galáctico conocidos como los Ceróides (estudiados por Brad Steiger, el Físico Nuclear Franklin Russel, John White y el PhD Richard Toronto). Continúa subiendo  pero nunca da con el fin del Espacio. No da con la pretendida  nada. Espera el fin. Pero nada. ¡Nada! Luego de un buen tiempo de subir indefinidamente, lógicamente, se cansa. Y se da cuenta de que la Realidad supera la imaginación humana; que la Realidad vence a la ficción; que la Imaginación de Dios no tiene límites; que su “creación” es infinita porque Él es incontenible (principio esbozado por el talentoso Giordano Bruno). Se determina que la infinitud es real.   

   Sin embargo, usted necesita cerciorarse. Le entra la duda. Y se embarca a un vuelo espacial en dirección a la mano zurda. Así, su humanidad se mueve a la izquierda. Pero, tal como dedujo, tampoco exhibe término el Espacio hacia la izquierda de su cuerpo. Pese a todo, se dio el lujo de encontrar “regiones” –indefectiblemente, no se puede sectorizar el Espacio– cósmicas totalmente inverosímiles, fantásticas o hasta literalmente mágicas, que le hicieron creer que estaba teniendo una visión o un sueño.

   Gracias a esta aventura espacial concluimos:

  1. La imagen que tenemos de las cosas se haya distorsionada e empequeñecida por nuestro cerebro limitado y por la influencia de entidades como la Tierra, el Sol y la Luna. En especial, la gravedad crea la falsa impresión de la existencia de un “arriba” y un “abajo”. Esta fuerza posibilita el movimiento de los seres vivos y condiciona nuestra percepción. Siendo esto así, realmente, al estar nuestro cerebro en función de la Pachamama, lo que pensamos es como una clase de ilusión o fantasía, natural y gozando de cierta lógica y orden, pero desvarío al fin. En definitiva: Nuestro psiquismo es causado por la Tierra, constituyéndose en una pseudo-visión o alucinación. Nos vemos como capitulo aparte del Cosmos cuando somos fenómenos de Él. Nuestra individualidad queda muy cuestionada.   
  2. Al jugar el rol de super-astronauta hemos visto como se hace extremadamente complicado dividir al Espacio.  Éste (el Akasha, Éter o Cielo) no puede ser segmentado, no posee, pues, fracciones. No es posible afirmar con certeza absoluta que empieza aquí o termina allá. Básicamente, solo hay Espacio, lo cual significa que es una entidad individual (es la famosa Unidad mencionada por los Magos, Místicos, Filósofos, Científicos y Artistas, entre muchos otros).     

   Para comprender en su justa medida la unidad espacial es imperativo llevar a cabo un análisis de la situación verdadera del Espacio. Comencemos estudiando la figura humana. Ella no es más que un cuerpo. Posee extremos, una porción derecha y una porción izquierda. Cuenta con una zona media –la cintura– y con una parte superior y otra inferior. Sigamos a continuación, con un astro como es el divino Sol. Es una esfera energética rodeada de puro Espacio, lo cual hace imposible describirle donde está su parte superior y su parte inferior. Incluso, es difuso asignarle con meridiana claridad cuál sería su región izquierda y cuál su derecha. Consecuentemente, la localización sólo es aplicable para un cuerpo. Únicamente un objeto tiene lados, extremos, límites, en suma, un objeto tiene partes. Cuando usted declara que «aquello está aquí o allá» es sólo cierto porque ese “aquello” es un cuerpo y ese “aquí” o ese “allá” es un sitio, físico, con una posición.    

   Veamos, si se puede, al Espacio... “Veamos”, su “posición” (“¿veamos al Espacio?”; ¿qué difícil es contemplar al Oculto?): Para empezar, el Espacio es ilocalizable y lo único, por eso, es omnipresente. El Espacio no tiene partes, ni centros, ni puntos. El Espacio no es un lugar (no posee centro, no puede ser dividido y no tiene fragmentos, por ende, no localizado). Para el Espacio no hay extremos, ni a la derecha, ni a la izquierda, ni arriba ni abajo; ni una cosa tal como parte superior o una parte inferior; ni algo así como una región anterior y una región posterior; ni limites, ni fronteras, ni lados...  Evidentemente, tampoco posee grosor... Todo eso aplica únicamente para un objeto., y por ende, definible.

  La Tierra, específicamente su fuerza de gravedad, produce el efecto de la localización; facilita el desarrollo de ideas tales como “lugar”, “sitio” y “posición”. Nos hace que inventemos conceptos relativos a un supuesto “aquí” o a un hipotético “allá”. Pensamos que el “Cielo está más allá” o “por allá”, cuando en realidad, nuestro cuerpo está lleno y relleno de Cielo; estamos llenos y rellenos de Espacio; ya el espacio  que rodea el cuerpo de una persona es Cielo. Es más: Merced a ello, incluso, postulamos la vana existencia de múltiples cielos. “Creemos” que la atmósfera terrestre es un cielo. Y que después de ella hay otro cielo: No existe una cosa como “El Espacio Exterior”, no hay algo como el “espacio interplanetario” o  el “espacio intergaláctico”. Espacio, solo uno hay, es la Mónada. No hay varios cielos, solo uno existe (esta brillante deducción del Cielo Unitario le pertenece a Giordano Bruno, podéis revisarla en su libro clásico «Sobre el Infinito Universo y los Mundos»).

 

Figura 22. El Infinitum por definición no admite división, por naturaleza es unitario.

 

   De ahí que todo se ubica inmerso en el Espacio y como éste es la extensión, por eso no hay afueras. Al respecto, fíjense en esta acertada observación de Lugo: Cualquier objeto nace dentro del Espacio  (Francisco Aniceto Lugo, página 34 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma, impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España). De manera que no existe nada lejos del Espacio, nada fuera del Espacio («no existe nada afuera del Espacio»). El Espacio no tiene alrededores ni inmediaciones ni cercanías. No existe algo como “los confines del Espacio” o “las afueras del Espacio”. Ni muchos menos el Espacio tiene bordes  o contornos.

   Ya que el Espacio no tiene ubicación restringida a un único punto puesto que únicamente lo material puede ser ubicado (por ejemplo, un satélite natural), entonces, los cuerpos podrían considerarse eufemísticamente como sus partes. Así, sus “partes” son los objetos. En tal caso un astro haría de una especie de pseudo-parte.   

   No obstante, profundicemos hasta la raíz fundamental del Universo: Al examinar microscópicamente la materia sólida se descubre que realmente se encuentra hueca en más del 95 % (Salvador Freixedo, página 255 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico). Para entenderlo, debe imaginarse a las partículas de un objeto sólido como si fueran las aspas de un ventilador en pleno movimiento. Si usted le lanza a estas aspas una pelota de goma, obviamente,  ésta rebotará. Eso es lo que ocurre cuando tocamos la superficie de un cuerpo rígido: Es “macizo” por las revoluciones increíbles de sus partículas, pero en definitiva, es como un “vacío”. Lo “físico” es ficticio. ¿Qué expresa Lugo como Científico sobre la presente temática? Procedamos a citarlo: «¿Pero existe realmente la materia? En cierto modo, y aunque tácitamente por lo general, los Físicos nos dicen que no: La materia, según ellos, no es sino energía condensada. En un bloque de cualquier materia, sólo hay energía marchando a velocidades espantosas en forma de cuantos cuya verdadera naturaleza ya he descrito. Prácticamente, pues, la materia no existe sino como concepto ideal, como una idea plasmada en la mente por nuestros instrumentos de percepción, naturales y artificiales, ajenos a la verdadera situación de la materia misma considerada como entidad independiente» (Francisco Aniceto Lugo, página 64 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España).

   En último caso, cualquier cuerpo es espacioTodo es Espacio»), y para probar esta afirmación diremos que a todo objeto se le puede calcular su volumen (el espacio ocupado por el cuerpo en cuestión).

   La materia (líquida, sólida, gaseosa, plasmática, etc) y la energía (las radiaciones, aún las invisibles a la vista humana) no pueden estar fuera del Espacio. Todo lo que se halla dentro del Espacio está en función de Él, es un producto. No al revés. Por definición, no puede haber un objeto fuera del Espacio, sino, no es objeto. Y de hecho, todo está hecho de Espacio, y cuando cualquier cuerpo está totalmente deshecho –desintegrado–, vuelve a ser Espacio. Cuando algo retorna a ser perfectamente espacial (espiritual o mental) deja de ser físico, esto es, deja de estar concentrado solamente en un punto.

   “Nada” está desprovisto de Espacio, todo está hecho a base de Espacio. Todo (∞) es Espacio, no existe objeto alguno fuera del Espacio. “Todo” es una “forma” del Espacio.

   De lo comentado en el anterior párrafo cualquier mortal colige lo siguiente: Lo que ocurre en Él, es Él.

   No puede ser de otra manera.....

   Y de allí el Valor del Panteísmo.

   Explayémonos para ampliar nuestro argumento: Tenemos la falsa noción de estar separados del Espacio, del Cosmos, del Todo. Tendemos a pensar que nuestra vida es lo único existe, que es absoluta. “Creemos” en un Numen como algo distinto del Universo. Pero no. No es así. Para empezar, la existencia real es la del Cosmos, nuestra existencia es un fenómeno de la Tierra, nuestra vida es apenas un fenómeno del Universo (y bien pequeñuja en comparación a la del inconmensurable Universo divino). En cuanto a la extensión cósmica, el Espacio es un estado del Ser, un nivel de existencia, un tipo de vida del mismísimo Dios. Todo esto puede ser traducido así: Dios no está en el Cielo, es el Cielo. No estamos en el Cielo, somos parte del Cielo. De este modo, cuando “pensamos” que los cuerpos son “independientes” del Espacio, en realidad, son parte de Él, son Él. Cuando se produce un fenómeno físico en el Cosmos es una manifestación de Él (o sea, es Dios), no puede ser de otra forma.

   El Espacio tiene ánima, mejor dicho, el Espacio es su propio espíritu (el Espacio es el Espíritu). Es un medio viviente, por lo tanto, cualquier cosa dentro de Él está viva. Verbigracia, cuando observamos un objeto, por ejemplo, una piedra, lo concebimos como un simple fenómeno, algo inerte, sin vida. Empero, todo cuerpo desprende energía, genera irradiaciones. Otro ejemplo: Los electrones no se encuentran en reposo, se mueven, por consiguiente, están vivos (todo lo que posee energía y movimiento tiene vida). Giordano Bruno –De la Causa, Principio y Uno– explica cómo entidades manufacturadas –como bien pueden ser anillos, zapatos, vestimenta y sombrerillos– se hayan vivos. ¿Por qué? Porque cualquier cosa está rodeada, cubierta y permeada por el Ánima Divina (el Espacio)... El Alma del Mundo (el Universo) está en todo. También Bruno (De la Causa, Principio y Uno) aduce que la Tierra, la Luna, el Sol y otros cuerpos son una suerte de super animales (en el sentido literal de la palabra). Él defendía a un Universo nada mezquino en la producción de vida, sinónimo de una vitalidad sinfín: Creía en la pluralidad de los planetas habitados: «Enunciaba una teoría, según la cual, existían innumerables planetas habitados que giraban alrededor de sus soles» (Yolle Delle Donne, página 94 de la revista Cábala, N°13, editorial AHORA, S.A, artículo «Arde la Hoguera de Giordano Bruno», de Mayo de 1.978, impresa en Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). En suma, creía en la existencia de los alienígenas. Y ya que hablamos de ellos, se debe observar que el primer extraterrestre es Dios, el Cosmos (El Extraterrestre, no es exclusivo solamente de la Tierra). Para redondear la nota, hasta espíritus o fantasmas navegan por el Universo. Así, la estación rusa Salyut 7 fue iluminada por una potente luz en 1.984. Luego, los tres cosmonautas de la estación divisaron siete ángeles alados enormes flotando en el Espacio. Once días después del avistamiento, la Salyut 7 presenció (en esta ocasión, los tres astronautas rusos estaban acompañados por los tripulantes de la nave Soyutz T-12) una vez más a las entidades espaciales descritas como “ángeles”.  Otro fenómeno “paranormal” vivido por los cosmonautas ha sido bautizado como «el susurro del Espacio», el cual consistiría, aparentemente, en la producción de algún tipo de “sonidos misteriosos” o vibraciones exóticas por parte del Infinito.

   A propósito del último comentario, colocamos en la vitrina pública algunos misteriosos casos: «la Unión Soviética tiene una amplia red de intercomunicación de receptores de radio, para tratar de obtener y escuchar posibles señales de seres inteligentes provenientes del Espacio Exterior. Samuel Kaplan, de la Universidad de Gorki, captó unas inexplicables explosiones radiales que fueron el principio de incontables debates académicos sobre si eran emanadas por entes inteligentes o no.

   Un testimonio quedó archivado como “desconocido” en el ámbito científico norteamericano. La voz no identificada que se mezcló con la trasmisión del Astronauta Gordon Cooper durante el proyecto Faith-7 (Fe-7).

   La cuarta pasada sobre Hawái se efectuaba el día 15 de Mayo de 1.963. De repente, durante la trasmisión de Gordon Cooper, una voz extraña y no identificada y en un idioma incomprensible, trataba de expresar algo... a través de un canal reservado para el personal de vuelos espaciales. LA NASA pudo grabar esta increíble transmisión. Pero jamás se pudo saber quién la efectuó ni de dónde procedía.     

   Una voz masculina, el 3 de Agosto de 1.958, a través de la onda internacional de 75 metros, captó el interés de los radioaficionados norteamericanos. Era alguien que se denominaba «Nacoma», del planeta Júpiter. Habló durante DOS HORAS Y MEDIA, y dijo que las pruebas atómicas podrían derivar en hecatombes para la Tierra, y por ende, dañar el equilibrio del Sistema Solar, una especie de fuga en cadena» (Valentín Alejandro Ladra, páginas 14-15 de la revista Cábala, N° 24, editorial AHORA, S.A, artículo «Voces del Espacio», de Abril de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).     .

    Para ratificar el aspecto de vitalidad presente desde las “cosas supuestamente inanimadas” hasta los seres humanos, dejaremos que  sea el propio Dr. Enio Hernández Freites –ha dictado cursos en la Universidad Central de Madrid, España; en la Universidad John F. Kennedy, de Argentina; y en el Instituto Mejicano de Estudios de Fenómenos Paranormales– quien se encargue de publicar los resultados conseguidos con la cámara de Kirlian: «Las “coronas luminosas”, “auras” o “efecto corona” que estamos obteniendo son las mismas que los pintores del renacimiento dibujaban alrededor de las cabezas de los “santos”; pero la electrografía, les está permitiendo ver alrededor de piedras, metales, hojas vegetales, pequeños animales y en las manos y dedos de todos los sujetos en experimentación. Aclarando que mientras los minerales se hayan en una radiación poco estática, está más vivaz, dinámica y cambiante en los seres vivos, dotados de materia orgánica» (Enio Hernández Freites, página 58 de la revista Cábala, N° 5, editorial AHORA, S.A,  artículo «La Dimensión Secreta. El Espíritu como Objeto de Estudio de las Electrofotografías o Kirliangrafías», de Septiembre de 1.977, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   Mas, el Doctor Hernández no es el único en discurrir sobre la vida en toda cosa. Siempre se ha hablado de ello. El Filósofo y Fisiólogo teutón Rudolf Hermann Lotze (quién poseía una concepción idealista sobre el Cosmos) sostenía la posibilidad ciertamente real de átomos con conciencia propia e, incluso, estimaba eran perceptivos. Por su parte, el Psicólogo y Fisiólogo germano Gustav-Theodor Fechner no descartaba la vida en entes como rocas (Colin Wilson, página 66 de la obra Nuevos Derroteros en Psicología, impreso en los talleres de la Editorial Diana, S.A,  el 14 de Agosto de 1.979 en Méjico). Así, «trazas de conciencia, sensibilidad, memoria  y otras actividades psíquicas han sido encontradas aún en la materia inorgánica» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 25-32 de la revista Mundo Desconocido, N° 19, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Voluntad, Líder Biológico», de Enero de 1.978, impresa en España). Por su lado, Arnold Schulman relata esta experiencia vivida por un Científico en una playa de la parte del sur de India: Éste y un par de centenares de testigos vieron a Sathya Sai Baba dirigirse verbalmente al Mar. Al poco, únicamente en la zona donde estaba Baba llegaron unas pequeñas olas, las cuales bañaron sus pies (Salvador Freixedo, página 230 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico). Fue una sorpresa para quienes se hallaban en ese lugar. ¿Evidencia de algún tipo de actividad inteligente por parte del Cosmos (del planeta Tierra, específicamente, del Mar)?

   Posicionando a la discusión a un nivel un poco más filosófico, se hace hasta “lógico” que cualquier cosa contenga un ánima. «Todo lo que existe tiene vida. El aire, por lo tanto, es de doble naturaleza; es al mismo tiempo atmósfera tangible y sustrato intangible, volátil, que puede ser llamado, aire espiritual. El fuego es visible e invisible, discernible e indiscernible, una llama etérea y espiritual que se manifiesta a través de una llama sustancial y material. Llevando más lejos la analogía, el agua consiste en un fluido denso y en una esencia potencial de naturaleza fluida. Igualmente, la tierra tiene dos partes esenciales, siendo la inferior fija, terrena, inmóvil, y una superior menos densa, móvil y virtual» (Manly P. Hall, páginas 13-14 de la revista Cábala, No 53, editorial AHORA, S.A, artículo «El Reino de los Espíritus vive con Nosotros», del 7 de Mayo de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).     

    En relación a esta temática sobre la universalidad de la vida, algunos comentarios de Salvador Freixedo se nos antojan especialmente deliciosos: Nuestro planeta completo es santo; el Sol y la Luna nos bendicen (Por qué Agoniza el Cristianismo). Igualmente, lo que hay disponible en la realidad son fluctuaciones del espíritu del Universo (Salvador Freixedo, página 256 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico);  y finalmente, Freixedo hace alusión a un hecho que se repite en el mundo natural y es el de la Totalidad presente en todos y en cada uno (Salvador Freixedo, página 257 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico): Es el archifamoso «Como es en lo Alto, es aquí, abajo».

   En todo caso, desde antiguo se ha profesado la tesis de la unidad divina o panteísta («Todo es Deus porque de Él sale»). En este punto, girémonos hacia los “papeles sagrados”. Verbigracia, echémosle un ojito a la “biblia” y tomemos como muestra “los rollos de los apósteles” (o, por lo menos, los escritos adjudicados a algunos discípulos de Jesús). Son unos “periódicos noticiosos” muy deficitarios; en un idioma que no es el de sus protagonistas (elaborados en la lengua pagana griega y no la israelita);  sin ninguna descripción detallada sobre Jesús o sus acompañantes; con múltiples contradicciones; sacados de contexto; deformados; sesgados (como todo lo que hacemos, nosotros, los seres humanos); transcritos, incluso, centurias después de los acontecimientos (como bien sentencia Salvador Freixedo: No hay ningún libro original de la “biblia”, puras copias de copias... el “nuevo testamento” se basó en el codex sinaitieus, del siglo cuatro después de Cristo); etc, etc, etc y para usted de contar...  En definitiva, son “historias” cambiadas y recambiadas, sujetas a múltiples alteraciones... Aún así se alcanzó a colar un pensamiento en pro del panteísmo o el credo de la emanación, o acaso, ¿no asegura «el Hijo del Hombre» que todos somos Dioses? (Juan 10:34). ¿Cuántas veces Jesús no asevera que quien actúa es el propio Numen y no su propia persona? Esta es una verdad absoluta, pero perteneciente al esoterismo, al campo de la Magia: En la realidad, quien vive, quien existe es el Ser, no las “partes” del Cosmos. Este es el sentido correcto con el cual debe interpretarse el mensaje del nativo de Galilea: Al momento de ejecutar el movimiento de un brazo el responsable directo es la mente de la persona y no su músculo;  el que obra es Dios y no el hombre; la intención es la del Espacio-Cósmico y no la de su fracción humana (el ser humano es menos que un subproducto infinitesimal del Dios-Espacio-Universal). Cuando se analiza con detenimiento el citado texto de Juan se encuentra disponible una y otra, y otra, y otra vez, esta enseñanza hermética (Lo que existe es el Universo, no sus “fragmentos”). Si, además, se lee El Mensaje de Tomás, pasaje número 30, aparece el Maestro de Galilea exponiendo las siguientes palabras: «Levantad una piedra y ahí estoy, quebrad la madera y ahí me hallareis». Allí se aprecia claramente como en lo inanimado está Dios. Aquí, Jesús, se devela y se revela, sencillamente, HABILÍSIMO. Más que una personalidad universalista, Jesús es un hijo destacado del Dios-Universo, o sea, uno de los hombres cósmicos que han dejado una huella imborrable en la Tierra divina, nuestro planeta.  

   De idéntico parecer es Lugo: «Para comprender plenamente todas estas cosas fundamentales en Magia, se requiere entender cabalmente, también, la interacción entre la mente individual y la Mente Universal.

   Entendemos bien esta situación. En Magia (y no olvidemos que ella es la Sabiduría misma o la Sabiduría Suprema) la Mente no es, en absoluto, peculiar o exclusiva del individuo, de la persona; muy al contrario, es aquella substancia sutilísima, inaprehensible por nuestro sentidos, que sustenta todo el Universo, físico y espiritual. La mente que está en el hombre no es sino parte pequeñísima de la Mente Universal y es su esencia misma, a la vez que es el instrumento divino con que ha sido dotado para que trabaje por la Naturaleza según la programación que lleva, de conformidad con la grandiosa Planificación Cósmica.

   Cuando decimos «el hombre y la Naturaleza», abusamos de las palabras y mucho más de las ideas. El hombre es parte indesalojable de la Naturaleza, ni más ni menos como una célula lo es del organismo humano. Cuando nosotros creemos actuar por nuestra cuenta, en realidad seguimos las instrucciones que nos da la Naturaleza, y no importa en cuál dirección trabajamos, porque la Naturaleza, en sus grandiosos movimientos cósmicos, así como en sus creaciones infinitas, a menudo hace ensayos, por lo cual no debe sorprendernos que el hombre sea con frecuencia utilizado por ella para tal fin.

 

Figura 23. En realidad, nuestra persona no hace otra cosa que seguir la voluntad de la Esencia Increada (lo que dice Jesús), el Espacio, la Mente Universal o el Numen. La presente imagen es la infografía de la página 20 de la revista Mundo Desconocido, No 69, donde se muestra la primera parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   He ahí, pues, a lo que se reducen la mente individual y la Mente Universal. Realmente, no existe sino la Mente Universal. La mente individual no es sino una parte insignificante podríamos decir, de la Mente Universal, completamente ligada a ésta.

   Pero la mente individual es lo que nos sustenta a nosotros todos los hombres, como a todas las otras cosas y seres del Universo, y a su vez es el instrumento con que cada uno de nosotros trabaja en el ámbito de la Mente Universal» (Francisco Aniceto Lugo, página 60 de la revista Mundo Desconocido, N° 70, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 2», de Abril de 1.982, impresa en España).

 

Figura 24. Infografía de la página 61 de la revista Mundo Desconocido, No 70, donde se muestra la segunda parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo.  

 

  Por su parte, Salvador Freixedo dejó en el papel esta declaración: El Numen está camuflado en sus creaciones y en el Cosmos (Por qué Agoniza el Cristianismo). Éste último vendría a constituirse en una Deidad increíblemente enorme (Salvador Freixedo, página 258 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico). Y por si fuera poco, subraya –literalmente, en negrilla–, con no poca razón, que el único texto sagrado, la única palabra valedera de Dios, es la Naturaleza y la psiquis humana (Salvador Freixedo, página 260 del libro La Religión entre la Parasicología y los Ovnis, editorial Orión, impreso en los Talleres de EDITORA CUZAMIL, S.A., en  Abril de 1.977 en Laguna de Mayrán, Méjico). Vamos, Salvador, bien dices. Grande eres. Pero no eres el único que piensa así:

   Siguiendo este ideario, el agudo Andreas Faber-Kaiser, plasmó lo subsecuente en la revista Mundo Desconocido: «A lo largo de los años y a base de experiencias sucesivas, nuevas y diversas entre sí, se ha ido fortaleciendo en mí una certeza capital. La certeza de que la realidad física que vemos, que tocamos y que medimos, no está constituida por nada más que por una Energía que adopta en cada caso una variante formal distinta. Cada cosa, cada objeto, cada ser, cada neutrón, no es sino una formación concreta que ha adoptado la Energía o Vibración –llámese como se quiera− Universal para cada caso concreto. Pero, al igual que una figura de plomo, esta concreción de la Energía puede fundirse y volver a ser Energía pura, para transformarse acaso nuevamente en otra concreción formal.

   De las actitudes y formaciones que adopta la Energía conocemos sólo unas cuantas, las que nos permiten percibir los sentidos de nuestro cuerpo físico.

   Pero nuestra mente, por la que se canaliza de forma inteligente para nosotros la Energía Cósmica de la que formamos parte, es capaz de usar esta energía para lograr efectos absolutamente insospechados. Todos nosotros –todo cuanto existe− estamos en contacto inmediato constante con la Energía Universal, que es a la vez archivo de la Mente Cósmica, porque todos –todo cuanto existe− formamos parte integrante y somos resultantes de la misma. Y de la misma forma que mentalmente movemos sin darnos cuenta de ello los músculos de nuestro cuerpo para que éste camine o se incline o se siente o abra la boca para comer, de la mismísima forma somos potencialmente capaces todos de mover mentalmente cualquier ente situado fuera de nosotros. Porque entonces no hacemos otra cosa que mover mentalmente –desde nuestro cerebro− una parte determinada de la Energía Cósmica que todo lo invade porque simplemente constituye la Totalidad del Todo Universal» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 15-16 de la revista Mundo Desconocido, N° 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España).

   Pongamos atención a la ENSEÑANZA que da el Universo de sí mismo: La infinidad del Espacio genera una trinidad de consecuencias, las cuales son unidad, integridad y amor. Sondeemos la idea.

   Su característica infinitud produce el conjunto total de cosas, pero a pesar de su grandiosidad, al fin y acabo, es un conjunto de cosas (esa es la Unidad). Por ser infinitum es absolutum. Es el Dios Absoluto porque incluye todo, absolutamente todo, todas las posibilidades, habidas y por haber. La mejor manera de concebir al Espacio no es como un vacío o la nada (pues, es el Todo), sino, imagínelo como una sábana extendida interminablemente, cuyos hilos son sus “cuerpos” (por ejemplo, las estrellas). La Totalidad es una estructura única, valga la redundancia; El Espacio, el Todo, es indisoluble, distinguiéndose por su indivisibilidad (lo cual significa que es unitario por naturaleza).  

   Aquí se hace indispensable que el Numen forme parte del Cosmos para que se tenga unidad. Y lo mismo aplica para lo demás: Por definición, para que haya existencia, para que exista un cuerpo, energía o radiación, debe existir un Espacio (El 1).

   De allí la importancia del Espacio. Es un creador –un Dios en todo el sentido de la palabra– de cuanto objeto celestial hay (saturado y sobresaturado de sopotocientos y tantos cuerpos siderales. En realidad, tiene y contiene la cifra infinita de astros). Genera masa, energía y cualquiera fenómeno que se nos pase por la cabeza. No es poca cosa que en el mundillo religioso o en el campillo científico se le tenga como una clase de Deidad. Por ejemplo, en la religión de la India se le denomina Dyaus Pitar (el Cielo Padre o el Cielo Papá). Justamente, de esta nación se habla de los llamados «Archivos Akásicos», suerte de una especie de biblioteca universal donde hay toda clase de conocimiento. Esta información estaría disponible en el «Akasha» (Éter, Cielo o Espacio). Otro paralelo lo registra la Astronomía, ciencia capaz de intentar contestar el tridente de preguntas existenciales (Francisco Aniceto Lugo, página 43 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma, impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España): ¿De dónde somos? (del Cielo) ¿Quiénes somos? (retoños del Cielo) ¿A dónde nos dirigimos? (al Cielo).

   Así mismo, lo infinito (∞), lo total (∞), está completo, entero y es, sin duda, integro.  Por eso, un universo limitado ”no nos cabe en la cabeza”. Un espacio finito sugiere que una “parte” está privilegiada y “otra” (que no existe) no. O sea, hay dos cosas: Una “parte” y “nada”. O mejor: Dos partes: Una parte que existe y otra parte que no existe (nada) pero está. Un Cosmos ininterrumpido espacialmente es más plausible. Para entender esta cuestión debemos mirar, como ya marcamos previamente, al Universo como un organismo. Es un organismo, literalmente hablando.

   Desde el átomo hasta el Cosmos en su totalidad, todo, absolutamente todo (valga por tres la reiteración del concepto relativo a lo total), se comporta como un organismo. El Espacio es el organismo donde se sucede todo, es el encadenamiento final, el encadenamiento infinito: El Espacio moldea partículas. Las partículas subatómicas componen átomos. Los átomos forman moléculas. Las moléculas forman partes (cuerpos) de un planeta. Los planetas crean vida. Las estrellas crean planetas. Las galaxias crean soles. Los cúmulos galácticos crean galaxias y el Espacio crea cúmulos galácticos. Del Espacio divinal nace (inicio) y regresa (fin) toda cosa. Alfa (α) y Omega (ω). El Espacio (el Gran Deus) es el Coco.

   “Dios” es lo “material” y lo “espiritual” para ser el Ser Completo, la Totalidad. Para que Dios sea un ser integro (y Él es la Integridad) debe estar completo, ser todo. Su “persona” debe estar constituida de materia y energía para encontrase entero. Dios es lo Total, o sea, la suma integral de ”partes”. Es la Suma Cósmica. Esta suma es un organismo incluyente de todo. Concebir a “Dios” como una entidad “separada” de su “creación” es comprometer la integridad del Todo (del Ser de la Totalidad) o la unidad de la Realidad, esto es, la existencia de la Mónada o del único Cielo (el Espacio).

   ¿Cómo comprender esto y no comprometer la entereza divina? “Comparémoslo” (si puede hacerse tal cosa, claro está) con un hombre. ¿Cómo puede definirse un ser humano normal y total? Es una persona toda al hallarse provisto de cabeza, manos y pies. Igualmente, los astros y cuanto fenómeno hay son los miembros del Hombre Espacial, el Dios Extraterrestre, el Espacio. Si a Él le faltara uno solo no estaría completo, entero, no sería integro. Si un objeto, energía, cosa o fenómeno estuviera “fuera” –cuestión imposible, situación negada– del Espacio, Él estaría incompleto. La parte física o material del Cosmos es el cuerpo de Dios, mientras el Espacio es el Espíritu o la Conciencia de Dios (el Espacio es un ente espiritual, aunque absolutamente natural: La Naturaleza misma, pues).  

   Lo íntegro por definición es indivisible, inseparable. Así, las partículas, la materia, las ondas, los astros, los espíritus e incluso el Numen (en el Universo encontrarás por doquier la influencia de una Inteligencia Cósmica) se incluyen en el Todo. ¿Y cual es la Totalidad? El Infinito. ¿Y qué es el Infinito? El Espacio.

   En consecuencia, el Espacio Infinito es como Dios: No se crea ni se destruye, siendo intangible. Está en la partícula, el mineral, el vegetal, el animal, el hombre, el extraterrestre, la materia, la onda, la energía, el fantasma y el astro... Es el Panteísmo llevado a su máxima expresión!!!! («Dios en Todo y Todo en Deus»).

  Lo integro por su propia naturaleza es justo, recto... Justamente,  el Espacio (Dios, el Ser, el Cosmos) es doblemente recto: En lo físico, el Espacio es plano, no se le ha notado en el telescopio aún señales de curva alguna (y se duda que se le encontrará). En lo psíquico, el Dios-Espacio también es recto (verdadero).   

   Al estar en los zapatos de todo, Él es justo, mejor, Al ser todo, Él demuestra ser justo

   Lo integro es omnímodo. Lo omnímodo, total. Lo total es perfecto. Lo perfecto, absoluto. Y lo absoluto, divino. Todo es Divino.  

   Fíjense bien, acaso el Espacio –el Numen– no posee una vacuidad característica, una propiedad intrínseca hacia la armonía, la cual lo convierte en un agente pasivo, sereno, reposado, tranquilo (La Paz). No es fácil, pero, ¿no deberíamos seguir su ejemplo?  Sobre todo teniendo en cuenta que Todo es Sagrado, pues es Cosmos.

  Pese a todo, Distinguidos Lectores, tengamos en cuenta un detallito: Dios (el Espacio) es irrealizable (es imposible imaginar espacio o extensión), por tanto, cuando se materializa se realiza. Cuando piensa se hace pleno, “real” (aunque, por cierto, el Universo es bastante real).

  El último efecto creado por la infinidad es el del Amor. Desde esta perspectiva, hablemos de Dios. Como no hay nada fuera de Él (el Espacio), todo está junto dentro de Él; hay una reunión, una unión de todo, Todo está unido en Él, (ese es el Amor). Lo Total es un conjunto, un bloque único  –disculpad la repitancia–, una masa... En fin, la suma integral de cosas. Esa es la definición básica del Amor.

   Plácenos decirles que el Espacio goza de una función envolvente. Él encierra todo en sí. Por consiguiente,  el Espacio es lo que tenemos afín (El Factor Común Cósmico), es lo que cohesiona todo, es el nexus universal... Es lo que pega todo. Todo está unido (Amor). El Amor, El Espacio, el Cosmos o Dios, es Integrador, Inclusivo.  

   El hecho de que Él una y reúna todo dentro de Él, demuestra que es amor, consenso. Para que haya una reunión debe haber armonía.

   Definitivamente, Dios tiene que ser Todo para no estar divorciado de su Creación, sino, no es Amor. Es lo que conecta la totalidad de las cosas para no estar separado de la Realidad del Cosmos, por eso es Espacio.

   Nuestra exposición acerca de la infinitud nos lleva a disertar sobre el mundo natural. Es importante. ¿Qué es la Naturaleza? ¿Cuál es la naturaleza de las cosas? ¿Cuál es la relación entre la Deidad y lo natural? ¿Existe lo “paranormal” o lo “supernatural”? Algunos podrían creer que un bosque es la Naturaleza o, simplemente, lo acotado por nuestro globo terrestre sería “la Naturaleza”. Pero no.

   El estado normal de las cosas, el estado puro del Cosmos, el estado natural, es el espacial (espiritual, mental). Lo corriente es el Espacio (lo abundante y lo sobreabundante). Reiteramos: La constitución del Universo, su naturaleza, es el Espacio. Es el estado primario de las cosas. Consecuentemente, el Espacio es la Naturaleza.

   Dios es un ente natural, mejor aún, es la Naturaleza. La Divinidad no es nada “inventado”...  Un Dios fuera de la Naturaleza sería no natural, sería ficticio, como “algo forzado” (en cierta manera, es como si introdujéramos una variable innecesaria únicamente para “satisfacer” una “igualdad”). ⦿J⦿: Fuera de lo natural sería nada –nada haría–, y por tanto, no creador. Y aún así, con un dios-nada, ¿cómo puede marchar el Universo? La única ley que sigue Dios es la «ley natural» porque Él es la Naturaleza, entonces, Dios es la Ley y ésta es la Naturaleza. Inclusive, el Inconsciente –la modalidad de pensamiento de la Inteligencia Cósmica– es automático, Natural, como el Espacio. En conclusión, no existe lo sobrenatural.

   Una inteligencia ubicua equivale a decir que el Espacio es inteligente. La Conciencia es omnipresente: El Espacio es omnímodo, el Espacio es Totalitario (está en todas partes)... La presencia de Deus no se encuentra restringida a un único punto, aquí o allá, está en toda la Naturaleza, en todo el Cosmos, en el Espacio. Luego, el Numen es la Naturaleza, el Universo o el Espacio. Dios es tan natural que es la Naturaleza. Esto significa que nosotros somos parte de la Naturaleza Cósmica, o sea, somos el Deus-Universus.

   Este asunto de la Unidad, de un Dios Cósmico –el propio Universo–, una entidad plenamente natural, con la facultad de hacerse “físico” en sí mismo (Deus es el Primero que se Convierte, pasando a ser un insignificante, infinitesimal o humilde fenómeno particularísimo del infinito Cosmos), ha sido respaldada por Matemáticos, Físicos, Filósofos y hasta Magos. Precisamente, hablemos sucintamente de la Magia.   

   La Magia, sencillamente, es el empleo de la imaginación (la mente, pues). Por algo a la imaginación también se le conoce como magín. Como cualquier persona usa su conciencia (la cual, en realidad, no es de ella, sino del Universo), entonces es un mago (la mente se utiliza desde lo más simple como respirar o caminar hasta para las actividades más elaboradas), pero está enteramente en función de la Inteligencia Universal del Espacio. De esta manera, ya que el Cosmos es un ente intrínsecamente psíquico, es pura magia; verdaderamente, todo es mágico (fabuloso, fantástico y fantasioso). Esto significa que todo lo que hacemos es mágico.

   Pero, volvamos a lo nuestro. ¿Cuál es el gran principio mágico?  ¿Qué dice  la Magia? ¿Cuál es su postura? Dejemos a otros contestar las interrogantes planteadas.

   «¿Cómo explicar que la alta Magia, lejos de ser una serie de supersticiones, es un conocimiento que tiene por base la concepción de la Unidad del Mundo?» (página 48 de la revista Cábala, N° 29, editorial AHORA, S.A, artículo «Iniciación a la Alta Magia» de Septiembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).   

   «Todas las cosas han venido del Uno (1), y todas son nacidas de esta cosa única por adaptación. El Universo (Dios, el Espacio, la Naturaleza) es una cosa única y todo depende de todo, y recíprocamente... El Universo es Vida, entonces todo (∞) es vida» (página 51 de la revista Cábala, N° 29, editorial AHORA, S.A, artículo «Iniciación a la Alta Magia» de Septiembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   «No debemos confundir la charlatanería de los brujos e ignorantes con las prácticas de los que saben hacer uso del poder interno, que está en cada persona y fuera de ellas, porque ese poder es la fuerza que mueve el Universo, y es la Conciencia extendida en el Cosmos. 

   La Unidad Cósmica y el ritmo vital son ideas recogidas en el crisol de todas las combinaciones mágicas» (P.C. Vásquez y Vásquez, página 78 de la revista Cábala, N° 31, editorial AHORA, S.A, artículo «Magia hacia la Superciencia», de Noviembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   El arriba citado Vásquez y Vásquez alude cual sería la auténtica doctrina mágica: «Su idea matriz es la existencia del Alma del Mundo, de la cual son emanaciones las almas individuales –almas de los astros, y de los hombres–. Hay, pues, una Unidad Cósmica y correspondencia reglada entre cada acontecimiento y todo lo demás. De suerte que el ser humano es un microcosmos cuyas funciones se encuentran también en todas las partes del Macrocosmos o Universo.

   Por otra parte, Paracelso sostiene, siguiendo los lineamientos de Plotino, que «no hay un miembro en el hombre que no corresponda a un elemento, a una planta, una inteligencia, una medida, una razón en el Arquetipo».

   Esta no es otra cosa que la necesidad que tiene el Alma Universal de manifestarse por fracciones suyas separadas. La materia también no puede sino multiplicarse como el agua del río dividida por las rocas.

  Haciendo del Universo entero la imagen agrandada del universo psicológico, lograremos sentir con nuestra partícula divina el Alma Total del Mundo. Vibrar en alta tónica. Avanzar hacia la plena maestría» (P.C. Vásquez y Vásquez, página 78 de la revista Cábala, N° 31, editorial AHORA, S.A, artículo «Magia hacia la Superciencia», de Noviembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   «Antes de la llamada Ciencia, la Magia era Ciencia. Su concepción fundamental es idéntica a la ciencia moderna: Certeza de la Naturaleza, como un todo coordinado y uniforme... La Unidad es lo fundamental en la Magia» (P.C. Vásquez y Vásquez, página 79 de la revista Cábala, N° 31, editorial AHORA, S.A, artículo «Magia hacia la Superciencia», de Noviembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   Así, podemos apreciar a la Magia como un arte utilizado para explicar el accionar deifico (∞) en el todo cósmico (∞). Un ejemplo clásico de lo aseverado sería la doctrina personal de uno de los Magos renacentistas, Juan Tritemio (Johann von Heidenberg). «Tritemio se interesó por las prácticas mágicas, y escribió varias obras en las que afirmaba que era posible realizar trasmutaciones así como conseguir la piedra filosofal, a la que denominó «Espíritu del Mundo».

   La piedra filosofal no era, para Tritemio, otra cosa que el soplo divino. Para él, DIOS no estaba arriba ni abajo, sino en todo lugar» (Vladimir Burdman Schwarz, página 70 de la revista Cábala, No 62, editorial AHORA, S.A, artículo «Los Extraños Ocultistas del Renacimiento», del 10 de Septiembre de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). 

   En este tenor de ideas, Francisco Aniceto Lugo escribió sobre el mundo mágico. ¿Cuál es su postura?  «La tesis de Lugo es que estamos programados para cumplir ciertas funciones dentro de los límites que nos han sido dados por la Naturaleza, el Cosmos, la Inteligencia Superior, o como quiera que se llame ese poder que rige las esferas celestes. En cierto modo, el autor niega la posibilidad de que el hombre tenga libre albedrío, ya que es tan sólo parte de un plan mucho mayor que ya se le ha asignado su papel. La filosofía de Lugo es por lo tanto una especie de determinismo, pero que al admitir que el hombre es parte de esa Energía Cósmica que lo rodea por todas partes como el mar a una esponja, le proporciona ciertamente la posibilidad de asimilar y devolver mayores cantidades de energía, según lo programado por su capacidad.

   El considera que la Magia (una magia sin trucos que no tiene nada que ver con los magos de escenario, ni con todo ese escenario de fabulaciones que a través de los siglos se ha ido creando alrededor de la palabra) es como si dijéramos la punta de esa pirámide del conocimiento humano, de la que ciencias admitidas como la Química, la Física y la Biología, estarían cerca de la base, la Filosofía un poco más arriba, y la Magia en la cima. Y dentro de esa magia sin fabulaciones, incluye los fenómenos ahora conocidos como Parasicología, y algunos otros que caben en el mundo del espiritismo, o que éste al menos ha venido explotando. Para Lugo, todos estos fenómenos, producto de la Magia, son productos de la Mente Superior que nos llegan a través de la humana» (Juana Ávila, página 57 de la revista Cábala, N° 69, editorial AHORA, S.A, artículo «Libros Insólitos», del 17 de Diciembre de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

   En este sentido, Lugo formuló una serie de leyes de la Magia, basándose en la premisa fundamental del arte mágico y en el mecanismo de funcionamiento del Universo. A continuación, nos centraremos en las principales (Ley de Unidad de la Naturaleza y Ley de Asociación):

   «La Ley de Unidad de la Naturaleza es básica en Magia: Es también ampliamente reconocida por la Ciencia. En efecto, muchos Físicos notables han propugnado la Unidad de la Naturaleza, aunque ellos se refieren especialmente al mundo físico. Mas en Magia este punto de vista es más universal, más completo, enteramente cabal, porque comprende no solamente al mundo físico, sino también al moral o espiritual: En suma, a todo lo que existe, cualquiera que sea su índole.

   Esto quiere decir, que no hay nada fuera de la Naturaleza (el Cosmos o el Universo), inclusive la misma Esencia Increada (se refiere Lugo al Espacio, definido como Dios) ya que aquella es una manifestación de ésta.

   Se trata, pues, en Magia (y así debería reconocerse en justicia en todo análisis global del Cosmos, según el punto de vista mágico expresado), solamente, de un ser, de un solo ser, del Ser por excelencia» (Francisco Aniceto Lugo, página 41 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España).

   «Todos los seres y las cosas del Universo están íntimamente asociados. No hay absolutamente nada que funcione completamente separado del resto de la Naturaleza. Y  esta asociación, nótese bien, no es solamente física, sino también espiritual (entiéndase, mental, como ya hemos dilucidado en el presente trabajo escrito bautizado con el título de «El Panteón de nuestra Humanidad»).

   Aparentemente observamos las cosas como si estuviesen realmente separadas, como si no hubiese ningún vínculo, físico y espiritual, entre ellas: La realidad, sin embargo, es muy diferente. Estamos asociados a todo el Universo puesto que somos parte integral de éste. Nuestra individualidad, como la de cualquier otro ser o cosa, se parece mucho a la de la célula» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 41-42 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España). En esta línea del párrafo entran en acción un par de cuestiones. Primera incógnita a despejar: ¿Por qué Lugo profesa que toda cosa se comporta como una especie de célula? Pues, la sencilla razón es que la célula es una entidad psíquica, pensante, y por consiguiente, se encuentra viva. No obstante, dejemos que el mismísimo Profesor Lugo lo explique: «Es menester mirar cada célula como un verdadero organismo, no solamente desde el punto de vista fisiológico, sino también desde el psicológico, de modo que todos nuestros grandes atributos, especialmente los llamados anímicos, se encuentra en ella muy desarrollados. Cuando se trata de una célula especializada, como la neurona, estas características suben de punto, llegando a un alto grado de eficiencia y facilidad. Lo que se dice referente a la conciencia y la voluntad con respecto a una sola célula, es igualmente aplicable a un grupo de células del organismo en multitud de casos» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 25-32 de la revista Mundo Desconocido, N° 19, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Voluntad, Líder Biológico», de Enero de 1.978, impresa en España). Examinemos estas últimas palabras subrayadas en negrillas: Ya hemos visto hasta el hartazgo cómo el Universo –El Organismo; Míster Organismo– exhibe un patrón incontrastablemente celular. Todo lo inmerso en su Ser son sus células. Por ejemplo, un sol es, literalmente hablando, una célula, poseyendo alguna clase de voluntad o inteligencia. La agrupación o suma de estrellas produciría una conciencia aún mayor comúnmente conocida por nosotros como galaxia. Y sin embargo, una galaxia sería también una célula para el Espacio Cósmico...  Pero, prosigamos con Lugo: «A nadie, familiarizado con los estudios modernos sobre la materia, deberá causar extrañeza que a una célula se le atribuye una especie de conciencia y voluntad. En general, todas las facultades psíquicas pueden encontrarse en la célula, y aun es posible que las del organismo considerado como un todo dependan de ella. No es, pues, sorprendente que se encuentren igualmente en grado superior en la célula, tanto más razonablemente cuanto que no solamente es ella un verdadero organismo de gran espíritu de asociación, sino que también es de lo más compleja» (Francisco Aniceto Lugo, páginas 25-32 de la revista Mundo Desconocido, N° 19, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Voluntad, Líder Biológico», de Enero de 1.978, impresa en España). Segunda incógnita a despejar: ¿Cuál es, por cierto, este vínculo? (nos referimos al comienzo del párrafo, al nexo que unifica física y mentalmente a las cosas). Lugo lo responde muy bien en su obra El Hombre ante el Universo (página 34 de su volumen El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España): Es el Espacio, quien adhiere, literalmente  hablando, dos objetos de manera material (física) y energética (espiritual). Es como ya expresamos previamente: El Espacio no es nada o no es un vacío, más bien, debe mirársele como un agente existencial, real, como una especie de sábana infinita. Si lo consideramos de esta forma, cualquier “nodo” o “fibrilla de hilo” está unido a otro, sin importar la supuesta “brecha” entre ambos “puntillos”. Así, el Vacío Cuántico es el vínculo, lazo o conexión entre las entidades del Universo. Es la correlación físico-espiritual de Todo (∞).    

   «Y podemos concebir nuestra asociación física, si observamos con atención y esmero; pero se nos hace más difícil entender la asociación espiritual que nos une a todo el resto del Universo, el cual, siendo una proyección de la Esencia Increada es realmente Divino (nótese, aquí, como Lugo reconoce que el Universus es Deus).

   Estamos asociados así a todos los seres y las cosas del Universo, por lejanos que estén en el espacio y el tiempo, sin excluir los objetos que nosotros llamamos inanimados.

   Estamos asociados no solamente con los seres y las cosas en general, sino también en particular con los objetos inanimados, especialmente si los cuidamos con cariño, si los hacemos parte integrante de nuestro afecto, si los hacemos entrar en el campo emocional de nuestro yo.

   Estamos, pues, unidos estrechamente a todo el resto del Universo, físicamente por medio de radiaciones y fluidos sutilísimos, y psíquicamente por la constitución esencial misma, divina, del Universo todo» (Francisco Aniceto Lugo, página 42 de la revista Mundo Desconocido, N° 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», de Mayo de 1.982, impresa en España). Recuérdese que Lugo afirmó que Mente y Espacio son, virtualmente,  lo mismo, siendo la Psique o el Vacío Cuántico de lo que verdaderamente está conformado nuestro Universus («En términos de la Física Cósmica, la Mente podría confundirse enteramente con el Espacio-Substancia. En efecto, son dos cosas muy parecidas o, mejor, idénticas») Aquí, nuevamente, el Cosmos, simplemente, DIVINO.

   Si se fijan bien,  la Ley de la Unidad de la Naturaleza y la Ley de Asociación son lo que en el argot religioso llamamos «Amor», en Matemática «el 1», en Cosmología «Todo es Espacio» y en Filosofía «Todo es el Ser». De hecho, el Espacio es la Manifestación del Amor, el Amor mismo. Hasta aquí, Todo Bien.

   Como ven, claramente, la Magia posee un pensamiento eminentemente panteísta de las cosas; tiene una visión del Mundo –el Universus– según la cual éste está vivo –muchos lo identificarían como “Dios”–, siendo un ente natural, de base mental y con la capacidad de transformarse en cualquier cosa (que quiera).

   Entonces, hemos recogido la idea de un Espacio, Universo, Cosmos o Naturaleza apreciado como Dios. Lo cual significa, en otros términos, solo una cosa: ES. SOLO ES. ES AETERNUS. Francamente, se hace bastante complicado “creer” que se pueda “crear” extensión o “distancia” (como por ejemplo, la pura distancia entre dos puntos no puede crearse, ya es, únicamente lo que aparece o surge es ese par de “puntitos” insertados). Y mucho menos crearla de la nada... Lo que hay es un proceso eterno de reposición de las células (cualesquiera de los fenómenos naturales que hagan de “partes” del Infinito) del Cosmos (ejemplo: Desaparece una estrella, nace otra estrella, pero el Espacio increable, continua estando, sigue haciendo de las suyas). Efectivamente, existe una imparable reposición celular del incólume Akasha Divino.   

 

Figura 25. ¿Cómo “moldear” longitud? ¿Qué más se puede hacer? Ah, sí! La materia. Ella si puede ser formada.

 

   A modo de cierre, haremos el subsecuente comentario: Generalmente, Dios se define como El Creador, lo Infinito, lo intangible, lo incorpóreo, lo invisible, lo ingrávido,  lo omnipresente, lo omnisciente, lo eterno (mientras nuestra existencia es pasajera, la existencia del Universo es incólume)... Al menos, el Espacio cumple todos estos requisitos, o sea, evidentemente, posee  varios atributos que comparte con Dios. Además, piense en esto: No es que Dios se encuentre aquí o allá, Él está en todas partes, en otras palabras, es omnímodo, por consiguiente, Dios sería el mismo ente conocido por los Científicos como el Espacio. Así, Estimados Lectores, el Espacio sería Dios o, por lo menos, el candidato que mejor lo imita. ¡Casi Nada! Es la entidad que mejor representa o se aproxima a lo que denominamos “Dios”.

   El Dios Absoluto o La Totalidad es único, es UN (1) CONJUNTO. Ese conjunto es el Espacio. Como solo hay un Cielo, un Ser, éste no vería sus “partes”. Como el Universo siempre ha estado, realmente, no hay Creador (no se crea a sí mismo). La Totalidad no privilegia entre sus “partes”, no ve “partes”. Nosotros somos derivados del Cosmos, no estamos en Él (el Espacio Cósmico no es un sitio específico), somos “parte” de Él, mejor, Somos Él. Por eso, el Espacio apoya la actividad inteligente, la cual se encuentra desde la partícula hasta la muralla galáctica más vasta... Y más allá... ¿De dónde se forma una persona? De la Tierra. ¿De dónde se forma la Tierra? Del Espacio. La Tierra nos sostiene y el Espacio la sostiene a ella. En esta situación descrita el Espacio se comporta como algún tipo de Creador, como una especie de Divinidad.

   Así, el Espacio, el Universo o Dios, sea lo que sea, sea lo que signifique, es la Unidad Cósmica («El 1 Universal»). Esta es la mejor manera de describirlo.

   Dios no está en “una zona apartada” de nosotros, una isla, un cielo, un paraíso. No está “por allá”. No es ese ser “mitológico”, totalmente etérico, absolutamente “distanciado” de sus “criaturas”. Él exhibe dos naturalezas: La física y, por supuesto, la oculta. Pero, también, es muy real, tanto como tú y yo, y más. No obstante, al tener una parte “física”, puede ser estudiado (que es lo que hacen los Cosmólogos, Astrofísicos, Astrónomos, los Físicos, los Químicos e, incluso, los Matemáticos, entre muchos otros) y debe ser estudiado (pese a todo, cabe recordar que nuestro trabajo es un intento burdo de acercamiento de la Realidad Divina).  

   En vez de visualizar a un Dios en un paraíso o en un hipotético cielo utópico (distante, insensible, indiferente), el Cosmos es una realidad divina presente con nosotros. El Universus es una realidad divina inmediata, al alcance de la mano. Él encara a través de suspartes” (“creaciones”) Todo (Infinitum): Todo (el Espacio o ∞, el Cosmos, la Naturaleza) Bien (Dios).

   El Espacio: No es un Dios “más”, es “DIOS”, ni más ni menos. Estamos llenos y rellenos de Espacio. El Espacio, como sustancia que es, es la Química de los Químicos y la Magia de los Magos; el Infinito de los Matemáticos y los Físicos (en suma, el Dios de los Científicos); el Ser, el Dios de los Filósofos; el Dios de los Ovnílogos, el Extraterrestre por Excelencia (pues no es exclusivamente de la Tierra); el Dios del hombre del tercer milenio, y sin saberlo muchos, su Dios. El Deus Absolutum porque incluye todo. Aquí no hay diferencia posible. Todo Igualado. Amén.

   Dios (la Naturaleza, el Cosmos, el Universus, el Cielo, el Éter, el Akasha, el Espacio) es el que se lleva el gato al agua («el que aprieta pero no ahoga»), el que se come las tostadas, el papá de los helados.

   Así, Amigos, cambiaremos la “fe” en “Dios” (ese Dios ajeno al Mundo) por la certeza plena en la Existencia del Universo (el Ser, La Existencia, valga la redundancia). La Creencia Cósmica resurgirá, como el Ave Fénix.

   Nos resta indicar que lo Infinito, lo Irracional, es por naturaleza Indivisible.

La Diosa Totalidad: La Madre... Naturaleza

«Espacio, solo uno hay, es la Mónada. “Dioses concebido como un ser sin cuerpo, con espíritu (mente). Una entidad infinita. Una psique o algo así sin forma ni semblante que lo sustente... La Conciencia comprende la totalidad de las cosas, el Infinito o el Espacio. Fabúlese  que esta página que está leyendo es infinita, y, simboliza al Espacio. Los caracteres, las palabras y los signos son los astros, mientras que el resto es elvacíodel Espacio. Y, ademásfabúlese que existe algo parecido a unamente” o “ánimaque abarca la presente página. En este caso, la menteva del extremo izquierdo al extremo derecho”. Como comprende esa hoja, luego es esa hoja. Y así, ¿cuál es la hoja y cuál es la mente? ¿Cómo distinguirlos?... El Espacio representa la dimensión infinita del Ser».

   Vamos a centrarnos en la base del Espacio, la cual se refiere a su actividad mental. Como hemos manifestado ya, disertar efectivamente sobre la totalidad de la Naturaleza es imposible. No obstante, hemos visto como todo, desde la partícula hasta el Cosmos completo, opera, virtualmente, como un organismo. Por tanto, no es descabellado estudiar a un ente biológico para poder entender mínimamente algunas características generales de lo total («como es aquí sería allá»).

   Para nuestros efectos, seleccionaremos al hombre, en especial, su inteligencia. Por eso, encarar el aspecto psíquico del ser humano –y por extrapolación, del Universus– significa hablar de su cerebro.  Así, procedamos a analizarlo.

   Ante todo, nuestro cerebrillo es el de un animal, probablemente, el homo sapiens sea un super chimpancé (compartimos una identidad de un 99 % del ADN con este simio). Hasta ciertas conductas  de ambos monos son parecidas.

   En realidad, aunque suene extraño, nuestro cerebro –como ya indicamos, suerte de masa encefálica de una raza especial de chimpancé– se compone de dos cerebros, en vez de uno. Siendo constituido por los denominados hemisferio izquierdo y hemisferio derecho. De entrada, ello se traduce en una sola cosa: En nuestro ser hay dos personas.   

   Pero, sigamos mordiéndonos el coco: El hemisferio izquierdo es parlante, escritor, matemático, calculador, analítico, lógico, científico. Es el cerebro racional. Como lo racional divide, clasifica, analiza, es el que define la individualidad de la persona, separándolo de lo demás. Lo que nos permite vernos diferentes, únicos, cosa a parte del entorno, es este susodicho hemisferio. De esta manera, se crea la “impresión” del “yo”.  El hemisferio izquierdo favorece la aparición de lo entendido como “ego”. Ello hace que sea frío (no supeditado a la emoción).

   Si el hemisferio izquierdo sufriese un percance la persona tendría evidentes problemas para hablar, escribir o para realizar estimaciones numéricas («no podríamos echar números»), por ejemplo.  

   Ahora, le toca el turno al hemisferio derecho. Éste mira todo como si fuera una sola cosa (no hace distinciones, no pudiendo seleccionar o escoger nada), por consiguiente, es emocional. Además, como permite identificar imágenes y gracias a él, el hombre puede llevar a cabo obras artísticas, es netamente creativo, imaginativo. El cerebro irracional es el poeta que llevamos dentro.    

   Alguien con un detalle importante en el hemisferio derecho no podría pintar una figurilla, ni apreciar la música, ni ejecutar ninguna actividad de índole artística.    

   Recapitulando: El hemisferio izquierdo es lo que nos define como individuo, como ser humano único («el que divide, distingue o separa»), mientras el hemisferio derecho contempla las cosas como si fuesen universales o cósmicas, poseyendo una visión global («el que asocia»).  

   Prosiguiendo con nuestra disquisición sobre la conciencia (para encarar adecuadamente el aspecto psíquico del Universo), debemos acotar el funcionamiento del cerebro según el sexo.  Sin embargo, antes iniciaremos con lo siguiente: Como bien señala Dion Fortune (La Cábala Mística), se debe apuntar que el ánima de un humano tiene matices tanto masculinos como femeninos.  Lógicamente, debería ser así o sino el espíritu no sería plenum. Otro tanto ocurre para cualquier cuerpo humano, el cual goza igualmente de partes tanto masculinas como femeniles. 

   Seguidamente, focalicemos la atención sobre la comparativa entre el cerebro de las mujeres con el de los hombres, advirtiendo la inexistencia de unanimidad en los expertos de la materia. No todo está dicho en relación al presente tema.

   Los cerebros de los hombres exhiben una mayor  evolución en el lóbulo izquierdo (de allí que se le califique al varón de “lógico”).  En contraposición, el lóbulo derecho está mejor evolucionado en las féminas (de ahí que se le adjudique a la mujer un cierto componente de “irracionalidad”).

   El cerebro masculino cuenta con un volumen mayor y es ideal para desempeñar una sola tarea. El de la mujer puede ejecutar varias tareas a la vez. Expliquémoslo:

   A la hora de ejecutar determinadas actividades –ejemplo: parlar– la mujer opera indistintamente con los dos lóbulos. Ello se debe a que el cuerpo calloso (el cual une físicamente a ambos hemisferios) del cerebro femenil es más grande que el que contiene el cerebro masculino, lo cual se traduce en una mejor comunicación  entre los citados hemisferios. Esto podría explicar por qué las féminas hacen dos cosas al mismo tiempo (verbigracia, mirar el televisor y hablar con el celular) y su predisposición natural a la Magia (ya que usa a la vez ambos hemisferios, incluido el irracional, el cósmico, el panteísta). En cambio, el cerebro del hombre se encuentra “laterizado”, o sea, cada  hemisferio trabaja con mayor autonomía respecto del otro (Jürgen Brater, página 21 del libro Enigmas y Curiosidades del Cuerpo Humano. ¿De noche, todos los gatos son pardos?, editorial Robin Book, SL,  impreso en Intermedio Editores Ltda en 2.007 en Santafé de Bogotá, Colombia), lo cual significa que debe centrase y concentrase para llevar a cabo una sola actividad. Otras investigaciones indican, como ya marcamos, que la parte izquierda del cerebro está más evolucionada en el hombre (tiene más células cerebrales), en tanto que la mujer tiene mejor desarrollado el hemisferio derecho. En todo caso, el cerebro del hombre presenta una mayor diferencia entre ambas regiones hemisféricas. En cierto modo, pareciera como si la mente del hombre privilegiara un hemisferio sobre otro (a veces el derecho sobre el izquierdo y viceversa). En cuanto a la mente femenina, ésta transita indistintamente ambos lobulillos, sin predilección alguna: A la hora de cristalizar una actividad, la mujer puede hacer trabajar simultáneamente ambos sectores del cerebro, sin privilegiar el uso de un hemisferio sobre el otro.    

   Otro datillo para tomar en cuenta lo constituye el hecho conforme al cual el cerebro del hombre posee una mayor cantidad de conexiones neuronales intralobulares (en comparación a su contraparte femínea), o sea, dentro del mismo lóbulo. Por su lado, el cerebro femenino contiene más conexiones neuronales interhemisféricas, lo cual significa una unión neuronal superior entre ambos hemisferios.  

   ¿Cuál es la consecuencia de todo esto? ¿Cómo opera cada uno?

   Parlemos de la psicología y de la forma del proceder femenino. La mujer es intuitiva, sensitiva, perceptiva y empática, entre otras cualidades. En este sentido, cuando se concibe una idea de modo inconsciente (intuitivo) se genera automáticamente o repentinamente, o sea, es un pensamiento natural, como el mismísimo Universo. Requiere de un trabajo mental menor. Un pensamiento salido de lo inconsciente, evidentemente, no utiliza lo consciente, y entonces, hay un gasto mental eficiente.

   El empleo del hemisferio derecho nos hace más perceptivos (Colin Wilson, página 293 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia), justamente, en cualquier etapa de su vida la mujer es mejor que el hombre para apreciar una emoción en el rostro de alguien (Jürgen Brater, página 22 del libro Enigmas y Curiosidades del Cuerpo Humano. ¿De noche, todos los gatos son pardos?, editorial Robin Book, SL,  impreso en Intermedio Editores Ltda en 2.007 en Santafé de Bogotá, Colombia). Y ya hemos aseverado que la mujer tiene una facilidad natural para usar ambos lóbulos, incluido el nombrado hemisferio derecho.

   Siempre se ha hablado sobre los cinco o seis sentidos con los cuales cuenta la persona. Al respecto, podríamos citar el sentido de la vista, cuyo órgano es el ojo. Pues, bien, el sentido de la mente (intuición) tiene como órgano al cerebro. Desde este punto de vista, como diría Viollet Mary Firth Evans o Dion Fortune (La Cábala Mística), la mujer es superior psíquicamente al hombre. Poseería, entonces, un poder espiritual más refinado.

   El hecho conforme al cual, por lo general, una fémina es más sensible y más perceptiva que un  varón, tal vez explicaría por qué hay más “brujos” y “psíquicos” entre las mujeres  que entre los hombres. Incluso, el Fray Miguel de Castañega en su tratado de las supersticiones y hechicerías (1.529) lo reconoce: «... porque son más curiosas en saber y escrutar las cosas ocultas y desean ser singulares en el saber...».

    La siguiente observación sobre la psiquis femenil vertida en el presente párrafo corresponde al Doctor Corrado Malanga (podéis hallar la información ampliada en su obra Alien Cicatrix). Malanga es Investigador en el Departamento de Química y Química Industrial de la Universidad de Pisa (Italia). Conoce técnicas de hipnosis regresiva y programación neurolingüística (PNL). Así que es una voz autorizada en la materia. Dicho esto, echémosle un ojillo a sus conclusiones al respecto: La mujer fija la mente en el tiempo pasado y en el tiempo presente. Ello explicaría, en parte, una mejor memoria sobre el hombre, permitiéndole, por ejemplo, recordar fechas. También, muchas mujeres gustan de revisar su libro de fotografías personales. Al contar con un pensamiento en el pasado y en el presente, la mujer experimenta algún grado de ausencia de planificación del futuro. Esta cuestión puede ser comprendida cuando una fémina maneja un automóvil. Generalmente, se desplaza a una velocidad regular, usando menos la palanca de cambios que el hombre. Su ritmo de marcha es, pues, más o menos el mismo. Puesto que se haya enfrascada en su ahora no visualiza o contempla obstáculos futuros, lo cual puede producir que se presentase una señal de tránsito, obligándola a tomar una decisión abrupta (como una frenada fuerte).

   Como el género femenino no estima el futuro del modo masculino, posee cierta condición de inmediatismo. Esto hace que la mujer tenga los pensamientos óptimos o efectivos para obtener resultados inminentes. De esta manera, se deduce que la mujer tiene cierta propensión a lo interno y es pragmática.   

   Ahora, encarguémonos de la psicología del hombre. Éste, como ya sabemos, es racional. Lo lógico requiere de análisis, por consiguiente, el hombre hace trabajar su parte consciente, lo cual produce un esfuerzo psíquico superior. Al emplear la razón la mente debe concentrase, empleando a fondo la conciencia. Lo inconsciente no necesita de concentración, por ende, hay una menor carga mental.   

   En relación al aspecto masculino de la humanidad, Malanga refiere que la mentalidad de un hombre se encuentra en el presente y en el futuro. Si el hombre no inventaría que va a hacer no dejará el techo de su hogar. Si no tiene de antemano dispuesto que cosa adquirirá en un negocio ni de broma se va a poner a mirar artículos sólo porque sí. Un ejemplo clásico e ilustrador de todo lo expuesto lo facilita Malanga cuando escribe sobre el caso de un coche mal estacionado por una mujer: Ella arguye algo así como «simplemente, lo dejé ahí. Para qué pensar, planeando hacia el futuro que alguien tendrá poco espacio para moverse».    

   El varón tiene cierto cariz hacia lo externo, lo cual le da los pensamientos óptimos o efectivos para proyectar. No por otra cosa las obras importantes, los planes magnos, las grandes empresas y los grandes proyectos, son llevados acabo por hombres. En definitiva: El hombre es proyectista o, en otros términos, es idealista.   

   Según lo expuesto, la mujer posee cierta predisposición natural para los conjuros o encantamientos. Con la práctica suficiente se puede convertir en Maga. En cambio, con el estudio adecuado, a un hombre se le haría natural ser un Filósofo. No se trata de decir que él es superior a ella y viceversa. Son ambos facetas de lo divinal o representaciones mentales de la mismísima Inteligencia Cósmica.

   En fin, así es el cerebro de la especie humana. A partir de aquí abordaremos el tópico de la Magia para redondear nuestro discurso. La Magia no se reduce a “milagros”, “sortilegios”, “rituales” y “conjuros”. La Magia es Imaginación (también conocida con el término de «Magín») o, sencillamente, empleo de la Mente. De este modo, todo mundo es mago u opera su magín.  En este punto aparece en escena, sin duda, la preguntilla de ¿qué es un mago? Básicamente, un mago usa la técnica de la visualización (forma en su mente imágenes para la persecución de un objetivo).  Un ejemplo clásico que ilustra el asunto lo constituye el consejo dado a los deportistas de visualizar la ejecución de una acción para obtener su triunfo. 

   Respecto al presente tema se suscitan varios “mitos”. El primero de ellos es la imagen de un mago como una persona que simplemente “tiene información y poder para nada más que realizar actos de hechicería”. Un verdadero mago, uno integral, debe poseer conocimientos enciclopédicos –nociones de Matemática, Física, Medicina, Astronomía, Cosmología, Ciencias Naturales, Religión y Filosofía...– para gozar de una visión universal de las cosas. El segundo mitillo es el de concebir a un brujillo como alguien independiente de lo Demás. Verdaderamente, una persona  –específicamente su mente, su ser– es una porción infinitesimal del Intelecto Universal y, por ende, no puede hacer nada por sí misma (es como una suerte de celulita de El Ser, el Cielo, el Universus o Deus), estando supeditada a lo que se califica de causa-efecto, acción y reacción, karma, ley de rebote, principio del búmeran y similares. Él último mito consiste en creer que nuestra inteligencia puede llegar a cotas infinitas (“la imaginación humana es ilimitada”) o la descabellada idea de la existencia de un mago humano omnipotente. La realidad es que el humano –pese a ser del Cosmos y, por tanto, divino– ha sido diseñado con limitantes en los planos psíquico y físico.   

 

Figura 26. Infografía de la página 29 de la revista Mundo Desconocido, No 73, donde se muestra la quinta parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   Con toda esta data disponible es posible definir cómo es el accionar de la Magia en la conciencia humana. Examinemos su activación en el hombre, asistidos en esta ocasión, por la mano de Colin Wilson,  un hombre curtido en los poderes escondidos de la mente. También nos servirá para nuestros fines, Francisco Aniceto Lugo. Arranquemos, pues.

   La mentalidad actual se haya regida prácticamente por el hemisferio izquierdo, estando el derecho, virtualmente “inutilizado”. Se encuentra, así, desperdiciado... Si nos conducimos únicamente con el lóbulo zurdo nos ceñimos a ver los eventuales acontecimientos de una forma meramente lógica. Ello produce que apreciemos una realidad disgregada, obviando relevantes interacciones existentes. Nuestro “cerebro izquierdo”  nos “crea” una “impresión” conforme a la cual lo percibido no es real (Colin Wilson, página 295 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia), siendo desde una perspectiva particular, inclusive, artificial (de ahí  las cosas percibidas son hasta cierto punto como un tipo de ilusiones). Además, dicho hemisferio sirve para realzar el yo. En este caso (el de la utilización exclusiva del lóbulo izquierdo), para poseer una visión unificada de la realidad, se requeriría de mucha experiencia y de un saber obtenido por medio del arte de la escritura, constituyéndose en un conocimiento enciclopédico, esto es, ni más ni menos, la lectura de un ingente número de libros.

 

Figura 27. Infografía de la página 49 de la revista Mundo Desconocido, No 72, donde se muestra la cuarta parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   No obstante, hay otros caminos para la obtención de conocimiento, y de conocimiento integrador. Mediante la percepción extrasensorial (Francisco Aniceto Lugo, página 56 de la revista Mundo Desconocido, N° 70, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 2», de Abril de 1.982, impresa en España). Ésta podría darse durante las denominadas ECM (experiencias cercanas a la muerte), la práctica de meditación o, lo que vendría a ser lo mismo, la activación del hemisferio diestro.   

   Al “encender” y poner a trabajar plenamente el “hemisferio derecho”, haciendo que nuestro cerebro se situé en una fase próxima a la del sueño (es como una ensoñación pero estando aún despierto, con alto grado de conciencia),  se experimenta el Inconsciente (Mente Universal). En relación a esta vivencia, Colin Wilson recoge el testimonio de Bruce Lamb: En ese estado todo es más nítido, además, hay más colores, sensaciones y se divisan, por si fuera poco, espectros.  Con el lóbulo derecho activado lo que se piensa se hace real y no meramente imaginativo (Colin Wilson, páginas 228 y 231 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). Nos posibilita una mejor definición de las cosas y favorece la contemplación de los nexos existentes en el Mundo.    

   Lo que se trata es de lograr el conocimiento profundo. ¿Qué es? ¿Cuál es su base? Aristóteles nos brinda la respuesta: Es la Filosofía («Amor a la Sabiduría»). Ella se encarga de escudriñar cuál es la causa del Mundo. ¿Y cuál es la causa del Mundo? Dios. La Filosofía consiste en estudiar la totalidad, lo general, lo universal, y no lo particular de nuestro mundo –la Tierra–. Cualquier cuestión del globo terrestre se haya supeditada a nuestros cinco sentidos. En contraste, lo cósmico no está circunscrito a nada específico, es intangible, espiritual (mental). Por eso, a la Ciencia Filosófica sólo le interesa el conocimiento porque sí. Y ese conocimiento significa mente. Solo mente. Por lo tanto, la Filosofía es la ciencia más inútil, no práctica, no sensorial; no le interesa lo material, solo lo mental, lo divino. Es como la esencia de las cosas (Dios), puramente ideal. Es, justamente, como Deus: No busca resultados físicos, es el pensar sólo por el pensar (la sabiduría aristotélica aquí mostrada puede ser consultada en el trabajo de «Metafísica» del renombrado Filósofo griego). En relación a ello, recuérdese la propiedad de cierta vacuidad del Cosmos. Así, la Filosofía privilegia el conocimiento cósmico sobre el conocimiento práctico.

 

Figura 28. Infografía de la página 57 de la revista Mundo Desconocido, No 70, donde se muestra la segunda parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   Entonces, hemos marcado que la Filosofía estudia lo general, y lo general es inmaterial, espiritual. Y como lo mental es ideal, luego, la Filosofía no le sirve al mundo (nuestra civilización), no da resultados tangibles, no ofrece soluciones a los problemas diarios. Sin embargo, la Filosofía se basta a sí misma, o sea, si le sirve al Ser (ideal): Dios, quién vive en sí, en sus propios pensamientos, el puro pensar, el único a quien sólo le sirven sus mismos pensamientos.

   Según Aristóteles, una persona que sabe del Ser, que conoce sobre el Mundo, ha hallado su divinidad interior. El conocimiento diviniza al hombre, siendo éste participe del pensamiento divino.   

   Se ha difundido desde las épocas más pretéritas que Dios sostiene al Mundo con su pensamiento. Entonces, es un pensador: Teorizante, intelectual, sabio, ideólogo... Es idealista. Es decir: Filósofo. Mejor aún: es La Filosofía misma (Estudio de lo Absoluto). De ahí que Dios es el pensamiento existente por el sólo hecho de hacerse, lo cual se traduce como que el pensamiento se realiza únicamente por ser: Esto no es más que Filosofía pura y pareja, pues. De todo ello se desprende que la Filosofía diviniza, como bien señala Aristóteles.

   Precisamente, como arguye Giorgio Santillana,  si tenemos un conocimiento global de las cosas, tendremos una noción cosmológica de la Realidad (Colin Wilson, página 278 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). Es una visión integral, holística. Una inteligencia así de aguda termina divinizando todo: Bosques, colinas, planetas, estrellas y hasta personas (Colin Wilson, página 226 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). Pero, ¿cómo se dilucida esto? Al respecto, Wilson cita a George Bernard Shaw, quien divulga que cuando la conciencia se expande se cuenta con una percepción de acuerdo a la cual todo es importante, hasta lo diminuto (Colin Wilson, página 254 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). Lo que sucede, según John Wilson y Julian Jaynes, mencionados por Colin Wilson, es un acercamiento al prójimo y a la Naturaleza al experimentar el Inconsciente (Colin Wilson, página 326 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).

   Analizando puntillosamente el asunto, nuestra conciencia de hemisferio izquierdo nos hace ver independientes, cosa aparte del Universus, divorciados de la Naturaleza. En cambio, la conciencia del otro hemisferio nos posibilita apreciar las interacciones nuestras con las plantas, animales, personas, Tierra, Luna, Sol y el Cosmos. No es casualidad que las llamadas inteligencia espacial e inteligencia naturalista-ecológica se encuentren alojadas en el lóbulo derecho. Tiene sentido... Explicaría mucho.

   Leyendo con detenimiento a autores como John Antonio West, Colin Wilson y otros, miramos a nuestra civilización actual como reduccionista, localista, regionalista, segregacionista. Es una consecuencia de nuestra inteligencia racional. Los “primitivos” (los africanos, los aborígenes americanos, los cromañones) y las otras civilizaciones precedentes (Ma o Lemuria, Sumeria, Atlantis, Göbekli Tepe, Tiahuanaco y Egipto) poseían una concepción  más universal (fruto de una conciencia más completa), con rasgos claramente comunales, matriarcales y politeístas, tal vez, hasta panteístas.  Ellos se valían del poder mental o la fuerza mágica, o sea, la Magia.

   Lugo estimaba a la Magia como una herramienta relevante del conocimiento humano (Francisco Aniceto Lugo, página 17 de la revista Mundo Desconocido, N° 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», de Marzo de 1.982, impresa en España). Otro paralelo ocurre con el hombre de antaño (Colin Wilson, página 240 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).

   ¿Cómo operaría un pensamiento mágico?  Bueno, René Adolphe Schwaller de Lubicz, citado por Wilson, deja la idea según la cual si el hombre logra sintonizar ciertas frecuencias naturales, se aproxima a cierta Unidad Cósmica (Colin Wilson, páginas 252 y 268 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).

   Estar en estas particulares vibraciones, trabajar con el mundo mágico, implica el uso del hemisferio derecho, lo cual proporciona competencias psíquicas tales como la telepatía (Colin Wilson, página 250 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia), la clarividencia, la telekinesis o psicokinesis, la ergoquinesis y la radiestesia, entre muchas otras. Echémosle una ojeada a algunos casos:

«Una persuasiva demostración de la universalidad del potencial PSI, se vio en los experimentos del año 1.973, hechos por dos Físicos del Instituto de Investigaciones Stanford en Mento Park, California. El Dr. Harold Puthoff, especialista en quantum electrónico y el Dr. Rusell Targ, Físico del instituto, hicieron pruebas al conocido Psíquico Ingo Swann. Solamente por concentración Swann podía recibir las impresiones de los experimentadores, y “ver” lugares que nunca había visitado. Habían escogido a la ciudad de Palo Alto. Swann dibujó un diagrama del edificio y describió cuatro árboles del frente, la fuente, y hasta dijo: «No puedo oír el ruido del agua»; realmente ese día habían cerrado la llave del agua en la fuente.

   Lo que más sorprendió a los experimentadores fue que sujetos que no tenían las habilidades de Swann, lo hicieron tan bien como aquel; entre ellos Richard Bach, autor de «Juan Salvador Gaviota».

   La habilidad para predecir el futuro ha sido objeto de cuidadosos estudios. Targ y Puthoff, se maravillaron al encontrar que visiones remotas, que se supone contienen elementos de telepatía y clarividencia, pueden ser a veces precognitivas. Algunos sujetos no solamente describieron los lugares donde estaban los experimentadores, sino que dijeron adonde irían, cuando todavía, éstos, no lo sabían.

   Si ya penetrar en el futuro es una idea extraña, lo es más el poder mover los objetos con sólo pensar en ellos (telekinesia, psicoquinesia).

   El Dr. John Hasted de la Universidad de Londres, está experimentando para ver si sujetos sin entrenamiento, lo muestran. El reporta que hay un sujeto joven que puede doblar metales y dice: «Le hicimos pruebas difíciles, de precisas dimensiones, y se tomaron una serie de micrógrafos electrónicosLos cambios fueron notables. Se movieron los objetos; era impresionante».

   El Doctor Isaacs, de la misma Universidad, hizo experimentos con 500 personas, y reportó que una de cada 10 era capaz de doblar los metales sin tocarlos» (Lorenzo Cherry, páginas 80-81 de la revista Cábala, N° 64, editorial AHORA, S.A, artículo «Explosión Extrasensorial llamada Holografía. Ondas Luminosas de Dimensiones Psíquicas», del 8 de Octubre de 1.981, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).    

    «El Profesor Granady Sergeyev, un estudioso asesor del Instituto Militar de Leningrado arribó a la conclusión de que las investigaciones de los esposos Kirlian habían dado la primera pista para descubrir el mecanismo por el cual la mente ejerce cierto dominio la materia. Esta acción se denomina Psicokinesia (PK), y gracias a una mujer llamada Nina Kulagina, los sabios rusos lograron experimentar en forma clara en sus laboratorios la realidad de este factor psíquico.

   Cuando Nina se concentraba sobre algunos objetos como libros, ceniceros, cigarrillos, huevos, etc lograba moverlos con sólo pensar firmemente a una distancia de un metro y medio» (página 59 de la revista Cábala, N° 4, editorial AHORA, S.A, artículo «Las Increíbles Investigaciones de la Parasicología Rusa», de Agosto de 1.977, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).    

   «Tras varias pruebas los especialistas rusos llegaron a la conclusión previsora de que la causa por la que Nina ponía en movimiento los objetos radicaba en las “vibraciones anormales” (ondas) que ella producía en todo su cuerpo» (página 59 de la revista Cábala, N° 4, editorial AHORA, S.A, artículo «Las Increíbles Investigaciones de la Parasicología Rusa», de Agosto de 1.977, impresa en Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).   

   Otra persona con la capacidad de afectar objetos a distancia se llama Migdalia Martínez Sifontes. Adquirió sus poderes mentales cuando apenas era una niña, a la edad de los 10 años, en 1.980. Este es un resumen del antiguo relato de un reportaje realizado por la otrora revista Cábala: En un lugar cuyo nombre es Tucupido, ubicado en la calle Páez, Municipio Ribas, Estado Guárico, Venezuela, vive la niña Migdalia Martínez Sifontes. Hija de Erasmo Martínez B. y de Hilda Sifontes. Fue promovida al cuarto grado de educación primaria por el Grupo Escolar Arturo Álvarez Alayón.  Es excelente estudiante y tiene buena conducta. Luego de realizarse una intervención quirúrgica, Migdalia empezó a exhibir sus particulares facultades psíquicas. Entre los testigos de sus hazañas están las Maestras Conchita de Balza y Zuly Pérez, del Grupo Escolar Narciso López Camacho.

 

   Aquí, reproducimos textualmente fragmentos del artículo, empezando con la entrevista hecha a la misma Migdalia Martínez Sifontes:

«–¿Cómo te diste cuenta de que podías doblar cucharillas, metales y poner a andar relojes?

–Después de ver una película en la televisión, intenté repetir lo que había visto y lo logré. Esto sucedió en Valencia y se lo dije a una amiguita, quien se lo transmitió a mi Maestra Pura de Martínez. De ahí para acá, siempre que deseo hacer esto, lo hago con facilidad.

–¿Qué método utilizas para estas cosas?

–Bueno. Yo pienso en mi mente que tengo que doblar un metal, por ejemplo, y se dobla. He notado que muchas veces, hago un pensamiento fuerte y los metales se doblan bastante. Cuando no hago mucho esfuerzo, ni pienso que lo voy a hacer, los objetos se doblan poco.

–¿Esas cosas que haces, no te producen miedo?

–No. Eso lo hago como una cosa normal y corriente»  (Armando Luis Moreno, página 11 de la revista Cábala, N°  41, editorial AHORA, S.A, artículo «Niña con Poder Mental asombra en Tucupido. Nuestros enviados especiales trajeron las pruebas», de Septiembre de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).  

 

Figura 29. Para deformar un objeto metálico Migdalia Martínez Sifontes acerca ambas manos entre sí y las hace puños.

 

   Continuamos, ahora, con la entrevista a una de las testigo de las habilidades de la niña: 

   «La Sra. Lila Arveláez, vecina de Tucupido, dueña de un negocio de alimentos para animales, nos comentó:

–Mi reloj pulsera estaba dañado hace más de 8 meses. En una oportunidad que tuve lo llevé a Caracas y me lo arreglaron, pero a los pocos días, nuevamente, dejó de funcionar. Hablando con la niña ella me comentó que estaba en  capacidad de arreglármelo. Yo no podía creer semejante declaración, pero como con probar no pasa nada, yo se lo traje. Y cuál sería mi sorpresa, cuando con una simple mirada y una pequeña fricción el reloj se puso en marcha. Ella no contenta con su declaración nos mostró el reloj, y permitió que lo fotografiásemos como prueba tajante de lo que nos decía.

   Zuly Pérez nos dijo que la niña había arreglado un reloj de su pertenencia y que estaba maravillada con lo que ella realizaba»  (Armando Luis Moreno, página 12 de la revista Cábala, N° 41, editorial AHORA, S.A, artículo «Niña con Poder Mental asombra en Tucupido. Nuestros enviados especiales trajeron las pruebas», de Septiembre de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).     

 

Figuras 30 y 31. Testimonios de las proezas de Migdalia. Arriba: La Sra. Lila Arveláez. Abajo: Las Maestras Conchita de Balza y Zuly Pérez.

 

   Evan Harris Walker, del Departamento de Mecánica de John Hopkins, Elizabeth Rauscher y Richard Mattuck de la Universidad de Copenhaguen, han ofrecido un modelo para esclarecer el doblamiento de metales. «El modelo sugiere que nuestra mente puede sobrepasar la Segunda Ley de Termodinámica, que afirma que todo sistema termal pierde energía en un proceso irreversible llamado entropía. Nuestras mentes pueden “sacar energía” del ambiente (en este caso, el Cosmos, el Espacio o Dios), en una clase de entropía negativa, lo que Llya Prigogine, Premio Nobel 1.977, llamó «negantropía». De manera que se puede extraer energía del campo alrededor de una persona y enfocarlo sobre el metal» (Lorenzo Cherry, página 81 de la revista Cábala, N° 64, editorial AHORA, S.A, artículo «Explosión Extrasensorial llamada Holografía. Ondas Luminosas de Dimensiones Psíquicas», del 8 de Octubre de 1.981, impresa en Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).    

   ¿Cómo es eso que alguien puede retirar energía de su entorno? Significa la posibilidad fantástica de retirar energía del mismo Espacio. Ni más ni menos. Y hay quienes son capaces de lograrlo... Una de las personas arriba mencionadas por nosotros, Blanche Merz, conoció en un áshram (un sitio para la enseñanza y la meditación hindú; una clase de centro místico) del desierto, a más de 50 kilómetros de Jodhpur (India), a una mujer con la facultad de alimentarse del “vacío” del Espacio: Satimatha –se traduce como madre santa –, una habitante hindú. Era una dama de fuerte complexión, de unos 80 años, y para cuando Merz se le presentó, llevaba ¡tres décadas apenas “tocando” la comida! (Blanche Merz, página 65 de Pirámides, Catedrales y Monasterios. Los Lugares Mágicos y Santos, y sus Misteriosas Vibraciones, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Limpergraf, S.A en 1.987 en Barcelona, España). Prácticamente, no consumía alimentos.     

   Otro de los poderes psíquicos infaltables es el de la levitación de cuerpecillos. El incisivo Colin Wilson cita el trabajo científico de la Doctora, Psicóloga Larissa Vilenskaya –el cual aparece en un escrito titulado «Mediumnidad Física en Rusia», como parte de la obra «Historias Increíbles de lo Paranormal», cuyo autor es el Doctor Alexander Imich–, quien observó cómo Boris Yermolayev –mediante una agotadora concentración de su psiquis– mantenía por los aires durante medio minuto a una cajetilla de cigarros. Además, nos cuenta de un portento aún mayor: Una tal Elvira Shevchuk dejaba más de un minuto levantado un bastón, formando un ángulo de 45 grados sobre la horizontal (Colin Wilson, páginas 323-324 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia). De nuevo, vemos un psiquismo superior en la fémina. Tal vez ello puede ser justificado –como ya se aseguró con anterioridad– en los hechos conformes a los cuales la mujer exhibe un lóbulo derecho más evolucionado y, para más inri, es más integra, al usar simultáneamente ambos hemisferios a la hora de realizar actividades. Quizás por esa razón es más mágica que su par masculino.

   «A menudo son las niñas que ocupan el primer lugar de las historias de casas embrujadas, o de objetos que se mueven en una pieza. Recientemente se supo el paso de una niña de 10 años, en Suiza, que no pudo entrar a una casa sin que los cuadros comenzaran a balancearse, o caer al piso.

   El sujeto Psi que sufre de sueños premonitorios no tiene, con frecuencia, deseos de convertirse en vidente, ya que es en el sueño donde aparecen sus facultades. Si los sueños duran varios años, puede presentarse que también se repitan en la vigilia. Los casos más raros de la facultad Psi es la percepción de la aureola. Hasta ahora, sólo el dos por ciento de las personas Psi parecen capaces de distinguir las aureolas de los seres vivientes. Y casi todas son mujeres con una determinada entre los 25 y 45 años.

   María Domínguez Perrier, una joven vidente muy conocida en Francia, ha hecho la descripción de esta sensación tan especial, tal como ella dice haberla percibido: «Yo veía un halo azul, un poco más pesado que el aire alrededor de la gente, los animales y las plantas. Nunca le puse atención creyendo que era normal, hasta el día en que leí que se trataba del aura». María Domínguez es también telépata y puede hacer además, premoniciones en estado de vigilia»   (página 105 de la revista Cábala, N° 2, editorial AHORA, S.A, artículo «Podres Extrasensoriales que Vibran», de Junio de 1.977, impresa en Grabados Nacionales La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).         

   Pasemos, en estos justos instantes, a discurrir sobre otro tipo de aptitud psíquica: La de crear entidades espectrales con la sola potencia de nuestra mente. Si se maquina “objetos etéreos” se les llama tulkus y si se cristaliza “humanoides etéreos” se les denomina tulpas. Con esta finalidad, echémosle un vistazo de inmediato a lo que comenta al respecto Juan Atienza, quien alude «ciertos prodigios realizados por los lamas iniciados del Tíbet que, al parecer, llegan a ser capaces de materializar literalmente ciertos pensamientos en forma de objetos, y seres perfectos reales. Me refiero a los “tulkus” (proyecciones de objetos), y a los “tulpas” (proyecciones de seres humanos), de que hablan de sus relatos viajeros tan conscientes como Alexandra David-Neel o Nicolás Roerich. La tradición ocultista da cuenta, igualmente, de poderes semejantes en los sacerdotes del antiguo Egipto, en gurús de la India y en magos iniciados del Méjico precolombino (la citada publicación Cábala añade a la Atlántida y Lemuria como sitios donde también se realizaban estas prácticas iniciáticas). El proceso, en todos los casos, aparece como lógica consecuencia de la iniciación adquirida, como un poder propio de los hombres que, a través de la práctica estática, han superado (y vencido ampliamente) las estrechas leyes físicas. Por otro lado, está patente la idea de que un hombre capaz de crear una forma viviente, por imperfecta que sea, toma eventualmente el papel que la religión sólo puede conceder a la Divinidad» (Juan García Atienza, páginas 25-26 de la revista Cábala, N° 59, editorial AHORA, S.A, artículo «El Golem: Hombre Mágico creado por la Verdad», del 30 de Julio de 1.981, impresa en Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). Aquí debemos hacer una aclaración: Realmente, Todo es Dios, Todo es Naturaleza, Todo es Cosmos, Todo es Universal: El mineral, el vegetal, el animal, el humano y pare usted de contar...        

   Registremos, en estos precisos momentos, un casito concerniente a los tulkus:

   «La Dra, Alejandra David Neel, famosa escritora y exploradora, muy versada en las prácticas mágicas del Tíbet, nos refiere que una vez hallándose en aquel país en tiempos del Dalai Lama, en ocasión en que la visitaba un pintor, vio junto a éste una figura fantasmal muy extraña.

   Siendo, como era, una mujer muy valiente, se abalanzó enseguida sobre aquella aparición que acompañaba al artista. Éste al notar la extraña conducta de su amiga, la Dra. David Neel, le preguntó que por qué había hecho eso.

   La valiente escritora le explicó entonces que ella había visto a su lado una extraña figura y le describió el aspecto que tenía.

   «¡Ah!», exclamó entonces el pintor: «¡Pero si ése es el cuadro que yo estoy pintando!». El pintor, al pensar insistentemente en la figura de su cuadro, la había plasmado espontáneamente, proyectándola a su alrededor» (Francisco Aniceto Lugo, página 44 de la revista Mundo Desconocido, No 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», Mayo de 1.982, impresa en España).

   «La Dra. David Neel nunca fue impostora y era, además, una experta de primer rango en Magia Superior Creadora» (Francisco Aniceto Lugo, página 45 de la revista Mundo Desconocido, No 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO,  artículo «La Creación Mental 3», Mayo de 1.982, impresa en España).

   De todas las situaciones presentadas en relación a las facultades psíquicas de nuestra especie, ponemos de relieve el siguiente binomio de ideas: La primera, se hace evidente el componente mágico de la mujer, la cual superaría en este apartado al hombre (cuya naturaleza innata sería la de filosofar). La segunda, de mayor bagaje, trata sobre la realidad del pensamiento. Aquí notamos con diáfana claridad que cualquier cosa que imaginemos no está únicamente en nuestras cabezas, tiene cierto grado de corporalidad, posee cierto matiz de materialidad (acabamos de comprobar esta conjetura con la creación mental de fantasmas, tulpas, tulkus o como se les llame). Más adelante, volveremos con esta interesante cuestión, profundizándola.

   Con toda esta data recolectada, nos disponemos ahora a disertar con una mayor libertad y propiedad sobre el campo de la Magia: La Mente. Para concretar tal finalidad, analicemos primero la faceta psíquica de las cosas únicamente desde el ángulo de la definición de términos. Comencemos: Infinito no es más que Absoluto. No obstante, ¿qué quiere decir absoluto? Absoluto es Ideal. Pero, ¿cuál es el significado del vocablo ideal? Lo ideal –asociado a lo mental o psíquico– es  incorpóreo, inmaterial, ingrávido, irrealizable, perfecto, puro, utópico, imaginario, eterno, infinito, ideológico o idealista ... En relación a esta situación, pregúntese si el Espacio no llena dichos atributos (El Cielo, el Éter, el Akasha o el Espacio es inmaterial, ingrávido, irrealizable, puro, eterno...).    

   Miremos el asunto desde el aspecto natural. Lo natural, la moneda corriente, no es que haiga objetos. La existencia de cuerpos es lo singular en la Naturaleza.  La “forma” es una extrañeza en el “Vacío”.  Todo viene y todo vuelve al Cielo Cósmico. El Espacio es lo abundante y lo sobreabundante en el Universo... El estado ideal, el estado natural, el estado normal de las cosas, el estado puro del Cosmos, lo cotidiano, pues, es lo espacial (espiritual, mental). En conclusión: El Espacio es un estado ideal de la Naturaleza. El Espacio es el estado idealizado (y, por consiguiente, mental) de todo... Rebobinemos: El Espacio es el estado espiritual de la Naturaleza. Y punto.

   Continuemos nuestra disquisición, pero virémonos en otra dirección. Para lograrlo, hagamos antes una aclaración: Hemos divulgado que cuando mencionamos al concepto de la “Mente” no nos referimos a la nuestra, sino, a la Mente Cósmica. Ésta, por supuesto, es totalmente desconocida, sin embargo, es una mente. Ahora, satisfecha la acotación, si podemos introducir el próximo principio:     

   Si Dios es mental, todo lo es. Siendo DEUS UN ENTE CON PSIQUE PROPIA, entonces, lo que surge de esa inteligencia no puede ser de otra naturaleza que la PSÍQUICA. De este modo, no existe lo “corporal”, lo “físico” o lo “material”. Expliquémoslo un poquito más: Existe lo que podríamos calificar de “Mente” (“Dios” o el Espacio), de la cual sale todo (galaxias, novas, planetas, vida como la concebimos en nuestro planeta Tierra). Como ese todo es un derivado de esa conciencia, luego, ese todo, el Cosmos, es mental. Otra cosa muy distinta es que el rendimiento superlativo del Intelecto Divino haga que “algo” se transforme en una “forma” de aspecto “físico”. Aquí lo que pasa es que una parte de la Mente del Espacio pasa a ser “material”, apareciendo, así, un “cuerpo celestial”. El referido cuerpo celeste sería, realmente, un aspecto psíquico de la Deidad. Recuérdese lo afirmado sobre Deus (varias páginas atrás): El Pensamiento que se realiza por hacerse... El Espacio es el Pensamiento existente sólo por el hecho de hacerse... «Es» por «Estar». Y ya.    

   Lo planteado en el párrafo previo descarta de plano la posibilidad de acuerdo a la cual lo “imaginado” es sólo una palabra, algo “inventado”, ubicado únicamente en nuestra mente y, por tanto, sin ningún tipo de existencia real. Verdaderamente, podemos hablar de la sustantividad de las ideas, hay, entonces, efectivamente, una presencia del pensamiento. Para ratificar tal opinión, facilitaremos al público tres fuentes: 1ra, los aborígenes americanos. Ellos afirman que las ideas transitadas por nuestra cajuela craneal poseen vida propia.  Digamos, son pensamientos con un contenido netamente espiritual, pero a la final, tienen, literalmente, existencia (no son del todo, ciento por ciento irreales o fantasía pura). 2da, los tulkus o los tulpas, creados por los Sabios del lejano Oriente. Demuestran que el pensamiento también exhibe corporalidad. 3ra, según la sapiencia esotérica, como por ejemplo, ni más ni menos que Hermes, las novas y los planetas son maquinaciones mentales de la misma Deidad (Leónidas Rodríguez Salazar, página 73 de Los Hijos de los Dioses. Una Enseñanza Olvidada. Nuestro Origen es, pues, Celestial, impreso en los talleres Litográficos de Impresos Omar, en Octubre de 1.985 en Caracas, Venezuela). Lo mismo defiende el Profesor Lugo, cuya persona subraya el hecho conforme al cual la creación de astros es un «privilegio exclusivo de la Esencia Increada (el Espacio, Dios, entiéndase bien)»  (Francisco Aniceto Lugo, página 49 de la revista Mundo Desconocido, No 72, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 4», Junio de 1.982, impresa en España). Nada más Deus o el Universus es quien tiene los pensamientos totalmente realizados, hasta el punto de ser sensacionalmente compactos, como las estrellas de neutrones, y ni se diga, los agujeros negros. Son estos objetos celestes, claramente, divinos. Son ideas en extremo perfectas, hiperfísicas, solamente materializadas por la concentración de una prodigiosa Conciencia en particular, la de Dios. No hay otro ser. Nada ni nadie más puede. Pero, focalicemos nuestra atención en el centro del pozo oscuro: Allí hay un punto conocido por los Científicos como singularidad gravitacional, cuya presión es ilimitada (existe una fuerza descomunal presionando un área nula, y de ahí, la fantástica gravedad). Todo esto nos hace inferir que un agujero negro es un pensamiento requetemegarreconcentrado: Una idea tan racionalizada que es infinitamente densa. Un pensamiento así sólo puede ser concebido y, además, sustentado por alguien o algo... desconocido... Dios: La Supra-Razón (para idear un hoyo oscuro es indispensable un nivel de concentración impensable, una lógica implacable, demoledora). Nadie puede sostener en el Cosmos un pensamiento tan pesado, tan masivo, salvo... El mismo Cosmos. ¡Tal será su VOLUMEN PSÍQUICO! Imagínense, sólo por un segundillo, mantener con su mente un objeto tan pesado y, encima, por eones y eones de tiempo. Aquí podemos decir con justicia: Guauuu!!!! Para entenderlo mínimamente es obligatorio comprender cómo se crea un agujero negro. Piense en el Planeta Tierra y sus más de 12.700 kilómetros y pico de extensión. ¡Una pelusa! Ahora, fabúlese un globito con un tamaño de más de un millón de mundos como el nuestro. Ese es nuestro Sol. Y, como si fuera poca cosa, contemple la existencia de una estrella cuya masa es varias decenas de veces la de nuestro Sol. Llegará un momento durante el cual esta superestrella se encogerá hasta prácticamente “desaparecer”. Toda la masa de esa vasta nova se apelotonará en torno a un nodo. Habrá, entonces, un cuerpo infinitamente denso. Aquí lo acontecido es que Dios concentra su Ser, concentra su Mente, dirige todo su pensamiento hacia un punto; concentra una masa estelar en un volumen virtualmente nulo (densidad=masa/volumen). Se concentra, pues, en un punto (una concentración desmedida de energía en un puntito). La situación que acabamos de describir parece imposible, sin embargo, es real. Es un milagro en todo el sentido de la palabra, un fidedigno acto de Magia. Pero de Magia de verdad. De Magia Cósmica, para más señas. Y pese a ello, es un fenómeno natural, totalmente conforme al dictamen de la Naturaleza. No obstante, no hemos culminado: Hagamos una simplona comparativa: Una persona especial apenas si puede fabricar mentalmente un tulpa o remedo de fantasma (un ente etérico con muy pocas partículas materiales). Se agota rápidamente y debe dejar que se “esfume” el agente espectral. En contraposición, la Naturaleza misma o la Inteligencia del Cosmos, crea la infinidad (∞) de cuerpos celestiales cuasi eternos conocidos como astros. ¡Increíble!     

   Repasemos los peldaños psíquicos: Si hay una concepción circunscrita sólo a nuestra mente es un pensamiento completamente ideal (con poca o nula incidencia sobre la realidad). Si proyectamos a nuestros inmediatos alrededores (de nuestro cuerpo o humanidad) un tulku, sería un pensamiento parcialmente corporal. En contraste, un pensamiento plenamente real o tangible, es un pensamiento cósmico, como el caso de un hoyo negro. Sólo concretado por, ya saben bien, lo denominado como “Dios” o el “Universo”.     

     Empero, retornemos al nacimiento de los objetos espaciales, estelares o siderales. Filosofemos brevemente sobre el asunto. ¿De quién es la autoría del estrellato cósmico? A este respecto, ¿cuál es la raíz de su operación creativa o mágica? ¿Cómo es el principio de las cosas? Para responder todos estos planteamientos basta con afirmar que Todo está en la Mente. Para imaginar únicamente se requiere de visualizar, o lo que es lo mismo, formar en nuestra mente una imagen. Y, por acto de Magia, aparece la citada imagen en el espacio de nuestra mente. En este sentido, un astro es una visualización. Pero, ¿de quién? Como no hay nada cerca del astro, solo podría ser su Entorno. O sea, el Espacio. Hemos dicho y redicho que el Akasha trabaja con la Técnica Mental de la Visualización. De este modo, así como usted moldea en su mente una imagen visual o idea, similarmente, la Divinidad forma en el Espacio (La Mente) un astro o pensamiento. Lo que sucede es que el Espacio tiene una visualización, natural, de un astro. Y éste aparece. Para la Deidad, visualizar consiste en imprimir una idea en el Espacio, materializando su pensamiento. Aquí, Dios tiene una fijación mental en una porción determinada del Cosmos, hastaimprimir” el astrito en cuestión, en el propio Espacio. En conclusión: Un astro es una impresión ambiental y natural en el Espacio (como si éste fuera la Impresora Cósmica en 3D)... Los pensamientos del Numen se hacen físicos, hasta el punto de ser macizos. Pura Magia para el espectáculo universal todo. Por ello, el Cosmos hechiza, inevitablemente, incluso hasta el más agnóstico científico. Es un Mago, EL MAGO, o, corrección, es LA MAGIA MISMA.

 

Figura 32. Un astro (en la imagen, una nova) sería una visualización en la mente de alguien o algo... Pero, ¿de quién? Como no existe “nada” cerca del objeto celestial, pues, entonces, sería el propio Espacio Cósmico. La estrella en cuestión sería una imagen astral, un pensamiento o una invención mental vigorosa del Universus infinitum (∞).  

 

  La Magia radica en la utilización de la Imaginación, el pensamiento, lo cual no es otra cosa que la Mente. La aplicación de la Mente se traduce, nada más ni nada menos, en conocimiento. Por consiguiente, «la Magia es la expresión de la Sabiduría, la Sabiduría misma» (Francisco Aniceto Lugo, página 44 de la revista Mundo Desconocido, No 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», Mayo de 1.982, impresa en España).

Figura 33. Infografía de la página 17 de la revista Mundo Desconocido, No 69, donde se muestra la primera parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo.  

 

   Precisamente, a través de la historia muchas personalidades le han asignado una importancia fundamental a la vertiente psíquica del Cosmos, pues es la que permita la existencia de todo («Pienso, luego Existo»). La realidad misma del Universus respira cierto aire de vida. A continuación, las declaraciones de los citados personajes:

  1. Aristóteles argüía la existencia de un Dios cuyo eterno pensar movía al Cosmos y determinaba las formas de los seres (el Pensador de las formas). En otras palabrillas: El Pensamiento es el Poder Universal.
  2. Jesús afirmó en una ocasión «Creed y será como vos creáis» (Mateo 21:22). Lo que nos está expresando es que la Realidad es mental, que la esencia del Mundo (el Cosmos) es psíquica, que Todo está subordinado a la Conciencia. En suma: Todo es Pensamiento.     

 

Figura 34. Infografía de la página 30 de la revista Mundo Desconocido, No 73, donde se muestra la quinta parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

 

3. Francisco Aniceto Lugo transcribió: «Muchas personas, especialmente expertos en conocimientos parafísicos, suelen decir que el pensamiento es la fuerza que sustenta y mueve el Universo, y esto es rigurosamente cierto» (Francisco Aniceto Lugo, página 45 de la revista Mundo Desconocido, No 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», Mayo de 1.982, impresa en España). «La Imaginación es la gran fuerza creadora del Universo, tanto en lo que concierne al hombre, como en lo que respecta a la Esencia Increada» (Francisco Aniceto Lugo, página 18 de la revista Mundo Desconocido, No 69, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 1», Marzo de 1.982, impresa en España). Vale decir, Lugo suscribe la misma opinión del Filósofo Aristóteles.

4. El Doctor Enio Hernández Freites señaló: «En los últimos tiempos se han descubierto cosas muy asombrosas de la Imaginación. Las experiencias de laboratorios han consignado que la Imaginación es una fuerza real, física, y que se utiliza para curar las enfermedades de la gente, para desarrollar facultades paranormales, para hacer viajes astrales y para tantas y tantas otras cosas» (Viviana López Osornio, página 66 de la revista Cábala, No 41, editorial AHORA, S.A, artículo «¡No hay que Matar la Imaginación!», de Septiembre de 1.980, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). Añade, además, «que la “Imaginación” es una fuerza real, que el Poder Mental es capaz de realizar grandes beneficios... se pueden variar las “auras” fotografiadas con formas mentalizadas; que se pueden hacer interacciones de Campos Efluviográficos, así como Bloqueos Mentales de ellos... la credulidad, la fe, la sugestión, la hipnosis, etc, pueden variar los campos energéticos» (Enio Hernández Freites, página 59 de la revista Cábala, No 5, editorial AHORA, S.A, artículo «La Dimensión Secreta. El Espíritu como Objeto de Estudio de las Electrofotografías o Kirliangrafías», de Septiembre de 1.977, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela).         

5. José Álvarez López aseguraba haber encontrado evidencia de la presencia de un Psique productora de cuanta partícula dispone el Universo (José Álvarez López, página 8 del libro Las Profecías del Apocalipsis, editorial Kier, S.A, impreso en IMPRESIONES AVELLAMEDA, S.A en Abril de 1.992  en Buenos Aires, Argentina).

6. Stephen Hawking, en su célebre Universo en una Cáscara de Nuez, admite que no podemos distinguir entre lo ideado por nuestras conciencias y lo que “creemos” es “real”.  Por ende, lo pensado sustenta la verdad de las cosas. Nosotros y mucha gente refrendamos la postura del Profesor Hawking, mas, será mejor desarrollar su sólido argumento: Los modelos basados en la Matemática caracterizan cómo es el Cosmos, su comportamiento, lo cual manifiesta que la teoría (o sea, en último término, la Inteligencia) determina la realidad de alguna forma.  Por ejemplo, si trabajamos matemáticamente con el tiempo real (ese que percibimos con la clásica secuencia de pasado-presente-futuro) podemos hacer una descripción precisa de la evolución del Mundo. Para ello, suponga usted grafica el tiempo real como una recta horizontal, en el famoso «eje x». Dejemos de un lado la temporalidad percibida y piense, sólo por un momento,  en la existencia de otro tipo de tiempo alterno, extraño, hasta un tanto delirante (de una esfera paralela a la nuestra): Sería, un tiempo imaginario, un invento de nuestro intelecto, sin lugar a dudas. Y sin embargo, tiene visos de verdad: Por medio de las Matemáticas operamos con los llamados números imaginarios (cuya forma es z=yi), así que, después de todo, podemos dibujar ese tiempo salido de nuestros cocazos (en el «eje y»).  Del mismo modo, con esa “idealización” del “tiempo imaginario”, se explican fenómenos del Universo descubiertos por la Ciencia y aún los no divisados por nuestros telescopios. En profundidad, muchas de las teorías tienen su asidero por ser el conocimiento un subsidiario de la misma Conciencia o Realidad.

   Lo expuesto a lo largo y ancho de estas páginas nos sugiere que el pensamiento influye directamente en la “realidad”, haciéndose existencial, hasta el punto de borrar las diferencias entre lo ideado y lo estimado como dizque  ”real”. No hay discrepancia entre lo imaginado y lo celeste. O sea, La Mente=El Espacio. Esto es Deus. Una cadena de ejemplillos colaborará con el procesamiento del referido precepto.

   Alguien con la preparación necesaria se dispone a tirar dados con el fin de sacar un número preestablecido (digamos, quiere obtener «8» con ambos daditos). Los experimentos indican que si ejecuta en cientos y cientos de oportunidades los lanzamientos, obtendrá  el resultado deseado –ocho en este caso– en un valor que oscila entre el 30 al 50 % (Noel Claraso, página 262 del libro de Antología de Maravillas, Curiosidades, Rarezas y Misterios, Ediciones Acervo, impreso en los talleres de Gráficas Diamante, en Octubre de 1.972 en Barcelona, España; José Álvarez López, página 123 del libro Las Profecías del Apocalipsis, editorial Kier, S.A, impreso en IMPRESIONES AVELLAMEDA, S.A en Abril de 1.992 en Buenos Aires, Argentina).

   El Instituto de Estudios Avanzados (Argentina) del Profesor José Álvarez López llevó a cabo una serie de experimentos de esta índole. Se “amañó” el pesaje de un piececita metálica con únicamente ordenarle a una persona que incidiera psicológicamente en la balanza (esto es, que creyese que podía variar el peso con sólo pensarlo). Y así fue... Efectivamente, la chapa de metal sufrió una variación del orden de las décimas de gramo por encima de lo previsto. En otras palabras: Pesó ligeramente más de lo que debería pesar... (José Álvarez López, página 123 del libro Las Profecías del Apocalipsis, editorial Kier, S.A, impreso en IMPRESIONES AVELLAMEDA, S.A en Abril de 1.992 en Buenos Aires, Argentina).

   No obstante, el “cuento” no termina... A tal efecto, examinemos el resultado del archiconocido experimento de la doble rendija o el experimento de Young (una prueba para definir la naturaleza ondular o corpuscular de la luz). Será una revisión de pasada pero nos servirá para nuestros fines. Comencemos su descripción: Suponga usted se instala un pequeño muro con un binomio de orificios. A un lado del muro se posiciona un bombillo o una pistola para disparar electrones. Al otro extremo de la pared agujerada se coloca un tipo de pantalla detectora. Entonces, se procede a encender el bombillito. En esta situación, la luz atraviesa ambos orificios y se proyecta en la pantalla una imagen con bandas claras y oscuras, las cuales se presentan de manera alternada. De esta forma, surge un patrón de interferencia. Aquí, las emisiones lumínicas se manifiestan como ondas. ¿Y por qué ocurre este fenómeno? La razón estriba en que la luz se bifurca por los dos pequeños hoyos originando dos ondas que se “tropiezan entre sí en la pantalla” (en cierto modo, sería como cuando lanzamos simultáneamente a un estanque de agua un par de piedrecillas, provocando la más que evidente colisión entre sí de ambas ondas, producto de los impactos sobre la superficie del líquido). De ahí, la susodicha interferencia. Vayámonos al otro caso, el del empleo de la pistolilla electrónica. Piense en la posibilidad de disparar un solitario electrón, esto es, ejecutar el tiro de un electrón («un disparo, un electrón»). Uno esperaría que la pantalla registrara la llegada solamente de un electrón, sin embargo, llega como una onda. Vale decir, ¡el electrón atravesó ambos orificios! Ahora bien, repitamos la experiencia, pero esta vez insertemos en cada orificio un sensor de detección para seguir con extrema minuciosidad la trayectoria completa del “escurridizo y fantasmal electrón”. Si lo hacemos bajo esta condición, efectivamente, el electrón sólo pasará por uno de los hoyos. Al respecto, podemos inferir dos cosas: Primera. Pareciera como si los electrones tuvieran algún contenido de conciencia, ya que si son condicionados (contemplados) se comportan como partículas. Segunda. La observación, y por carambola la Psique, altera el Mundo (el Cosmos). En suma: La Mente transforma o construye Realidad, aunque parezca mentira.          

 

Figura 35. Infografía de la página 44 de la revista Mundo Desconocido, No 71, donde se muestra la tercera parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. 

 

   «En un experimento hecho en la Universidad de Princeton, Estados Unidos, un sujeto fue capaz de elevar la temperatura de un termómetro, sólo concentrándose en él» (Lorenzo Cherry, página 81 de la revista Cábala, No 64, editorial AHORA, S.A, artículo «Explosión Extrasensorial llamada Holografía. Ondas Luminosas de Dimensiones Psíquicas», del 8 de Octubre de 1.981, impresa en Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). Esto es muy interesante porque nos permitirá comprender en su justa dimensión la causa del nacimiento de una nova. ¿Qué es lo que realmente pasa en este proceso? Imagínense que en una “porción” del incalculable Espacio hay una nube molecular. Ella se concentra. Pasadas varias decenas y decenas de millones de años,  y quien sabe, centenares de millones, se enciende entonces el corazón de la nube, surgiendo, así, una estrella. ¿Quién es el autor? Como no se ve nada que acompañe al sol, asumimos que el responsable de su aparición es el Entorno, la propia existencia del Espacio, quien se mezcla con lo que se conoce o se identifica como “Dios”. El mismo Espacio haría de lo calificado como “Psique” por nosotros, aunque claro está, es una intelectualidad absolutamente incógnita (¿?... «La Sapiencia X»). Por supuesto, en esta parte de la presente exposición se dirá que es más que evidente la interferencia psíquica de la persona en el termómetro, pues es un evento fugaz o abrupto, mientras en el otro suceso no se avizora una presencia palpable de ese macro Ser, sólo la ocurrencia de un fenómeno en el Universo. Si analizamos con cuidado el trasfondo de ambos acontecimientos notaremos que son en realidad lo mismo: El incremento de calor en un objeto, accionado por una mente. La diferencia estriba en la escala: Siguiendo el orden natural, el Universo lo logra en un cuerpo mucho más masivo y en un tiempo mayor. Puede que para los minúsculos mortales el parto estelar tarde millones y millones de años, pero en la escala de tiempo cósmico ese hecho duraría menos que el parpadeo de la Persona del Cosmos. Es pues, cuestión de escalas.

   Igualmente, el encendido estelar nos evoca el movimiento de objetos celestiales. Ya habíamos explicado cómo el Espacio provoca el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol (la analogía del par de esferitas metálicas colocadas sobre un imán). Y lo mismo aplica para el desplazamiento de lo demás: Está comprobado que lo que mueve a las estrellas, agujeros negros y galaxias es el Espacio, la Naturaleza, el Universus o Deus. De allí que sea perfectamente lícito mirar al Espacio como una clase singular de líquido que se revuelve en sí, produciendo las circunvalaciones (órbitas) de los astros (¿y tal vez por esta razón no será que surgen teorías como la de el Océano de Dirac?, en las cuales se describe al dizque “vacío” como un mar infinito de partículas especiales). De este modo, la imagen real del Espacio es como un agente que reporta algún grado de materialidad y no el mero “vacío” que “creíamos”. En relación a esta idea, debemos recordar nuevamente a Aristóteles, cuando “pintaba” a su Dios como un ente cuyo pensamiento aseguraba el movimiento perpetuo del Cosmos. Pero el de Grecia no es el único. Al respecto, Dante Alighieri expresó en su no menos famosa Divina Comedia: «El Amor hace girar el Cielo y a las estrellas» (página 50 de la revista Cábala, N° 29, editorial AHORA, S.A, artículo «Iniciación a la Alta Magia» de Septiembre de 1.979, impresa por Grabados Nacionales en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela). Específicamente, señaló: El Amor que mueve al Sol y las demás estrellas.  

 

Figura 36. ¿Se nos enciende el foco? Existen individuos con la capacidad de elevar la temperatura, por ejemplo, de un termómetro (esto sería una suerte de clase de piroquinesis, termoquinesis), con el sólo empleo del poder mental. Algo análogo ocurría con el encendido de una estrella: Lo haría una psique con presencia universal (conocida comúnmente como la Conciencia Cósmica o Dios).

 

   La pequeña muestra de casos –puestos en escena en el último par de paginitas– sobre facultades “parapsicológicas” certifica que el Cosmos es Todo (∞) Bien (Dios), que todo es mágico. Entendamos su magia, la verdadera Magia:

   Como ya hemos marcado, el Mundo Mágico trabaja con imágenes, pero, ¿qué es una imagen? Una imagen es una figura, apariencia, forma o cuerpo. Luego, cualquier astro desparramado por la inconmensurabilidad del Universus es una imagen. Como el Espacio está hecho a base de imágenes (objetos) quiere decir que es imaginativo por naturaleza... El Espacio es fantásticamente imaginativo, sobresaturado de imágenes por doquier.  Por eso, se ha postulado que el Cosmos es ilusorio (ilusión=imagen=apariencia). Además, tome en cuenta que el término imagen se escribe en latín simulacrum, lo cual evidencia que la forma por naturaleza es limitada y pasajera –y en este sentido, ilusiva, como ya hemos sentenciado por enésima oportunidad–, en contraposición con la existencia eterna de la globalidad del Universo (el Espacio, Éter o el Akasha). De estos motivillos se desprende que el Espacio es Ilusionista (por su infinidad de imágenes), o sea, Mago.

   Entonces, la conclusión terminante es como sigue: Cuando la Imaginación es Plena («la Imaginación-Total») se vuelve real y se conceptualiza como El Cosmos o Dios. La Imaginación Total se concibe como Ilimitada (Incondicional), como El Reino (la que gobierna), o sea, como EL GENIO QUE ES, se hace tan natural que se diluye para «Ser» Espacio. En otras palabras, Naturaleza, Imaginación, Espacio, Ser o Dios son lo mismo.

 

Figura 37. Un ejemplo de la colosal obra del Cosmos Divino... Una comparativa visual de las dimensiones de varias estrellas. De izquierda a derecha tenemos un sexteto de novas: Wolf  359 (1);  Epsilon Eridani (2); nuestro Sol (3), tan gigantesco, pues en ¡él podrían caber 1.300.000 planetas Tierras!; Rigel (4), cuyo brillo es unas 50.000 veces el de nuestro padre estelar; Aldebarán (5) y Antares (6), nótese cómo éste último astro solar es tan inmenso que ¡no cabe en la hoja! Esta infografía corresponde a la página 8 de la revista Cábala, No 36.

 

   Siempre se ha aseverado esto del Pensamiento, Imaginación, Mente o como quiera se le denomine. Siempre se evoca y se convoca a ese enigmático conocido como el Ánima, Alma o Espíritu, que todo lo anima, que todo lo vivifica. Siempre se habla de la Realidad... Mental...Definitivamente.

   La Filosofía de inclinación idealista define a la Imaginación como el origen de todo o la verdad última (Francisco Aniceto Lugo, página 53 del libro El Hombre ante el Universo, editorial Exclusivas Ferma,  impreso en los Talleres Artes Auxiliares del Libro el 7 de Abril de 1.960 en Barcelona, España).

   Vinculado a este tópico,  Francisco Aniceto Lugo, como Astrónomo que fue, escribió un artículo de índole cosmológico (nada esotérico, ocultista o sobre temas como el del alienígena), en el cual trata al «Espacio  como substancia, alma y sustentáculo de todo lo fenoménico» (Francisco Aniceto Lugo, página 65 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España). «No se trata en absoluto, del espacio que podríamos llamar geométrico, es decir, puramente la extensión, medible o calculable, sino de la substancia primaria, que constituye o fundamenta el alma, que hace posible básicamente la existencia de todo cuerpo o fenómeno dentro del Universo inconmensurable, dándole a éste último substantivo la acepción de todo cuanto existe, de cualquier carácter que sea» (Francisco Aniceto Lugo, página 63 de la revista Mundo Desconocido, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo», impresa en España). Fíjense bien, el Científico venezolano describe, textualmente, haciendo énfasis, a un Espacio como «alma» de todo. Efectivamente, la constitución del Cosmos, su naturaleza, es el Espacio. El Espacio es la Energía, el Ánima de Dios que anima todo, el Espíritu del Universo, el Alma de las cosas o de la Totalidad. Es el estado primario de las cosas, de la Inteligencia.

   Sri Aurobindo (Aurobindo Ghose) es de este pensar. Para él es perfectamente plausible ver al Cosmos como puro espíritu, considerando lo material como lo más denso (y no obstante, un fragmento de su Ser) o, definirlo como una entidad sustancial (y por ende, totalmente real), con su espíritu como elemento singular (Bill Schul y Ed Pettit, página 52 del libro El Poder Secreto de las Pirámides. Nuevos y Asombrosos Descubrimientos sobre las Pirámides y la forma en que pueden cambiar su Vida, editorial Diana, impreso en los Talleres de Fuentes Impresores, S.A el 28 de Febrero de 1.990 en Méjico).

   Ciertas obras de Sabios hindúes parecen sugerir la posibilidad de modificar algún fragmento (sin importar lo mínimo que sea) de la Realidad por medio de la vía mental. O, corrección, todo está en la Mente, lo real es lo que piensa la Conciencia. Y, aunque suene extraño, ésta podría intervenir de alguna manera su propio entorno. Así, en la literatura de la India, como podría ser el caso de Paramahansa Yogananda, se lee situaciones en las cuales tenemos a varias personas contemplando una especie de paisaje. Enseguida, notan cómo varía “mágicamente” el paisaje (van apareciendo abruptamente edificaciones imponentes), debiéndose, aparentemente, a su vigorosa actividad psíquica.

   «Yogananda nos da así, lo mismo que en otros interesantes pasajes, una idea bastante precisa de lo que es el Universo todo entero, como obra primordial del proceso mental» (Francisco Aniceto Lugo, página 31 de la revista Mundo Desconocido, No 73, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 5», Julio de 1.982, impresa en España). Aquí es donde vemos el meollo del asunto: Por definición, por deducción, el Espacio debe ser infinito, sino, no es Espacio. Como no se puede restringir la Imaginación, su producto, el Cosmos (lo cual incluye al Espacio con todo su equipaje “físico” o “material”), debe ser igualmente infinitum.

   De allí la importancia de la Imaginación. Tanto, que el propio Colin Wilson –un docto en el estudio de la Mente– reconoce que el gran hallazgo es, justamente, el de la susodicha Imaginación (Colin Wilson, página 332 de El Mensaje Oculto de la Esfinge, Ediciones Martínez Roca, S.A, impreso en Planeta Colombiana Editorial, S.A en Marzo de 1.999 en Santafé de Bogotá, Colombia).

   Decididamente, todo radica en la Mente. Aristóteles escribió que «la Razón se piensa a sí misma en la percepción de lo pensable. Entonces, lo pensado es en cierta forma más plenamente divinal que aquello de divino  parece poseer la Razón. La Deidad es su misma actividad». En este pasaje aristotélico podemos apreciar la idea según la cual todo es pensamiento, todo es Dios, esto es, un claro panteísmo. También se visualiza a la Divinidad como una entidad que vive en el pensamiento. Dios es como un Filósofo o una mujer: Romántico, le basta lo ideal, se realiza con el pensamiento puro. Realmente, el pensar sostiene: Es como cuando uno se haya agotado por el quehacer, las vicisitudes de la vida, refugiándose en el solo pensamiento (el idealismo, la Filosofía). 

   La posición de Aristóteles en relación al mentalismo de la Existencia es el trasfondo de la Magia: Ella establece que «lo único real es la Mente y que ésta produce o plasma el Universo fenoménico» (Francisco Aniceto Lugo, página 30 de la revista Mundo Desconocido, No 73, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 5», Julio de 1.982, impresa en España), como ya se ha indicado. De esta manera, el principio de la Magia puede ser formulado así: El Universo está vivo y todo es derivación de Él, estando todo unificado en Él, lo demás carece de valor. En la Magia hay una visión holística de las cosas, una visión unificada de la Realidad, donde no hay distinciones entre la Deidad, el Cielo, los astros, los planetas, los seres vivientes y el resto de la Naturaleza, hasta lo tildado como “inanimado” es parte integrante de la Inteligencia Natural calificada como “Deus”. Somos peldaños de lo mismo (Dios, la Naturaleza, Universus, el Espacio). ¿Y qué es la Magia en pocas palabras? En última instancia, la Magia es la Imaginación (el Magín), la Magia es Dios, sino, no lo es (La Magia=El Magín=La Imaginación=Dios).

   Entonces, recopilemos: Yogananda y otros personajes históricos han dejado la enseñanza –concerniente a cómo es el Mundo– conforme a la cual podemos parafrasearla en los siguientes términos: Como de la Mente sale todo (El Cosmos), luego, todo es mental (ilusivo). «Este punto de vista ha sido sostenido, en todos los tiempos, y prácticamente en todas las latitudes, por grandes Filósofos, en particular los pertenecientes a la escuela Filosófica Idealista. Entre los más modernos basta citar a Hume, Berkeley, Fichte, Schelling y Hegel, siendo de notar que entre nosotros el eximio escritor y pensador Dr. Andrés Bello se inclinaba también en esta dirección, como aparece claramente de la lectura de su «Filosofía del Entendimiento» (Véase acerca de este punto mi libro «La Lumbrera de América»).  

   Esta filosofía niega la realidad del llamado mundo objetivo, basándose en diversos conceptos de base muy firme y, en particular, en un análisis profundo del conocimiento humano. Igualmente, no pocos líderes religiosos de gran renombre han llegado a la misma conclusión, entre ellos Buda, para quien el Universo que estudia la Ciencia no es sino maya o ilusión.          

   Por otra parte, de un examen crítico meticuloso de la Epistemología, resulta idéntica conclusión. Por ello, en Magia es de trascendental importancia esbozar, por lo menos, el modo como los conocimientos humanos llegan al entendimiento.

   La Magia es así soberana, ocupa el pináculo de todos los conocimientos humanos y se distingue principalmente por su función creadora. Está muy cerca de los Dioses, o, mejor dicho, de la Esencia Increada, de que todo viene y a donde todo vuelve, en un incesante proceso de palingenesia.

   En cuanto a su función creadora, pláceme destacar aquí la tercera ley fundamental de la Magia, formulada brillantemente por el más eminente Mago (Sabio Integral) que jamás nos haya adoctrinado, Jesús, cuando dijo: «Creed y será como vos creáis»» (Francisco Aniceto Lugo, página 31 de la revista Mundo Desconocido, No 73, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 5», Julio de 1.982, impresa en España; Francisco Aniceto Lugo, página 42 de la revista Mundo Desconocido, No 71, editada por MUNDO DESCONOCIDO, artículo «La Creación Mental 3», Mayo de 1.982, impresa en España).

   En este sentido, hay una máxima del lejano, pretérito y sabio Oriente que reza más o menos así: «Todo es Ilusión». La referida expresión viene del principio milenario del Lankavatara Sutra: «Todo es Mente y no existe  nada más que esto» (José Álvarez López, página 82 del libro Las Profecías del Apocalipsis, editorial Kier, S.A, impreso en IMPRESIONES AVELLAMEDA, S.A en Abril de 1.992 en Buenos Aires, Argentina). El término ilusión significa imaginación o, simplemente, mente (cuando se tiene una ilusión ella se constituye en un tipo de imaginación, y recordemos que, a su vez, la imaginación es un estado mental). Con esta aclaración en la mente, podemos construir la siguiente Igualdad Universal o Cósmica:

Figura 38. Cuando Dios (el Espacio) piensa se hace pleno, real.

 

   Finalmente, cerremos nuestro círculo de ideas, teorizando sobre la Deidad Cósmica, para comprenderla mínimamente –claro está–, no obstante, esto nos hará posible enfilarnos en la determinación de cuál sería la esencia de las cosas. Para el cumplimento del fin, nos basta con presentar una sintética definición de términos y explicar a grandes rasgos la naturaleza  de lo ilimitado (la del Universus, entiéndase). Todo esto redundará en una aproximación sobre su “personalidad”.

   De esta manera, al Numen se le asigna los distintivos siguientes:

   Divino: Perfecto, sagrado, celeste, celestial, puro, sereno...

   Infinito: Absoluto, firmamento, eterno...

   Absoluto: Interminable, único, inmortal, omnímodo, total, puro, ideal...

   Todo: Totalidad, integridad, suma, conjunto, íntegro, indisoluble, uno (1), completo...

   Perfecto: Integro, ideal, absoluto, entero, todo, puro...

   Puro: Natural, simple, integro, santo, recto...

   Completo: Absoluto, pleno, total, lleno, perfecto, consumado, uno (1), íntegro, sano, acabado.

   Integro: Indivisible, individuo, entero, completo, recto...

   Celestial: Deifico, perfecto, celeste, santo, etéreo...

   Sereno: Entero, filósofo, reposado, tranquilo...

   Ideal: Eterno, infinito, absoluto, Ingrávido, invisible, etéreo, incorpóreo, inmaterial, irrealizable, perfecto, puro, utópico,  poético, romántico...

  Idealista: Romántico, utópico, imaginativo, platónico...

  Imaginativo: Creativo, intuitivo, clarividente, idealista, soñador...

  Filósofo, filosófico: Idealista, ideólogo, teorizante, ilustrado, erudito, utópico, soñador, platónico, romántico, abstracto, caviloso, concentrado, mental, psíquico, espiritual, metafísico, sabio, pensador, intelectual, tranquilo, sereno...

  Estos títulos adjudicados a lo conceptuado como «Deus», como pueden apreciar, también los tiene y los retiene lo que designamos como «Espacio» o, simplemente, «la extensión». El Universo, el Cielo, el Akasha, une y reúne los referidos atributos. Y de allí podemos sacar conclusiones...     

   Hemos hablado del Cosmos... Éste es el Espacio, como ya expusimos. Tendría alguna forma exótica de actividad inteligente propia, pues contiene seres con capacidad de razonar –la vida consciente de las entidades es una parte de Él–, y además,  juega un papel divino, luego, al constituirse en la totalidad de las cosas, todo es sagrado. Siendo el Espacio infinito, entonces, es increíblemente increable, aeternus. No hubo, pues, jamás un comienzo (en extremo muy dificultoso imaginar «moldear extensión», «crear Espacio» o «hacer Cielo»). Filosóficamente hablando, al Todo (el Espacio, el Infinitum o Deus) estar completo, no puede haber nada, por ende, es innecesario la creación. Lo que hay es una constante actualización de su Ser (existe una continua formación, por ejemplo, de astros, más no un solo acto de creación). También se ha acotado que cuando se menciona la palabra “conciencia”, pensamos que se alude únicamente a la de nosotros, sin embargo, el homo sapiens es apenitas un fenómeno infinitesimal del Mundo Sideral. La verdadera conciencia nos es la del hombre, sino la Conciencia de la Naturaleza (∞), quien ha creado y recreado la mente del hombre. Paralelamente, creemos que el espíritu está separado de la materia. La realidad es otra: Ambos son lo mismo. Cuando el pensamiento se hace, es real, natural, siendo omnipresente. Una inteligencia así de ubicua es equivalente a aseverar que el Espacio piensa (véase figura 39). De ello se deduce que el Espacio y el Intelecto serían indiscernibles.

   Por consiguiente, podemos señalar: Dios = Mente Omnipresente = Psique Espacial = Espacio Psíquico.

   Así, podemos entrar en contexto para discurrir  sobre el carácter femíneo del Éter o Espacio. Aquí, caber recordar que el Akasha viene a ser la misma cosa que el Infinito, el Todo, la Naturaleza, el Universus o el Numen. A propósito, vamos a desarrollar la materia sobre la faceta doncellil de la Divinidad:

   Desde una perspectiva cosmológica, biológica, psíquica, etimológica y antropomórfica, Dios  también puede ser visto como una clase de mujer, aunque, indefectiblemente, una acentuadamente singular.

   Pasemos a analizar el ángulo biológico de la temática. Podemos contar con una imagen aproximada de la Deidad si estudiamos la naturaleza humana. Claro, se podrá aducir que el hombre no puede, ni de broma, representar fidedignamente a lo calificado como la “Divinidad”, empero, no olvidemos que ya hemos advertido que todo (sin restringir al Universo entero) actúa como un organismo (ya se han puesto a la palestra muchísimos ejemplos de ello en nuestro texto) y, del mismo modo, hemos notado que el principio según el cual como sería allá es aquí, posee un grado de validez.

   Echemos un vistazo a los aspectos sensibles y sutiles de Dea. De este modo, su amor, su magia y, obviamente, su papel matriarcal, son claramente femeniles. Y de allí su vinculación con la mujer. Esto nos permite adentrarnos en la parte biológica del asunto: En todas las especies de la Tierra la célula gemínal asociada al sexo masculino está incompleta: Por eso se afirma que es XY. Sólo hay un cromosoma X entero. En cambio, la célula del otro sexo es plena: Si contiene los dos cromosomas XX. En este sentido, es como si la existencia del varón se diera por defecto  (Noel Claraso, página 216 del libro de Antología de Maravillas, Curiosidades, Rarezas y Misterios, Ediciones Acervo, impreso en los talleres de Gráficas Diamante, en Octubre de 1.972 en Barcelona, España). Algo análogo ocurre con el cerebro del feto de una persona: Durante las primeras semanas todo cerebro humano sería “femíneo”. En un hombre, a partir de la semana número ocho de su gestación, la testosterona acaba con varias células de los centros de comunicación de sus lóbulos, haciendo que su cerebro se convierta marcadamente masculino. Aquí, nuevamente, el proceso de transformación se da por defecto. En lo concerniente a esta tendencia doncellona de la Realidad, una curiosa anécdota viene al caso para ilustrar la presente idea: Luego de estar en el verdadero ambiente, el del Espacio, los cosmonautas sólo procrean niñas. Por si fuera poquillo, como sabemos, la esperanza de vida es mayor en la fémina. Del mismo modo, existe un fenómeno natural –aunque poco frecuente– conocido con el nombre de partenogénesis, el cual permite el nacimiento de un nuevo ser sin el concurso del macho. Ocurre en entidades vivientes tales como peces, crustáceos, insectos, aves, tardígrados, rotíferos, platelmintos y reptiles... En este caso particular, la sola hembra produce vida. Por otro lado, una situación llamativa es cuando la reptil madre es sometida a baja temperatura (así es el Espacio, frío), pues entonces, siempre parirá especímenes femeniles. Pareciera como si la Naturaleza privilegiara lo femenino o, lo natural, fuera en cierta manera, la forma de la hembra.

   Si examinamos en este preciso momento el funcionamiento del cerebro, nos damos cuenta que el hombre posee su hemisferio izquierdo más evolucionado que el de la mujer. Esta situación explicaría porque el varón es más reflexivo, analítico, matemático, racional y filosófico. Está mejor dotado para concentrar su pensamiento (apto para la Filosofía) y trabajar con la parte consciente. El  hemisferio zurdo representa a lo físico, lo racional y al hombre. Es el lóbulo masculino, es el lóbulo que simboliza al ser humano. Vayamos ahora con el otro hemisferio. La mujer tiene más desarrollado el hemisferio derecho. Esto se traduce en el hecho de acuerdo al cual la mujer es más empática, intuitiva y cuenta con un pensamiento natural o inconsciente (apta para la Magia). El hemisferio derecho representa a lo espiritual, lo irracional y a la Musa. Es el lóbulo femenino, el lóbulo que simboliza al Cosmos o Dios, en definitiva, el lóbulo panteísta. Como ya apuntamos en páginas previas, en esta región diestra del cerebro están asentadas las inteligencias naturalista y espacial, además de hacer posible la identificación de cualquier forma o imagen. Allí vive ese “yo” creativo de la persona.    

   Por otro lado, indaguemos el aspecto psíquico del tópico planteado.  A “Dios” se le “pinta” como una entidad ideal... Es un ser enteramente espiritual (la esencia de las cosas, lo corriente, es mental, o sea, lo impalpable, lo estrictamente espacial), como si fuera algún tipo de mujer especial: La Deidad sería romántica, le basta el mundo de las ideas. Como referimos, es Idealista (Romántica, utópica, platónica) e Imaginativa (Creativa, intuitiva, clarividente, soñadora). Al tenor de lo expuesto, justamente, el Espacio es un estado ideal de la Naturaleza... Es lo natural o cotidiano del Universus.  

   En el caso que nos atañe, el del Todo, allí observamos signos inequívocos de la citada psiquis. La Inteligencia real, natural e ilimitada es el Espacio (inteligencia ubicua). Su infinitud hace que se sea irracional –ya que por definición lo infinito es irracional– y genere amor  –La Infinidad, El Dios Absoluto o La Totalidad es una estructura única, un conjunto. Ese conjunto es el Espacio o, lo que es lo mismo, el infinitum responsable de crear la unidad en sí no es más que el Amor–. En este apartado se cumple que Espacio=Infinito=Unidad=Amor.

Figura 39. El Espacio o Conciencia Ubicua. 

 

   Profundicemos en el matiz romántico de la Existencia. Por definición, todo está dentro de el Espacio, no hay nada fuera de Él, no hay afueras del Espacio. No existe, por tanto, una cosa como “El Espacio Exterior” (no hay algo como echar Espacio para afuera o echar al Espacio... del Espacio: Es imposible “imaginar”, por un instante, “un Espacio” que esté “fuera” de “otro Espacio” o “un Espacio” que esté “insertado” en “otro Espacio”)... Ni mucho menos hay algo como “un Espacio Superterrestre”.  De allí que también tenga un papel femenino. El Espacio es la capsula universal, lo que engloba todo, poseyendo una misión eminentemente envolvente («El Espacio o Infinitum crea la unión de todo, que es lo que en términos llanos denominamos amor»). Entonces, tiene claras funciones de almacenamiento, contención, asociación (une a todo, sin importar la distancia) e inclusión. Como una de las tareas primordiales del Espacio es, como ya se señaló, contener, luego, lleva en sí un intrínseco amor. El Akasha hace de suerte de Útero Universal, pariendo toda clase de astros... El Vientre Cósmico, el Receptáculo Definitivo, la Envoltura Cósmica o el Envolvente Universal, es el Espacio, la Mujer Celestial. De todo ello se desprende que Dios, el Espacio, el Infinito, es el Mundo... La Esfera del Amor, la Asociación y la Inclusión incondicionales.

                                  

Figura 40. Muestra de una “parte” del Infinito.

 

   De todas maneras, siempre se ha apuntado esto. Aristóteles escribía que la Razón se piensa a ella misma con sólo percibir lo pensable; aprende de sí cuando se iguala con su objeto pensado. Entonces, cuando está activa abraza lo que piensa. De idéntica opinión era Giordano Bruno (De la Causa, Principio y Uno), quien defendía la existencia de una entidad comprensiva capaz de abrazar la Totalidad. Ese Ser que comprende todo debe Ser, valga la redundancia, el Universus.    

   De similar forma, también existe una voluntad en el apiñamiento atómico, lo cual invalida la tesis de acuerdo a la cual este fenómeno se resuelve con el azar. Al respecto, el Doctor Marcel Pages (El Desafío de la Antigravitación) observa que la materia se organiza, esto es, los átomos son encajados de modo inteligente, como si estuvieran vivos. Él Físico galo mira a la Intuición como la responsable de la organización de todo. Debido a que el Espacio o Mente Omnipresente muestra un intelecto inconsciente, irracional, intuitivo y amoroso, entonces, colegimos que exhibe un decidido perfil femenino o, al menos, de inclinación femenina.    

   Continuemos ampliando el tópico psíquico, pero, culminemos, añadiéndole, los puntos de vista  etimológico, antropomórfico y aún cosmológico, para redondear nuestra disertación. En efecto, Dios cumple una función femínea, aunque su intelecto también posee muchas características claramente masculinas (recuerden.es «El Gran Todo» para «Ser» un (1) «Plenum» de la «Perfección»).  Entonces, surge la pregunta de ¿qué sería? Para contestarla nos ayudaremos con la elaboración de una imagen mental: Al respecto, si lo humanizáramos, sería una personalidad con rasgos de naturaleza femenil (¿podría ser una mujer?). Sí, aunque sería perfectamente plausible visualizarlo como una especie de amazona (una heroína gigante del período atlante), con las habilidades de proyectar y de analizar la Realidad Cósmica tal como lo haría un hombre pensador, o sea, un Filósofo.  

   El ser de esta mujer particular –como el de cualquier persona–  está compuesto de su hemisferio izquierdo (su fragmento científico, masculino o su yo) y de su hemisferio derecho (su parte creativa, femenina o la Totalidad o Cosmos). Sino, no puede ser un humano. Paralelamente, como acabamos de apuntar, para que haya existencia de «El Ser», éste debe «Ser» Todo, incluyendo lo material y lo inmaterial,  para Poder «Ser» uno, íntegro., pleno, perfecto... Así estará perfeccionado. Si Deus es lo Total estará completo, entero y consumado.

De lo reflejado en el anterior párrafo, notamos que esta mujer es Filósofa y Maga a la vez, reuniendo en sí el aspecto analítico y el intuitivo. Como mujer contaría con la empatía, amor, y la parte psíquico-espiritual-mágica que caracteriza a las féminas,  pero tendría también cierta semejanza con la cara masculina de la Naturaleza. Un nivel de conocimiento que nos recuerda al hombre, siendo idealista, como un Filósofo en todo el sentido literal de la palabra. Aclarémoslo:

   Hemos dicho y redicho que Dios es, básicamente, un ente espiritual, o sea, puramente mente, lo cual significa que es alguna clase de Filósofo o Pensador neto. Él se la pasa pensando (piensa en sí), luego, es un pensador nato, un Filósofo: Vive pensando. El Numen, quién vive en sí, en sus propios pensamientos, es el puro pensar, el único a quien sólo le sirven sus mismos pensamientos... Siendo un Filósofo, es romántico, bastándole lo ideal, realizándose con el pensamiento puro. Dios es el Pensamiento que se realiza solo por hacerse. Eso es Filosofía: El pensar sólo por el pensar... Sólo pensar. Cuando el pensamiento se realiza únicamente por ser, se vivepienso, entonces, existo»). Por eso, la actividad intelectual, filosófica, es lo más excelso que existe. Es la Existencia misma (y ya hemos visto que la Existencia es el Espacio y éste último es, nada más y ni nada menos, el pensamiento ubicuo: Existencia=Espacio=Pensamiento Omnipresente).

  Ahondemos en la Filosofía del Universo: El estado ideal, el estado normal de las cosas, el estado puro del Cosmos, el estado natural, es el espacial (espiritual, mental). ¿Y es que acaso el Espacio no es una entidad ideal? (Ideal: Eterno, infinito, absoluto, Ingrávido, invisible, etéreo, incorpóreo, inmaterial, irrealizable, perfecto, puro, utópico,  poético, romántico). El Espacio es un Filósofo (Filosófico, Filósofo: Idealista, ideólogo, teorizante, ilustrado, erudito, utópico, soñador, platónico, romántico, abstracto, caviloso, concentrado, mental, psíquico, espiritual, metafísico, sabio, pensador, intelectual, tranquilo, sereno), corregimos: Es la propia Filosofía, de donde emana toda explicación. Dios es el Conocimiento Cósmico (de sí). Es un conocimiento interior (verdadero), el cual, según Giordano Bruno (De la Causa, Principio y Uno), consiste en simplificar la Realidad mediante la unificación de la variedad (la Totalidad es la Unidad; el Espacio es el Numen). En este hilo del pensamiento, hagamos un poco de memoria hasta ubicarnos temporalmente en tiempos de la antigua Grecia. Ahí, el Filósofo Platón alude al «Reino de las Ideas», un mundo inmaterial que obtiene un rango divino. El Reino de las Ideas sería el Sumo Bien o Dios. ¿Podría ser también el Espacio? Por lo mostrado, sí, ya que el Akasha es un ente ideal, mental o espiritual.     

   Justamente, la Razón analiza, disgrega, divide la Realidad. Para conseguirlo, se amerita poseer concentración, esto es, enfocarse en una única cosa. La ejemplificación de una sencilla situación nos permitirá ilustrar el poder razonador del Universus, hasta dónde filosofa... Hasta dónde reduce todo...

   Cuando la Mente del Espacio se concentra infinitamente o hay un pensamiento infinitamente comprimido, estamos en presencia de un agujero negro (cuyo núcleo, una singularidad gravitacional, es, literalmente, un punto con una densidad ilimitada). Es un proceso de racionalización sin medida, sin parangón. Se “fracciona” la Realidad hasta lo máximo, hasta el punto, que es, precisamente, un punto. Mayor poder de síntesis, imposible.  

   Este volumen inusitado e innumerable de información poseído por el Intelecto Universal lo convierte en un ente con una cuota también racional. Hasta sería lógica: Sería la Razón de Todo y solo se entendería a Ella misma (aunque a lo demás se le haría imposible comprenderla). Salta a la vista que como es infinito comprende todo, o sea, tiene todo, es todo. De allí que el Dios Razón sea La Varona, el Logos: Lógica, Analítica y Filosófica, pues la Infinitud sabe lo Total para poder constituirse en un «Ser» completo, integro, la verdadera encarnación de la Totalidad. Explayémonos un poco más en detalles: Los objetos son, literalmente, una forma del Cielo, una forma restringida o limitada de la Realidad (el Espacio), lo cual significa que ésta última se analiza a si misma, pasando a constituirse, como ya referimos, en la Razón de Todo, el Logos. Igualmente, sería Científica –por sus leyes naturales de la Fisicoquímica–  y, como los hombres, es Matemática, mejor aún, La Matemática,  indispensable para la construcción de cuanto fenómeno existe en el Universo... La HombrunaLa Número Uno, La No 1, La Única»)... En definitiva, El Espacio (Dios) es «La Razón» de «Ser» de Todo (∞) en el Cosmos... La Razón (de la Totalidad de las cosas)..... El Dios Filosófico por Excelencia, el Logos.

Figura 41. La Razón (de Todo).

 

   Por otra parte, el idealismo también exhibe una vestimenta femenina, como exhibiremos enseguida. El hemisferio femenino y cósmico del hombre, el derecho, es el encargado de cuanta actividad creativa hagamos y del reconocimiento de imágenes. Precisamente, la Magia es el empleo de la Imaginación, esto es, idear imágenes en la Psique. ¿Qué es idear? En el idioma castellano «idear» es «formar», así que Dios forma en su Mente Preexistente –el Espacio– algo (ejemplo: una estrella). Así que lo que aquí ocurre y acontece es que el Numen “crea” (tal como ese fragmento creativo de nuestra masa encefálica conocido como lóbulo derecho) un astro de su ser eterno (el ya nombrado y renombrado Akasha). Paulatinamente, le va dando forma al cuerpo estelar, como a cualquier cosa en el Universo. Como en realidad, el Todo, lo Infinito, el Espacio, es increable, entonces, es un Formador. Dios no puede crearfuera del Espacio («Es como si Él “crease” fuera de sí; es “crear” separado de sí mismo»). El Cielo Universal tiene una función envolvente (es un agente externo): Es el agente envolvente ideal, nada lo envuelve a Él. Por tanto, no hay una cosa como la creación, sino un proceso eviterno de formación. De este modo, no hay duda de ello: Desde el punto de vista expuesto, aunque es una reiteración afirmarlo, el Dios Formador –el Espacio– es Femíneo. La Diosa Totalidad de las cosas es... El Conjunto Cósmico... El Todo: El Espacio o, simplemente, La Extensión.

   Lo comentado es consistente con la visión femenina del Mundo siempre presente en la historia humana. En la India se defiende la existencia de una potencia femenina capaz de producir la actividad en el Cosmos. Por ejemplo, se menciona a la Diosa Ammavaru, de quien surgen las Deidades Brahma, Visnú (es la Deidad del Espacio pleno, el Dios omnipresente) y Shiva: Es la cara doncellona de la Deidad. En relación a ello, existe una personificación de Shiva denominada el linga... Es como un tipo de estatua, la cual simboliza las tres formas del Ser: El zócalo significa Brahma; la escultura de pie es el rostro masculino de Dios, encarnado en Shiva; por último, el disco es la cara femenina de la Deidad, representada por Visnú (La Gran Totalidad, el Espacio mismo). Otras versiones hablan de la Diosa llamada «Durga» o «Madre» (la energía física como base del Universus), la cual es, valga la insistencia, Madre de todos los Dioses. También, los hindúes  hacen alusión a Brahma, suerte del Dios Padre. Pues bien, Él se personaliza en su consorte Sárasvati, la Diosa Protectora de la Sabiduría (Albert Samuel, página 55 de Para Comprender las Religiones en Nuestro Tiempo, Editorial Verbo Divino, impreso en Gráficas Lizarra, S.L en 1.989 en  Navarra, España). La Sapiencia en vida. Es la Diva del Conocimiento y de las Artes (lo cual nos recuerda justamente a la parte creativa de nuestro cerebro denominada lóbulo derecho). Otra Diosa del panteón hindú se conoce con el nombre de Párvati, representa al amor y la espiritualidad.

   Mas adelante en el tiempo, aparecerán personajes históricos admitiendo esta faceta de lo celestial. Así, Robert Fludd dibujó el Ánima Cósmico como una entidad femenil (véase figura 42). Por su parte, Johann Wolfgang Von Goethe sugirió que la Mujer Inmortal nos atrae hacia lo alto.

   Actualmente, la Ciencia también observa esta cara mujeril del Universus. Imaginémonos, sólo por un fugaz instante, que a “una región” del Espacio Interminable e Imperecedero se le concentra “un tipo específico de energía”, formando cierta clase particular de astros. Podrían ser objetos conformados, por ejemplo, con átomos con la carga eléctrica “invertida” (específicamente, de carga contraria): Sus núcleos protónicos se encontrarían constituidos de carga eléctrica negativa, mientras sus órbitas subatómicas tendrían unos “electrones” de carga eléctrica positiva. Si estuviéramos personalmente en esta “región” o “pelota singular de energía” del Universo, nos daría la “impresión” de estar en “un Universo aparte”, cuando en verdad es el mismo Espacio. ¿Y cómo podrían conectarse esa distante “bola energética” y la “esfera de energía donde vivimos”, donde está localizada nuestra Vía Láctea? De acuerdo a algunos estudiosos, mediante los agujeros negros (harían de “atajos espaciales”). En tal caso, como bien recoge Paul Davies (Los últimos 3 Minutos), un hoyo oscuro sería un cordón umbilical del Cosmos Madre (el Espacio Aeternus, el Vacío Cuántico eviterno) que lo uniría con un Cosmos infante (pelota de energía peculiar). De nuevo, se contempla la posibilidad de la naturaleza femínea de la Totalidad Cósmica.           

   Volvamos a lo nuestro. De manera sucinta, cuando Dios usa su femenina Imaginación (la Magia es Imaginación, la creación mental de imágenes) es la MAGA, la MAGIA misma. En este sentido, LA DIVINIDAD=LA MUSA=El MAGÍN=LA IMAGINACIÓN=LA MAGA=LA MAGIA.

   Tal vez por todas estas razones se diga que el conocimiento del hemisferio izquierdo es el hombre, mientras la intuición del cerebro derecho es el de la Musa; que la Deidad es simultáneamente la encarnación de la Filosofía (parte varonil de lo Divino) y de la Magia (aspecto doncellil de lo Celestial). Al respecto, una anécdota famosa acudirá en nuestra ayuda para entender en su justa medida lo planteado: En un sitio conocido como El Oráculo de Delfos se le consultó a la Pitia ¿quién era el más sabio de los atenienses? La respuesta fue Sócrates. La Pitia era una Sacerdotisa (Maga). Sócrates era un Filósofo.    

 

Figura 42. El Anima Mundi es femenino de acuerdo a Robert Fludd (1.617).

 

   Empero, ¿cómo sería el proceso de formación? Cuando la Ilimitada Imaginación (Psique, Mente, Conciencia, Inteligencia, Intelección, Perspicacia, Capacidad, Voluntad, Introversión, Introspección, Abstracción, Reflexión, Concentración, Apercepción, Memoria, Cabeza, la Fantasía, Ensoñación, Visión, Intuición, Clarividencia, Penetración, Comprensión, en fin, la Sabiduría, todas estas palabras de género femenino) se activa, tiene una concepción (idea) en sí misma, siendo el origen el Espacio, constituyéndose así en la Matriz o Madre. El Espacio se comporta como un Útero o Vientre Cósmico, como una suerte de Molde o Matriz Universal, y así es la Madre, la Madre Naturaleza. Esta idea o concepción, literalmente, sería un astro.

 

Figura 43. La Extensión Cósmica es «La Plenitud»« de «el Ser».

 

   Mas, el proceso formativo no se restringe al mundo estelar… Probablemente, los Distinguidos Lectores se hayan enterado de casos en los cuales espíritus, gnomos, yinns, extraterrestres y demás poseen el don mágico de cambiar su forma, aspecto o apariencia. En este sentido, cuando el Infinito (el Espacio, el Cosmos, Dios o la Naturaleza)  se convierte en un agujero negro, un planeta, un ser humano, un animal, una planta, una piedrecita, etc, se manifiesta innegablemente como EL MAGO. Es el Mago Universal con la capacidad de transformarse en lo que desee (como GENIO QUE ES). 

Figura 44. El Espacio (la Madre Naturaleza) es la Matriz Estelar.

   Procedamos a cerrar nuestro discurso. No se puede explicar totalmente la Realidad, es desconocida e ilógica, por consiguiente, divina. Ésta sería el Cosmos, un ente vivo (sino, no podría producir vida). Y si tiene vida cuenta con conciencia, aunque una conciencia más allá de la imaginación humana, claro está. ¿Qué es el Cosmos? Es una Mente Omnipresente o, lo que es lo mismo, Espacio (Akasha=Mente Ubicua). Justamente, así como hablamos de campo magnético y campo gravitacional, el Espacio es el Campo, el Campus de los Campus (el verdadero campo). Como sustancia del Mundo, es la Química de los Químicos y la Magia de los Magos.

   En el pasado a lo altísimo se le ha designado como “Cielo” o, cosméticamente “Dios”, empero, a primera vista, parecen conceptos no relacionados. Consecuentemente, podemos buscar un término que unifique varias ideas y ese sería Capacidad. Ésta posee tres acepciones funcionales para nuestras intenciones: El volumen o la extensión, la inteligencia o sabiduría y la autoridad. De esta manera, podemos denotar a la Infinidad como Capacidad Universal o Capacidad Cósmica. Viene a significar Éter, Akasha, Diosa, Espacio, Universo, Cosmos, Naturaleza...

 

Figura 45. Infografía de la página 22 de la revista Mundo Desconocido, No 69, donde se muestra la primera parte del mítico artículo La Creación Mental, cuyo autor es el PhD Lugo. La Esencia primordial de la Naturaleza o  Esencia Increada es el Espacio (la Capacidad Universal), la Imaginación (Mente Cósmica) o la Musa (Dios).   

 

Figura 46. La Capacidad Cósmica es la Madre Naturaleza o la Matriz Estelar, creadora de un sinnúmero de novas.

 

   Se ha afirmado sobre el Numen que éste es pensamiento. ¿Y qué ocurre con el pensamiento?  Cuando el pensamiento se tiene, ya es: Cuando Dios (el Espacio) piensa se hace pleno, verdadero, pasa a ser existencial. ¿Y cómo es la realidad de Dios? ¿Cómo es la existencia de la Razón? Para comprender todo Dios debe ser todo y así Él se hace real. El Amor (la Voluntad), lo romántico, se convierte en Cosmos. Para comprender algo debe ser ese algo, esa es la real sabiduría (Ya que como es Todo sabe Todo o sabe Todo porque es Todo). El Espacio comprende todo, luego, se comprende a sí mismoconócete a ti mismo»). La Sabiduría debe participar de la Naturaleza de todo (el Universus) para ser plena, y de allí, su amor. La Sabiduría es manifestarse así mismo. Dios al materializarse se conoce y se reconoce sí mismo. ¿Y qué podemos apuntar sobre el Amor? Para Dios, como solo existe Él, Él está fijo. El Espacio es intangible, fijo (no hay con que compararlo). Como el Espacio (el Cosmos) piensa dentro de si mismo, de su Ser (autoconocimiento), se va haciendo real. Como Dios no puede pensar fuera de sí (ES... LA EXISTENCIA... EL COSMOS), todo lo que piense es en sí mismo y de sí mismo, realizándose, y como no sale de sí, lo abraza, lo ama. Este ente es una mente que adolece de cuerpo, esto es, es idealista, la sola idea, La Única Idea, el puro pensar por sólo pensar (romántico, filosófico, soñador, utópico... Dios es Amor, Dios está en los sueños, Dios es la Utopía). El Espacio, la Mujer Celeste, es  el elemento unitivo del Cosmos, vinculando cualquier cosa con lo demás.

   Dios o el Espacio es la definición del Infinito y éste es lo Absoluto. ¿Y qué es lo Absoluto? El Todo, la Totalidad. Lo total es, literalmente hablando, un conjunto. Un conjunto es una agrupación, equipo, cúmulo o asociación, lo cual significa, en otros términos, unión. Sobra decir, que para exista unión debe haber Amor. Por consiguiente:

   Dios = Espacio = Cosmos = Infinito = Absoluto = Todo = Conjunto = Grupo = Asociación = Unión = Amor.

 

Figura 47. Fotografía del Cosmos.

 

   De lo vertido en las presentes páginas, concluimos:

  1. Si el Espacio es infinito, el Infinito, esto le da un cariz divinal; siendo lo concebido como Dios.
  2. Dios es un poder plenamente natural (es la Naturaleza misma, ni más ni menos). Su poder mental (totalmente desconocido) lo convierte en un ente real, hasta el punto que hace las cosas físicas. La Consecuencia: Increíblemente... la Eminencia es inminentemente inmanente.
  3. Es el Molde o Matriz Fundamental del Cosmos. A través de sí mismo (el Espacio) moldea una idea, hasta que ella adquiera una forma (cuerpo). Y así nace un astro...
  4. Todo es una derivado de Él, una extensión de la Deidad.
  5. Ello significa que todo es divino, celeste (porque es del Akasha, Éter, Cielo o Espacio), sagrado.

    La Infinidad de las cosas es el propio Espacio. Es el Cielo Absoluto, el Dios Universal o Cósmico. El Ambiente definitivo, la Mente Omnipresente. Todo viene y proviene del Espacio, Todo se revuelve y vuelve al Espacio. Todo se disuelve y se resuelve en Él. La Musa, La Diosa Totalidad, la Madre Naturaleza, la Capacidad Cósmica, se expresa.

Palabras vinculadas al Espacio: Panteísmo, Sistema, Ambiente, Realidad, Plenitud, Todo, Totalidad, Pan, Infinito (∞), Naturaleza, Individuo, Existencia, Entidad, Organismo, Energía, Potencia, Fuerza, Amor, el Ser, Mónada, Uno (1), Psique, Mente, Mente Universal, Inteligencia, Inteligencia Cósmica, Conciencia, Conciencia del Absoluto, la Lógica, la Razón, el Magín, la Maga, la Magia, la Imaginación, Espíritu, La Varona, La Hombruna, La Mujer, la Mujer Celestial,  el Genio, el Anima, el Animal, Total, Akasha, Esencia, Sustancia, Fluido, Éter, Dios, Dea, la Musa, Numen, el Noúmeno, Cielo, Firmamento, Cosmos, Universo, Multiverso, Metaverso, Pluriverso, Poliverso, Ultraverso, Totalverso, Todoverso, Panverso, Espacio Exterior, Vacío Cuántico, Superespacio, Hiperespacio, Espacio, Extensión Cósmica, Vastedad Cósmica, la Independencia, la Capacidad Universal, la Capacidad Cósmica.

Temáticas tratadas: Teología, Esoterismo, Neurociencia, Matemática, Física, Cosmología, Filosofía, Ufología.

Escrito por Marco Antonio Rango-Ochoa.

 

DESCARGA EL ARCHIVO PDF AQUÌ

El Panteón de Nuestra Humanidad.pdf (3033805)