El Misterio de las Edificaciones Submarinas
A lo largo y ancho del Orbe pueden rastrearse los restos de construcciones hundidas en el fondo de sus mares. Esto ya ha sido constatado por buzos, quienes incluso, han empleado robots sumergibles. ¿Cómo puede explicarse esta situación? ¿Tiene sentido erigir templos por debajo del nivel del mar? Por supuesto que no, a menos que se hayan levantado cuando las aguas oceánicas eran más bajas que en la actualidad. Ciertamente, durante la Era Glacial, hace unos 13.000 años, los niveles de los mares eran 120 metros menores con relación a nuestros días. Entonces, sólo en ese entonces, podría haberse erigido estas edificaciones.
Ahora, en estos justos instantes, a usted le estará pasando por la cabeza la pregunta ¿qué rayos fue lo que sucedió para que estas obras fueran sepultadas bajo los océanos? La respuesta no es muy difícil de contemplar y la suministra la propia Ciencia, cuyo dictamen se basa en estudios geológicos, los cuales arrojan que a fines del Paleolítico ocurrieron en todo el mundo unos abruptos cambios climáticos conocidos en el argot popular como la Gran Inundación o el Diluvio Universal.
En síntesis, esto fue lo que pasó: La temperatura cambió en toda la Tierra unos 6 grados centígrados, provocando que las masas polares que cubrían media Norteamérica y la mitad de Europa, y que se denominan mantos Laurentino y Fino-Escandinavo, respectivamente, se derritieran. Piense lo que pudo acaecer si estas moles de hielo –que podían ¡levantarse más de dos kilómetros de altura! con relación al suelo– se acabaron, como efectivamente aconteció.
¿Consecuencias? La Historia registra lo siguiente: Aumento drástico del nivel del mar, traduciéndose de esta manera, en la consecuente desaparición de costas e islas (sin olvidar que se originaron tsunamis, entre otras razones, por el evidente desprendimiento de enormes témpanos de hielo o icebergs ); incremento de la actividad sísmica, es decir, hubo grandes terremotos; desplazamiento de los polos magnéticos en unas 2.000 millas; aumento en intensidad y regularidad de las precipitaciones, huracanes y heladas; aparición de desiertos en zonas tales como El Sahara y de vegetación como bosques en otras regiones; surgimientos de lagunas, lagos y ríos; extinción de alrededor del 70 % de los animales americanos (por ejemplo, es por todos conocido que en nuestra Venezuela, región falconiana, específicamente en lugares como Taima-Taima y Cucuruchú, murieron especímenes prehistóricos tales como el Mastodonte o Elefante Autóctono, el Perezoso Gigante y el Gran Armadillo), mientras que en el viejo mundo el Mamut se despedía para siempre; otros animales desaparecidos dignos de mencionar: El famoso Tigre Dientes de Sable, el Texodonte, el Castor Gigante, un enorme buitre y un Gran Ciervo; la Humanidad no estuvo exenta y de hecho, la cultura de los Clovis, el hombre de Cromañón y el Hobbit (denominado Homo Floresiensis, vivía en la Isla de Flores), también se fueron de la faz mundial. En fin, todo esto puede resumirse con este nombre: Younger Dryas. Un período de inestabilidad climática.
Escultura a tamaño natural de un elefante que habitó la sabana falconiana del 11.000 A.C. El monumento se encuentra a la entrada del pueblo de Taratara
El término Dryas proviene de una flor alpina llamada Dryas Octopetala (justamente, tiene ocho pétalos, como su nombre), abundante en climatologías frías como las registradas hacia el 10.000 A.C en hemisferio norte, donde se han encontrado restos de su polen.
Volviendo al tema de los diseños arquitectónicos submarinos encontrados, haremos, en estos próximos párrafos, un rápido repaso de los descubiertos hasta el momento. En las profundidades marítimas del Golfo de Khambat, con unas dimensiones de unos 10 kilómetros, están lo que queda de unas antiquísimas urbes, según anuncio del Ministerio de Ciencia y Tecnología del Gobierno de la India.
En Taiwán, se sitúa la muralla sumergida de Hujing, cuya longitud es de decenas y decenas de metros.
También, en el lejano Oriente, están los monumentos de Yonaguni, en el Japón. Por debajo del agua, se encuentran restos de un enorme puerto tallado en piedra, escaleras, muros, herramientas y una escultura en forma de cabeza…
Por su parte, nuestra América no se queda atrás en estos menesteres. En Cuba, a unos mil metros de profundidad, en el fondo del mar, se ha detectado la presencia de una ciudad, con pirámides y todo (esto se cristalizó gracias a los esfuerzos de la Doctora Paulina Zelitsky). Así mismo, contamos con las ruinas de Bimini, una serie de senderos artificiales de los mares caribeños.
En Malta hay templos ciclópeos, esto es, sus bloques son inmensos, y unos marcas sobre piedra que recorren el suelo y se “pierden en las aguas costeras”. Evidentemente, la lógica apunta a que estas huellas fueron hechas artificialmente y, además, se hicieron cuando las aguas de los mares estaban más bajas que hoy, lo cual le asigna una increíble edad.
La razón de estas líneas viene al caso debido al descubrimiento de una pirámide sumergida en las aguas del Océano Atlántico, consolidando de este modo, los argumentos esbozados en este artículo. Estimaciones les han asignado más de 50 metros de altura y una base de 8.000 metros cuadrados. El autor de este increíble hallazgo es el marinero Diocleciano Silva, localizando la obra entre las islas San Miguel y Terceira, en la zona de las Azores (archipiélago del Portugal). Esta noticia fue difundida por medios venezolanos como el estatal Correo del Orinoco (https://www.correodelorinoco.gob.ve/ciencia-tecnologia/hallan-una-misteriosa-piramide-bajo-oceano-atlantico-60-metros-altura/), en su página web (25 de Septiembre del 2.013), y La Patilla.com (4 de Octubre del 2.013) en su respectivo portal (https://www.lapatilla.com/site/2013/10/04/encuentran-misteriosa-piramide-en-el-fondo-del-atlantico-imagenes/).
Y para que el lector no deje de sorprenderse, diremos que, también, en tierra firme se han reportado interesantes hallazgos de estructuras pertenecientes a la Era del Hielo. Éstas han sido suficientemente constadas por la Ciencia. A estos efectos, citaremos sólo este trío de casos: Primero, el del yacimiento de Göbekli Tepe, un conjunto de muros concéntricos, investigados por el Instituto Arqueológico Alemán, por intermedio del Profesor Klaus Schmidt. El emplazamiento arqueológico ubicado en Turquía podría remontarse al 11.000 A.C. Segundo, el de una red de túneles europeos –que recorren países como Austria, Alemania y Escocia, entre muchos otros– datados en unos 12.000 años (seguramente, empleados como refugios antidiluvianos, a modo de Arcas de Noé, para resguardarse de las inundaciones y del inclemente frío de ese perdido tiempo). Han sido estudiados por el también arqueólogo teutón, el Doctor Heinrich Kush, quien escribió un libro al respecto. Tercero, los moais de la Isla de Pascua. Muchos pensarán que nos referimos a las estatuas en forma de cabeza de este territorio chileno. Y, efectivamente, es así… Más sin embargo, recientes excavaciones han demostrado que no son cráneos pétreos como se creía, sino esculturas a cuerpo completo. Si para este caso de monumentos semienterrados aplicamos el método de datación conocido con el nombre de Estratigrafía (el cual fecha a un objeto de acuerdo a la profundidad que posee el mismo con relación al nivel del suelo, esto es, entre más hondo esté más antiguo será), nos colocamos en una antigüedad superior a los 13 milenios. Hay, además, otra cuestión digna de reseñar: Existen moais tumbados en el piso natural, cuya parte superior está mezclada con arena y grava fina. Pues, verá, estimado amigo lector, este es precisamente el resultado de un tsunami… De hace 13.000 años. Esta es la conclusión de Grupos de Investigadores tales como los rusos LAH o los de habla inglesa, EISP. Ellos han sugerido que una ola de catastróficas dimensiones barrió con Isla de Pascua en esa pretérita época, trasladando dichas esculturas varias decenas o incluso centenares de metros. En el proceso, elementos tales como arena y piedras son arrastrados hasta ¡rodear y confundirse con secciones de los propios monumentos!
Escrito por Marco Rango.
NOTA ÚNICA: Si desea profundizar sobre el asunto de los emplazamientos arqueológicos Taima-Taima (donde están asentados restos de mega fauna) y Cucuruchú (el cual presenta unos petroglifos antiquísimos), visualice el libro Otra Incógnita despejada en Giza: ¡La Pirámide es Atlántica! en https://marango8a.webnode.com.ve/.