El Enigma de la Casa Pretérita

    La Gran Pirámide está localizada en Egipto. Sobre la misma existen increíbles leyendas. Uno de estos relatos nos cuenta que se construyó como refugio anti-diluvio. Precisamente, el cronista Abu Rihan al-Biruni (siglo XI) escribió, palabras más, palabras menos, las huellas del agua llegaban hasta la mitad de la Edificación (alrededor de los 70 metros de altura). Semejante inundación sólo pudo ocurrir al final de la Era Glaciar cuando se derritieron los mantos de hielo Fino-Escandinavo y Laurentino (¡de un par de kilómetros de altura cada uno!), los cuales cubrían el 50% tanto de Europa como de Norteamérica. La consecuencia de esto: Tsunamis, fuerte actividad sísmica, oscuridad planetaria y extinción de gran  parte de la vida.

    Prosiguiendo con el tema de la Pirámide, un grabado en piedra llamado la Estela del Inventario (el cual desapareció “extrañamente” en las protestas contra Mubarak) viene a confirmar que ella es de manufactura proto-egipcia, pues el mismo señala al Faraón Keops como el autor de unas pocas reparaciones cuando el monumento ya existía.

    Otros datos de interés reafirman que los egipcios no la erigieron: Su geometría contiene los números Fi (1,618) y Pi (3,141), siendo éste último necesario para calcular la longitud  de la circunferencia. Por su parte, el Físico José Álvarez López y el Ingeniero Industrial Chris Dunn han descubierto sólidos indicios del uso de taladros y serruchos (en los trabajos de Dunn observamos fotografías de las huellas dejadas por la maquinaria). Mención especial merece el Químico Alberto Borrás, quien como los dos científicos citados, ha teorizado  que la estructura se usaba como un manipulador de energía.

    Por otro lado, Joseph Davidovits (Especialista en polímeros, es decir, en la fabricación de plásticos) y Michel Barsoum (Profesor de Ingeniería de Materiales)  han propuesto el empleo de una cantidad de bloques artificiales (los ladrillos tenían una consistencia pastosa al estar recién preparados) y de hormigón o concreto en la Obra. Así concluyeron tras análisis microscópicos del material.  

    Así mismo, el experto en Energía Nuclear Nunes Dos Santos y el Ingeniero Civil Robert Bauval (quien se dio cuenta de la alineación de las Pirámides de Giza con las estrellas del Cinturón de Orión) la fecharon en 12 milenios de antigüedad.

Escrito por Marco Rango y publicado por el diario El Falconiano el 25 de Octubre del 2.012 en la página 6 de la Sección Aquí se Opina.