Colección de Comentarios Científicos sobre la Cuestión Central de la Creadora Conciencia Cósmica (8C)

19.01.2024 09:04

    Ahora, una nota sobre el Alma Universal:

 

Colección de Comentarios Científicos sobre la Cuestión Central de la Creadora Conciencia Cósmica (8C)

 

    Abrimos estas líneas formulándonos la interrogante acerca de si ¿hay una intencionalidad a lo largo y ancho de toda la Naturaleza Cósmica ejerciendo una clara  influencia? Para algunos científicos tal es el caso. Ojeemos lo sostenido por algunos de ellos:

    El Físico galo, Doctor Marcel Pages (1.905 – 1.974), en su obra «Desafío de la Antigravitación. Técnicas Antipeso. Uso de la Energía Espacial» (impreso el 11 de Enero de 1.974 por Ediciones Chiron en París, Francia) menciona a la Inteligencia Universal o el Espacio Psíquico, quien vendría a ser la inmensidad del Espacio Sideral. Según Pages, el Cosmos sería el Espacio supremo de inteligencia PSI.

    Agrega el francés, la evidencia de la acción de dicha Psiquis se encuentra apuntalada en el hecho de acuerdo al cual las partículas atómicas encajan unas con otras, de manera inteligente, para crear un mayor nivel de organización. Esta Mente Cósmica emplearía la intuición como factor ordenador del Universo.

    Otro estudioso es el Astrónomo venezolano, Doctor Francisco Aniceto Lugo (1.894 – 1.982), quien explica la temática de la Mente Universal, mejor conocida como “Dios”. La caracteriza como una sustancia sutil; una Esencia Increada; ilimitada; psíquica; elástica y ondular. Es ni más ni menos que el Espacio, o sea, el Universo infinito. Pero, limitémonos simplemente a reproducir sus palabras:

    «La base de toda esta teoría es la consideración del Espacio no como un vacío, sino como una substancia, como la substancia suprema de que todo nace y a la que todo vuelve, en una palingenesia universal eterna... No se trata en absoluto, del Espacio que podríamos llamar geométrico, es decir, puramente la extensión, medible o calculable, sino de la substancia primaria, que constituye o fundamenta el alma que hace posible básicamente la existencia de todo cuerpo o fenómeno dentro del Universo inconmensurable, dándole a este último substantivo la acepción de todo cuanto existe, de cualquier carácter que sea» (artículo «Vivimos en una Burbuja. Nuevo Concepto del Universo»; página 63 de la revista «Mundo Desconocido»; impresa en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO). En la página 65 de la publicación española observa al «Espacio como substancia, alma y substentáculo de todo lo fenoménico». Estos son fragmentos transcritos de la conferencia «Espacio, Materia y Energía» dictada por el Profesor Lugo; conferencia dada a mediados de Junio de 1.976, en el Auditorium  del Planetarium  Distrital de Bogotá, en Colombia.

    «Es muy difícil definir la mente, pero todos sabemos lo que es, porque la llevamos en nuestro interior... Podría decirse que es la substancia, inaprehensible por nuestros sentidos, que nos impregna totalmente y nos sustenta y de la cual realmente todos estamos hechos.

    Mas la mente que nosotros sentimos en nuestro interior no es sino un fragmento de la Mente Universal Infinita. Por consiguiente, en esta situación nos encontramos en una posición semejante a la de una esponja en medio del agua: El agua la impregna por todas partes, pero esta agua no es sino una parte infinitesimal del agua total que la circunda. En términos de la Física Cósmica, la Mente podría confundirse enteramente con el Espacio-Substancia. En efecto, son dos cosas muy parecidas o, mejor, idénticas» (artículo «La Creación Mental 1»; página 17 de la revista «Mundo Desconocido»; No 69; impresa en Marzo de 1.982 en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO).

    «Encontrándome una vez en un cafetín, un día claro, sin señales de lluvia y mucho menos de tempestad, observé sorpresivamente que una cocinilla eléctrica que allí había, sin conexión en la corriente de línea, se movió intempestivamente sacudiéndose varias contra el suelo, mientras que una llama azulada, como de doce centímetros de diámetro y un metro de altura se levantaba flameante desde el enrejado del artefacto, disipándose a los pocos segundos y quedando luego todo aquello en completo reposo.

    Este fenómeno nos demuestra que la atmósfera, a pesar de su aparente normalidad, estaba fuertemente cargada de electricidad estática, que se hizo parcialmente cinética al aposentarse en el enrejado de la cocinilla, había pues, una fuerza poderosa en estado potencial en el ambiente, que se hizo dinámica tan pronto como tuvo un medio apropiado para su manifestación.

    Un caso análogo ocurre seguramente con la fuerza psíquica, que se muestra presente también en el ambiente, tan pronto como algunas condiciones circunstanciales le permite su desarrollo en forma constatable por nuestros sentidos y a veces en fenómenos espectaculares.

    Estudiemos, para un mejor conocimiento del asunto, algunos casos bien conocidos de naturaleza psíquica, a fin de poner de relieve sus características y conjeturar, al menos, su índole o peculiaridades propias. Veamos primero algunos caracteres comunes a muchos casos y luego otros de índole bastante específica, y por lo tanto menos generalizados.

    En efecto, contemplemos algunos fenómenos relativos a las llamadas Casas Encantadas, que se encuentran registradas en los copiosos anales de las más importantes Sociedades Psíquicas de Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y otros países.

    En las Casas Encantadas son comunes los fenómenos de ruidos, de poca monta o muy fuertes, el cambio de lugar, lento o violento, de objetos pequeños o pesados y la acción diversificada de alguien o algo que parece tener conciencia de lo que hace y a quien o al que se le atribuye la responsabilidad de estos sorpresivos actos presuntamente fantasmales, sin que se vea claramente la causa probable de todo esto. En otros casos, y muchos más de diferente naturaleza, no resulta aparente, como causa, de los fenómenos, un fantasma, por lo cual se cree generalmente que una persona viva, casi siempre un o una adolescente es quien los causa, simplemente por su presencia en la escena de los acontecimientos y hoy hay la creencia, de parte de los que estudian cuidadosamente estos casos, de que esta persona se encuentra en un estado de agitación mental tremenda, por lo que produce automáticamente, diríamos, las condiciones necesarias para que ésto se manifieste. Se deduce de este modo de ver las cosas que se admite tácitamente que el sujeto en referencia crea una especie de fuerza, como condición favorable para el desarrollo de estos sucesos, ya que sin él no suelen producirse, o que se realizan solamente cuando él está presente.

    Observamos aquí, mediante este fenómeno, que se produce un caso semejante al de la catálisis. De todos es conocido el hecho de que, en el campo de la Química, cuando se colocan cerca dos substancias determinadas no se produce ninguna combinación. No obstante, cuando se pone cerca de ellas otra substancia determinada y por lo tanto sin ningún contacto aparente entre ellas, se realiza inmediatamente dicha combinación. De consiguiente, bien podríamos llamar el caso en que un adolescente se presenta y abre el cauce automáticamente, por sí solo, para el desarrollo de estos fenómenos, catálisis psíquica. El fenómeno de la catálisis en Química se había venido teniendo como un poco misterioso; pero hoy, con el conocimiento más adecuado que tenemos de las radiaciones, es lógico inferir que la irradiación producida por la tercera substancia que se acerca a las otras dos, obra sobre ellas, efectuándose como resultado de ello la combinación. Veremos luego que también en la esfera de los fenómenos paranormales se efectúa algo muy semejante, que se adapta muy bien a la denominación de catálisis psíquica. Observaremos también que esta catálisis psíquica es más general de lo que se cree, actuando de modo semejante a la transformación de la electricidad estática en cinética, al aposentarse en el enrejado de la cocinilla eléctrica que he mencionado. Una fuerza psíquica de considerable intensidad puede estar presente en cualquier ambiente, tal como suele hacerlo la electricidad estática, manifestándose cinéticamente tan pronto como un agente apropiado, pasivo o activo, le brinda la oportunidad de desarrollarse.

    Pero al llegar aquí oigo voces, muchas voces, que me dicen: ¿No ve Ud. que hay en todo eso una entidad que actúa deliberadamente? Voy a contestar con un símil. Yo veo a un sujeto nadando, pero él no podría hacer eso si no tuviera a su disposición un medio apropiado, esto es, el  agua. Es a favor de la fuerza psíquica presente en cualquier ambiente como se efectúan todos estos fenómenos de apariciones y en particular los peculiares que se observan en las llamadas Casas Encantadas. Pero concretemos este asunto reseñando algunos casos que ilustran la materia» (artículo «La Creación Mental 4»; páginas 43-44 de la revista «Mundo Desconocido»; No 72; en impresa Junio de 1.982 en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO).

    «Mas ahora presentaremos un caso más de otra índole, para tener mayor apoyo en nuestra disertación. Este nuevo caso ocurre en un convento. En él hay una adolescente que parece la causa de los fenómenos paranormales que allí se presentan y los cuales alcanzan una gran diversificación y al mismo tiempo considerable duración. Cuando se dan cuenta de que la muchacha, aparentemente, es la causa, directa o indirecta, de los fenómenos, se la llevan a otra casa y el convento queda desde entonces libre de aquellos sucesos, tan sorprendentes como inquietantes. Mas, al cesar los fenómenos en el convento, se inician con profusión en la casa a donde la muchacha había sido llevada. Sus habitantes se encuentran atormentados y deciden devolver al convento la muchacha. Esta es recibida de nuevo en el convento, en donde se presentan de inmediato los fenómenos paranormales acostumbrados, aunque mucho más acentuados.

    Entonces ocurre algo extraordinario, sobre el cual quiero llamar la atención. Había allí una estantería, sin puertas ni fondo, que estaba colmada por numerosos libros. Entonces, a favor de la fuerza desarrollada o provocada por la adolescente, todos los libros religiosos salen disparados, aventados a gran distancia, como si se les hubiesen dado puntapiés, en un ímpetu de desagrado. Pareciera que había una entidad invisible allí, enemiga acérrima de la religión y de los religiosos, que lanzaba los libros sagrados al suelo con considerable rabia y desprecio. Biblias, devocionarios, catecismos y otras obras religiosas volaban por el aire y caían estropeados, mientras que los demás libros, que trataban de materias profanas, quedaban todos en la estantería, en el mayor orden, como si se hubiese tenido una gran delicadeza con ellos. Pareciera, pues, que allí hubiese estado actuando una entidad invisible, decididamente antirreligiosa y la cual producía los fenómenos paranormales a favor de la catálisis psíquica, producida por la presencia de la muchacha» (artículo «La Creación Mental 4»; páginas 45-46 de la revista «Mundo Desconocido»; No 72; impresa en Junio de 1.982 en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO).

    «Es de notar que en todos los casos de esta naturaleza, que se han registrado en todos los tiempos y prácticamente en todas partes del Mundo, se presentan fenómenos paranormales más o menos análogos, algunos de cuyas características más importantes pueden sintetizarse así: Sonidos, ruidos, objetos livianos o pesados que cambian de lugar o que son levantados en el aire o arrojados al suelo con violencia, quejidos, llantos y palabras que suelen escucharse: A veces visiones de personas o cosas fantasmales que aparecen en la penumbra o en la oscuridad...

    Hasta aquí hemos considerado fenómenos paranormales de diversa naturaleza que nos ofrecen bases seguras para fundamentar nuestro razonamiento y llegar a algunas conclusiones de importancia. Lo primero que observa una inteligencia perspicaz es que allí hay una fuerza psíquica presente que permite la producción de los fenómenos y un agente, o varios, vivientes o fantasmales, que actúan a favor de ella. La presencia de estos agentes parece causar lo que, en términos eléctricos, podríamos llamar diferencias de potencial, lo que permite que inmediatamente se pueda aprovechar la fuerza psíquica ambiental por alguna entidad invisible, ya que vemos en sus actuaciones, de manera resaltante, una voluntad, una intención, muy señalada y por lo tanto innegable. Y esta actuación es por lo menos a menudo una verdadera catálisis psíquica.

    Es de advertir que en todos los casos de esta índole, presenciados por los investigadores, todo lo que acabo de decir se encuentra debidamente comprobado por psicólogos, parasicólogos, científicos, funcionarios públicos, sacerdotes y en particular por sabios de primera categoría, de modo que los fenómenos paranormales se encuentran muy bien fundamentados y lo que ha faltado hasta ahora es una comprensión mejor del asunto para establecer leyes y principios que nos sirvan de Norte en la materia en investigaciones posteriores. Mas en necesario presentar un caso todavía, mucho más generalizado, para estar en condiciones de exponer, con probabilidades de acierto, tales principios o leyes.  

    Consideremos así el caso de Uri Geller, quien en nuestros tiempos ha presentado fenómenos de esta clase que, por tanto haberlo hecho ante numerosos públicos como por su carácter extraño y sorprendente, pueden clasificarse correctamente como espectaculares. 

    El doblamiento de llaves y de otros objetos metálicos mentalmente, así como la puesta en marcha de relojes oxidados y otros fenómenos paranormales análogos, no es lo que más importa en la vida de Uri Geller, sino las reflexiones a que ésta da lugar en presencia de tan sorprendentes realizaciones, y las cuales culminan, como lo hago yo por primera vez, en la constatación de la presencia de una fuerza psíquica en cualquier ambiente, y aún en todo el Universo, y ante la cual nosotros, actualmente, estamos tan a ciegas como nuestros antepasados ante la electricidad, antes de los fructíferos experimentos de Miguel Faraday.

    Consideramos todo esto desde un punto de vista netamente científico, y por lo tanto con exclusión de toda idea espiritista, religiosa o sectaria, en cualquier forma.

    Es notable el hecho de que sólo cuando Uri Geller se presenta y actúa se producen los fenómenos paranormales y entonces no solamente él, sino muchas otras personas, algunas muy alejadas en el planeta, pueden realizarlos también, aunque en menos cuantía. Esto nos revela consecuencialmente que Uri Geller obra sin duda como un catalizador psíquico, sin cuya presencia la fuerza presuntamente universal se encuentra dormida o en estado letárgico, como en el caso de la cocinilla eléctrica del cafetín a que he aludido, hasta que una condición necesaria se cumple y entonces la energía se presenta rápidamente o en forma dinámica; o sea que ésta, que hasta entonces se hallaba latente, se torna de improviso cinética» (artículo «La Creación Mental 4»; páginas 46-47 de la revista «Mundo Desconocido»; No 72; impresa en Junio de 1.982 en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO).   

    «Nos encontramos ahora en condiciones de establecer un principio o postulado y varios corolarios de estos fenómenos paranormales, por primera vez en el Mundo y con criterio científico. 

    Helos aquí:

    Principio o Postulado Fundamental:

    EXISTE UNA FUERZA PSÍQUICA SUPREMA DE INMENSO PODER EN CUALQUIER AMBIENTE Y PRÁCTICAMENTE EN TODO EL UNIVERSO.

    Corolarios:

    1º La fuerza psíquica ambiental puede ser encauzada, regulada y aprovechada.

    2º La fuerza psíquica suprema se encuentra en estado dinámico en todos los seres vivientes en toda la amplitud del Cosmos.

    3º La fuerza psíquica ambiental generalmente se presenta en estado potencial, pronta a tornarse en cinética cuando se le presentan condiciones favorables.

    El principio o postulado fundamental nos lleva directamente a una nueva concepción del Universo en toda su infinitud, considerándolo como una superentidad psíquica, de la cual los fenómenos físicos a que estamos acostumbrados no son sino su parte más basta o grosera. En este caso consideramos el Cosmos o el Universo como infinito, de conformidad con mi teoría cosmológica del Espacio-Substancia o de la Burbuja, en contraposición con el Espacio conceptuado como un Vacío, es decir, como una Nada, la cual no existe en la Naturaleza sino como simple idea negativa de la mente humana (Véase a este respecto la primera parte de mi libro «El Hombre ante el Universo»). Este principio nos ayuda a comprender también, ahora más claramente que antes, por qué la ciencia moderna va evolucionando rápidamente de concepciones netamente físicas a otras de caracteres cada vez más metafísicos, como desarrollo natural del saber bien estructurado.   

    El primer corolario nos pone en condiciones de intentar el aprovechamiento de la fuerza psíquica o mental presente prácticamente en todo el Universo; el segundo nos da la noción de la fuerza psíquica cinética en nosotros mismos, los seres vivientes del Universo todo; y el tercero, nos abre el camino para que pongamos a trabajar la fuerza psíquica ambiental en nuestro provecho...

    A la luz de una nueva concepción netamente científica, ajena por completo a prejuicios religiosos, místicos o sectarios en cualquier forma, creo con estas bases haber abierto a la Ciencia, modestamente, nuevos horizontes ilímites para la investigación» (artículo «Creación Mental 4»; páginas 48-49 de la revista «Mundo Desconocido»; No 72; impresa en Junio de 1.982 en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO).

    En este orden de ideas, un tercer científico también dedicado a estos estudios es el Neuropsicólogo mejicano, Doctor Jacobo Grinberg-Zylberbaum (1.946 – 1.994), quien lanzó a la palestra pública una noción sobre el Espacio, la cual bautizó como Teoría Sintérgica (la información está contenida en el texto «La Teoría Sintergérgica»; impresa la primera edición en 1991 por INPEC; hecha en Méjico). Él la describe en los subsiguientes términos: Nosotros, los seres humanos, concebimos al Espacio como una entidad sin estructura, vacío. Ello se debe a que nuestros cerebros y nuestros sentidos no pueden percibir directamente el poder energético del Espacio. No obstante, cada punto del Espacio acumula la información de todo el Cosmos. Verbigracia, en ese punto que es el lente de un telescopio potente, podemos recolectar la información de una región sideral con una cantidad vasta en soles. Esto indicaría que el Espacio posee una estructura capaz de soportar esta “mole de data” o “tonelaje de bytes”. A la referida estructura espacial la Mecánica Cuántica la ha denominado «Lattice». Salta a la vista que la Lattice gozaría de evidentes propiedades psíquicas.        

    Prosiguiendo con la presente exposición, la cuarta personalidad nombrada es el Físico-Químico argentino, Doctor José Álvarez López (1.914 – 2.007), autor del libro «Las Profecías del Apocalipsis» (impreso en Abril de 1.992 por IMPRESIONES AVELLANEDA, S.A; Editorial Kier, S.A; hecho en Buenos Aires, Argentina). En la página 8 del mentado texto asegura haber comprobado –fundamentándose en una base experimental físico-matemática– la presencia efectiva de una Psique formadora de la totalidad de las partículas atómicas del Cosmos.

    Otro experto en estos asuntos es el Ingeniero Eléctrico, Inventor  e Investigador Astrofísico Luis R. Cabareda Fermín (1.945 – 2.020), de Venezuela. Ha hablado sobre la omnipresencia del Pensamiento en todo el Cosmos (de este modo se lee en su documento «Principios Axiomáticos», sección «Principio Axiomático Original Esencial de Relatividad Universal»), siendo éste último –El Universus vívido– lo entendido como Dios (así lo expresó en el documento «El Movimiento del Universo. ¿Principio y Fin?»). Para Cabareda, el Universo está conformado por El Partonatón o Partícula-n, suerte de partícula ubicua, cuya naturaleza también tiene el aspecto espiritual (mental). La teoría del Profesor Cabareda está desarrollada en su volumen escrito intitulado «El Partonatón o Partícula-n ¡Más Rápido que la Luz! La Transmisión Instantánea de Información. Teoría de todo el Universo o de la Gran Unificación. Las Entidades o Variables Ocultas del Universo» (2.011).

 

    La próxima fuente a comentar es la del Astrofísico Franco Vazza –de la Universidad de Bolonia– y el Neurocirujano Alberto Feletti –de la Universidad de Verona–, obviamente, ambos italianos. El par de científicos elaboraron el informe investigativo publicado (el 16 de Noviembre del 2.020) presentado en formato artículo, cuyo título es «La Comparación Cuantitativa entre la Red Neuronal y la Red Cósmica». Apareció en la revista científica «Fronteras en la Física». Pasemos revista, a continuación, a sus descubrimientos concernientes al paralelismo Universo-cerebro humano: Se contabilizan unas 70.000 millones de neuronas del cerebro humano vs las 100.000 millones de galaxias estimadas. El 30 % de la masa cerebral está constituida de neuronas. De igual manera, el 30 % de la masa cósmica está formada de galaxias. Pero, escudriñemos su trabajo:

    Mediante el empleo del telescopio y el microscopio ha sido posible detectar una morfología parecida entre la red galáctica y la red neuronal. Tanto las galaxias como las neuronas se aglutinan en filamentos (en lo respectivo a las galaxias, éstas están conformadas en los denominados filamentos galácticos o muros galácticos; las neuronas se reúnen en los designados como neurofilamentos).

    El flujo de energía e información en cada una de las redes no supera el 25 % del contenido de la relación de la masa entre la energía de su respectiva red.

    Para el cerebro del hombre, aproximadamente, un 75 % de la distribución masa/energía se encuentra constituida por un material que juega un rol pasivo: El agua (específicamente, el cerebro se encuentra compuesto hasta de un 78 % de agua). En cuanto al Universus, también está conformado por un parámetro pasivo (la energía oscura) en un valor cercano al 75 % (el número exacto es de un 73 %.de energía oscura).     

    Finalmente, estudiaron la capacidad de memoria del par de redes, esto es, la medición y el monitoreo del flujo de data dentro de ellas. Incluso, en este apartado, también existen semejanzas. El cerebro soporta 2,5 Petabytes. En contraposición, la red cósmica almacena  unos nada desdeñables 4,3 Petabytes.       

     Si nos atenemos a estos resultados, se hace más que evidente apreciar al Universo como un tipo de cerebro (por tanto, debería disfrutar de alguna clase de mentalidad), aunque uno sumamente inverosímil...

     Para interpretar correctamente las visiones (de los investigadores) esbozadas en nuestro trabajo y lo que próximamente se planteará en las siguientes páginas, se hace necesario suministrar el concepto del Universo. Y lo haremos apenas con un vocablo: El Universo es Espacio.

    Empero, facilitemos la definición: El Espacio contiene todo. O sea, todo es Espacio: Partículas, materia, energía, luz, sonidos, calor, electricidad, radiaciones, rayos cósmicos, fuerzas, movimientos, inteligencia, magnetismo, tiempo y vida, entre muchos otros. En fin, el Espacio es... Todo. Así, el Espacio es el Cosmos (la Totalidad).

    El Espacio es el Individuo –entidad unitaria por naturaleza–, vale decir, indivisible: Su verdadera identidad es «El 1». Por lo tanto, no se puede pretender “dividir al tiempo del Espacio”, intentar en vano “separar al Espacio de la materia” o concebir al “Espacio como algo distinto de la energía”. Tal como afirmamos en el previo párrafo: En última instancia, todas las cosas son Espacio. Ello nos conduce a la concepción filosófica del monismo, exponente de la existencia de solamente una sustancia en el Universo, de la cual se deriva todo. El resto de las manifestaciones de la susodicha sustancia no serían más que singularidades de ésta. Precisamente, para el Cosmólogo Francisco Aniceto Lugo, los gigantescos cuerpos astrales (caso de las estrellas) no son más que insignificantes aspectos, intumescencias o accidentes del sensacional Espacio. Al respecto, un ejercicio imaginativo nos permitirá comprender la situación. Supongamos un océano interminable de agua líquida. Ese representaría al Espacio, la sustancia única. Ahora, visualicemos a ciertas regiones del agua congelándose: Esas serían la materia. De esta manera, por ejemplo, uno de nuestros icebergs haría el papel de un astro.    

    Asimilada la verdadera naturaleza del Cosmos, podemos en este punto de la disertación pasar a abordar la cuestión del Espíritu Universal.

    A escala microscópica y a escala estelar se ha constatado la existencia de un ánima ordenador, un intelecto ubicuo, quien no es más que Espacio omnipresente. Es importante acotar que tanto esta Mente como el Espacio son intangibles, convirtiéndolos de facto en entes indiferenciados: No es posible afirmar tajantemente que la Lógica está aquí y el Spatium allá, disgregados el uno del otro. Ello nos lleva a pensar en ambos como componentes mezclados, revueltos, amalgamados, fundidos, reunidos, diluidos, enredados, fusionados; superpuesto el uno al otro (¿y así cómo distinguirlos?).

    El maridaje esbozado en la anterior línea consiste en la dificultad –imposibilidad diríamos nosotros– de fraccionar a la Razón del Vacío Cuántico, tópico también apreciado en la lectura de los escritos del Astrónomo y Filósofo Francisco Aniceto Lugo. En la página 33 del libro «El Hombre ante El Universo. Un Mensaje de Progreso para la Humanidad» (impreso en 7 de Abril de 1.960 por talleres Artes Auxiliares del Libro; Editorial Exclusivas Ferma; hecho en Barcelona, España) le adjudica al Espacio el rol de fuente matriz del Cosmos (el inicio de cualquier expresión física o corpórea, pues). En tanto que en la página 53 de la citada pieza literaria transcribe la cuestión según la cual para los Filósofos del Idealismo la Imaginación es la primera causa. De nuevo, surge el coco: ¿Cómo pueden la Imaginación y el Espacio ser divergentes entre sí cuando los dos son el origen?    

    Pero retornando al temilla de la omnipresencia intelectiva, examinemos el mundillo aledaño a lo nanométrico y el nivel sideral: Cuando un tejido biológico se somete al escrutinio con la asistencia de un microscopio, encontraremos como el Espacio adquiere la silueta de la célula. El contorno de una célula es simétrico, revela organización, como si una voluntad caprichosa le hubiese efectuado ese proceso formativo. Igualmente, a escala extra-galáctica sucede el mismo evento... Verbigracia, se forma literalmente un cuerpo en forma de alambre o cabello humano largo, constituido por decenas de miles de galaxias: El Filamento Galáctico. Evidentemente, hay una brecha separativa entre galaxia y galaxia, lo cual verifica la ubicuidad de una Mente, así como también, la existencia de esta Mente, valga la redundancia. Además, la omnipresencia mental se encuentra ratificada por el hecho de acuerdo al cual los objetos no están fijos en un lugar en particular, ya que el dizque “Vacío” desplaza los cuerpos celestiales tales como estrellas y galaxias (¿por qué el Spatium privilegiaría un sitio en específico?), movimiento del Espacio también demostrado por la Ciencia (la Astronomía).

    Ante esta innegable realidad, nos queda formular las consecuentes igualdades:

El  Ser = Conciencia Ubicua = Conciencia Espacial = Conciencia Cósmica = Espacio

El Espacio Ubicuo = El Ser Universal = El Alma Absoluto = El Cosmos = Todo

    En este sentido, el mal llamado “Vacío” crea, ordena y mantiene estructuras complejas –cuyas formas exhiben simetría, para más señas– como lo son las galaxias. De manera semejante, el Espacio genera vida en su faceta biológica. Ello evidencia que es inteligente. No obstante, ¿de dónde proviene esta deducción sobre el matiz mental del Espacio Mega-galáctico?

 

Figura 1.

 

    Esta es la solución: El Espacio posee cualidades psíquicas como, por ejemplo, el agrupamiento o apelotonamiento y la planificación, binomio que a continuación detallaremos:

Agrupamiento/Amontonamiento/Aglomeración/Aglutinamiento. Este hecho natural se cristaliza en cualquier tamaño que escojamos: Los electrones se juntan en torno al núcleo protónico para formar un átomo; las moléculas se reúnen para darle forma a un cuerpo como una roca; las estrellas se unen en torno a su núcleo para crear una galaxia. Y más allá... Inclusive, se crean objetos (la piña, el girasol, la concha del caracol y el cuerpo humano) cuya geometría tiene incorporada a Fi (1,62), un número asociado con la vida. Justamente, el testimonio escrito de la revista «Quanta» relata cómo los Físicos John Learned y William Ditto descubrieron el número áureo en la razón entre un par de frecuencias de los pulsos de iluminación del sol KIC 5520878. En realidad, muchísimas estrellas presentan esta relación entre sus dos frecuencias de ciclos lumínicos. Del mismo modo, contamos con galaxias espirales cuya apariencia se guía por el número Fi.        

    ¿Bastan el mero cuarteto de fuerzas fundamentales pregonados por la Ciencia para dar respuesta a la aparición de estas estampas intelectivas? ¿Cómo se unen las piezas del rompecabezas de la materia? Estos patrones inteligentes en nada son gobernados por el azar... Definitivamente, hay una volición que impone a un objeto una determinada figura o forma intencionada.... Aunque sea intocable, no la notemos. Vinculado a este ángulo del tema, el Profesor Lugo, en las páginas 131-132 del tratado arriba citado, asienta que cuando la Física es insuficiente o se ve desbordada para dilucidar un proceso natural, se deberá admitir la posibilidad del proceder del Nóumeno.  

Planificación. «En toda la Naturaleza, el Cosmos o el Universo se destaca una planificación total, que afecta a todos los fenómenos, que rige todo lo existente, pequeño o grande, dentro de una admirable unidad en que todos los seres y las cosas están íntimamente asociados, aunque aparentemente nos den la impresión de que se hallan separados. Esto es o forma una corriente de gran jerarquía, que domina todo el Mundo, todo cuanto existe y que se advierte fácilmente en cualquier fenómeno, o serie de fenómenos, y su presencia es de tal significación, que se necesita estar ciego para no advertirla.

    Esta dirección suprema que observamos en todo el Universo, día a día, minuto a minuto, bien podría llamarse con toda propiedad la Providencia Cósmica, porque en realidad es ella la que provee todo, dentro de la gran Planificación Universal, estricta e irresistible.

    Creo necesario advertir que bajo la denominación de Providencia Cósmica no incluyo ninguna idea religiosa. La denominación la considero muy acertada por cuanto es ella la que provee todo en el desarrollo incesante del Universo.

    Es dentro de esta Planificación Cósmica donde la Conciencia Universal, ejerce su imperio, recibiendo de aquella planificación, inspiración y poderío. En este sentido, y ya en términos filosóficos, podría considerarse a la Planificación Universal como el régimen impuesto por la Esencia Increada, al manifestarse en la concatenación de la fenomenología.

...Más podemos observar que todo el Universo está planificado: Los astros en sus órbitas, las plantas y los animales en su vida pujante y en general en todos los fenómenos de la Naturaleza, ya se los considere por separado, ora en serie» (artículo «La Creación Mental 1»; página 20 de la revista «Mundo Desconocido»; No 69; impresa en Marzo de 1.982 en España; editada por MUNDO DESCONOCIDO).

    Con estas definiciones facilitadas, es posible explicar cómo se realiza un análisis del comportamiento del Cosmos. Para cualquier estudio que se dé de un objeto, proceso o fenómeno es indispensable considerar que no hay nada fuera del Universo. No se puede estudiar nada fuera del Cosmos. En fin, todo ocurre dentro de Él... «Rodea a todo pero nada ni nadie lo rodea a Él. Sencillamente, es El Irrodeable».  

    En el Espacio o Universo hay orden, organización; belleza; armonía; planificación, previsión; agrupación, apelotonamiento; simetría; asociación; causalidad; predicción; determinismo; provisión; cuantificación («la totalidad de los cabellos de ustedes están contados»); geometrización; movimiento; cambio, mutabilidad; ritmo; energía; vida (signos inequívocos de psiquismo o de la presencia de una inteligencia intrínseca). También existen leyes lógicas (como las leyes físico-químicas, las cuales pareciera como si alguien las hubiera fijado a su total arbitrio). Como no existe nada externo o afuera del Cosmos, luego, el responsable es el propio Cosmos (quien realmente ejecuta, por ejemplo, las funciones psíquicas de organización y cuantificación). Se verifica, así, el psiquismo del Universus, valga la repitancia.   

    Reiteramos: Es imposible establecer la existencia de algo exterior al Universo (La propia Existencia). Significaría que toda aparición sería Él... Por consiguiente, como el Espacio genera actividad psíquica, debe ser psíquico; en definitiva: Como sólo existe Espacio, Él es el autor de cuanta cosa ocurre; si hay inteligencia en el Espacio, por ende, éste es inteligente... En resumen, ¿de dónde procede la inteligencia? Del Cosmos, del Espacio. Y si el Espacio produce inteligencia debe ser inteligente, pues ¿cómo lo que origina inteligencia es menos inteligente? Mejor Aún: Es la Inteligencia.  

 

Figura 2.

 

    En este sentido, la actuación psíquica y la ondulación constante (por un período eviterno) del Espacio –probada mediante el Efecto de Casimir-Polder– conlleva a la ¡creación desde átomos hasta murallas galácticas!, lo cual nos demuestra su genialidad inagotable, su performance perfecto. Aunque si el Espacio –la Naturaleza– posee información infinita (∞), tal como asoma Grinberg-Zylberbaum, entonces, es plausible su innata capacidad para la creación de astros.

     Para culminar con el artículo, propondremos que el mentalismo espacial  proyectaría las 4i: Inexplicables irradiaciones de índole intelectiva. Serían algo similar a una especie de fluctuación psíquica capaz de crear las partículas virtuales (la existencia de estas partículas, que bien podrían calificárseles de “fantasmales”, se ha comprobado merced al Efecto de Casimir-Polder: Se coloca un par de placas metálicas situadas paralelamente muy cerca una de otra. Las placas tenderán a juntarse gracias a la presión ejercida por la presencia de estas espectrales partículas) y de formar las partículas subatómicas constitutivas de la masa de un objeto. Además, en general, estas irradiaciones condicionarían el comportamiento de la materia y conectarían entre sí todos los fenómenos ocurridos en el Cosmos. Podrían enviar información de un punto a otro del Universo sin importar la distancia. Podrían también mantener las formas de vida, contribuyendo a su evolución y serían las responsables de apiñar a las partículas entre sí. Estas vibraciones “inyectarían” psiquis a cualquier cosa y sustentarían todo... Paralelamente, estas «olas mentales» dotarían de energía fundamental al Universo físico. Serían invisibles, muy sutiles, poco densas; de alcance infinito y de una rapidez hiper-lumínica.