Astronaves Extraterrestres de Grandes Dimensiones
Anteriormente habíamos hablado del vehículo extraterrestre perforador de túneles y dejamos para esta oportunidad hablar de otros vehículos, esta vez espaciales que utilizan los seres del espacio exterior desde tiempos inmemoriales, mucho antes que la Tierra se incorporara como planeta dentro del sistema solar. Me limitaré ahora a decir algo de las naves extraterrestres espaciales de grandes dimensiones, que se miran por lo general en nuestra atmósfera en forma de nubes.
Estas máquinas voladoras enormes se observan así porque expiden gases que las rodean y disimulan su verdadera estructura, probablemente sin que se lo propongan sus ocupantes.
UD. PUEDE OBSERVARLAS
Ud., puede observar fácilmente estas nubes–naves, si dirige la vista al cielo y se fija en las nubes que aproximadamente a una misma altura se encuentran moviéndose al flujo del viento. Observará Ud., que a una misma altura las nubes se mueven en la dirección del viento que sopla allí. Ahora bien, si Ud. observa que una o más nubes se desplazan en una misma dirección que es la que el viento lleva Ud., no podrá darse cuenta de si hay entre ellas alguna nave extraterrestre gigantesca que las acompaña. Más, si al contrario, Ud. se da cuenta, en forma precisa y clara, de que una o más nubes se desplazan en dirección contraria a como lo hacen las demás, Ud. puede tener la seguridad de que se trata de naves extraterrestres de grandes dimensiones, o de naves madres o naves nodrizas como también se les llama según la terminología ovnilógica aceptada.
EN EL ANTIGUO ISRAEL
En el Antiguo Israel estas nubes–naves desempeñaron un papel importantísimo. Como nos lo relata la Historia, Israel era “el pueblo escogido”, seleccionado como tal por los dioses que los protegían y que, según todas las probabilidades, los siguen protegiendo hasta hoy. Estos dioses no eran sino extraterrestres de alguna categoría, entre los cuales se contaba Moisés, que llevó a los israelitas a la Tierra de Promisión.
En nuestros días, estas nubes–naves continúan observándose en nuestra atmósfera, y algunas veces se aposentan en el suelo, es decir, en la superficie terrestre. Y con toda seguridad puedo decir, porque hay testimonio cierto de ello, que han efectuado secuestros, lo que demuestra, una vez más, que los seres extraterrestres no todos son buenos.
Tenemos, por supuesto, la seguridad de que hay muchas clases de extraterrestres que son beneficientes para con nosotros o que simpatizan con la Humanidad. En la Antehistoria nos da cuenta de que, durante las cuatro series de civilizaciones que hemos tenido, numerosos extraterrestres nos han protegido, nos han guiado, y en ocasiones se han mezclado étnicamente con nosotros.
Hablando claro, y por qué hay mixtura y a veces descendencia directa entre nosotros y ciertos extraterrestres, ellos nos han mirado realmente como parientes suyos, y por ello nos han protegido y guiado hasta donde les ha sido posible. No hay ninguna fantasía en esto. Se trata de hechos reales, comprobables, por cuanto se den a la tarea de investigar seriamente estos fenómenos.
BIEN OBSERVADA.
En nuestros días estas nubes–naves han sido bien observadas.
Recientemente, en España, un avión nuestro le dio la vuelta por todos lados a una de estas naves gigantescas que se encontraba en la atmósfera.
En Venezuela, en los anales que tenemos de los platillos voladores, se registra el caso de una de estas naves que se posó en el llano. No era tan enorme como la observada últimamente en España a que me refiero. No obstante, tenía unos cuantos pisos.
Un lugareño que la observó aterrizar pensó que se trataba de un super avión de los EE.UU (Estados Unidos), y se dirigió sin temor alguno a la máquina voladora. Se encontró entonces con que eran unos hombres extraños los que formaban su tripulación. Ellos lo invitaron a dar un paseo a su planeta de origen y él aceptó, trayéndolo de regreso los extraterrestres a las pocas semanas. Desafortunadamente, el hombre no tenía mucha cultura y los reporteros que lo interrogaron a su regreso no tenían tampoco mucha experiencia en su profesión, por lo que solamente tenemos de este caso una información muy pobre.
NUBES SECUESTRADORAS
Hay constancia de que algunas veces estas nubes efectúan secuestros de varias personas simultáneamente.
Hay un caso célebre, con testigos de ello, en que a la terminación de la última guerra mundial fue secuestrado por una de estas naves un pequeño destacamento armado del ejército turco.
La nube bajó y se posó encima del destacamento, luego, se levantó y no quedó en el sitio ninguno de los que ella había cubierto con su estructura: Se los llevó a todos, probablemente succionándolos desde adentro.
PROBABLEMENTE TAMBIEN EN VENEZUELA
Parece que hubo un caso también en Venezuela. Para poderlo valorar es necesario que dé algunos antecedentes indispensables al lector.
En un centro cultural de nuestra metrópoli, yo tomaba parte ocasionalmente en sus actividades y tenía muchos opositores, cuando hablaba de platillos voladores. Y entre los que más enérgicamente impugnaban mis declaraciones al respecto se encontraban el propio director del Centro y un psiquiatra que asistía con frecuencia a las sesiones.
Pasaron algunos años, y en forma sorpresiva el director del Centro, que era a pesar de todo excelente amigo mío, me visitó un día de improviso, manifestándome que el psiquiatra aludido quería hablar conmigo para darme cuenta de un secuestro que una de estas naves gigantescas había hecho en el Ávila, durante el gobierno de Pérez Jiménez.
Aquello fue una gran sorpresa para mí, porque veía que el psiquiatra, al parecer ante la evidencia de este hecho, había cambiado de opinión aceptando la existencia de los platillos voladores y lo mismo puedo decir de mi amigo el director. El caso es como sigue: Unos jóvenes excursionistas se encontraban a buena altura en el Ávila, viendo el cielo, observando que una nube se aproximaba a ellos, a lo que no le dieron importancia, porque es normal que las nubes cubran la montaña.
En eso, uno de los jóvenes tuvo necesidad de librarse de un pequeño apremio fisiológico y entró para ello al monte.
Cuando regresó, se encontró con que sus compañeros eran atraídos hacia el interior de la nube–nave, levantándose luego ésta y emprendiendo vuelo hacia las inmensidades del espacio.
Pregunté por qué no se le dio publicidad a este caso, y se me dijo que el gobierno había prohibido terminantemente que se enterase de ello a la población. Y lo creo porque cuando ocurrió el caso de San Carlos del Zulia, en que un hombre fue desgarrado por las manos-Zarpas de un extraterrestre, teniendo que ser hospitalizado, yo interrogué al segundo jefe de la Seguridad Nacional, acerca de la veracidad de este caso, respondiéndome que efectivamente los testigos habían presenciado un fenómeno real.
Y entonces yo le pregunté al funcionario por qué no dejaba que se publicase el caso.
–«Porque no conviene»– fue la tajante respuesta.
COMENTARIOS
Y esta conducta de los Gobiernos no es solamente de las dictaduras. Lo es también de las democracias, siempre que se trata de un caso que ha de llamar vivamente la atención del público, poniéndolo a pensar.
Esperemos que esta conducta cambie favorablemente lo más pronto posible, en todos los países civilizados del Mundo.
Escrito por Francisco Aniceto Lugo y publicado por la revista venezolana Cábala (número 48), el 26 de Febrero de 1.981, en las páginas 60 a 61 de la Sección Tribuna Extraterrestre.